Capítulo veinticinco:

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Levanté la vista, secando las lágrimas que corrían tontamente por mi rostro. No sabía ni como demonios llegar donde estaba Jason. El GPS de mi hermano estaba puesto en el vidrio del auto, por un segundo lo dudé, por un segundo dudé ir hacia donde estaba Jason pero simplemente en la casa no podría estar, ingrese torpemente la dirección y comencé a conducir adentrándome en aquella cortina de lluvia que caía fuertemente sobre la ciudad. Mi teléfono comenzó a sonar repentinamente, haciendo que la poca calma que había logrado conciliar se rompiera en mil pedazos. Atendí con miedo a lo que podía pasar.

//En la llamada//

-¿Dónde estas? –preguntó aquella voz que había escuchado esta tarde, miré el reloj que traía en la muñeca eran casi la una de la madrugada. Estaba llegando demasiado tarde.

-Estoy llegando –le contesté tratando de que mi voz no sonara quebrada a causa del llanto pero aún así había sido un tonto intento. Intentaba esconder algo que era demasiado notorio.

-¿Te sucede algo Catherine? –su voz sonó a preocupación, pero en estos momentos no necesitaba ilusiones falsas, porque había tenido que afrontarme a una cruda realidad. Mis mentiras habían comenzado a dañar a la gente que realmente quería. Aunque fuesen unas mentiras pequeñas que escondían algo más grande de lo que parecía.

-No Jason –contesté fingiendo que todo estaba bien, tratando de aunque sea morderme la lengua para que él no se diera cuenta de que en esos momentos me encontraba destrozada.

-Sé que algo te sucede, ¿Estas sola? –la impaciencia se escuchó en su voz, al parecer estaba sospechando. Como siempre mis intentos no habían servido de nada.

-Si, aquí no hay nadie –contesté rápidamente, notando que mi voz se había recuperado un poco- Estoy conduciendo ahora, cuando esté por llegar te llamo ¿Vale?

-Emm –dudo unos segundos, pero finalmente se dejó escuchar un chasquido supuse que terminaría, por primera vez, cediendo- vale.

-Adiós.

//Fin de la llamada//

La noche le hacía compañía a mi melancolía. La lluvia caía fuertemente contra el parabrisas y era arrastrada por el limpia vidrios. Por primera vez en las transitadas calles no había nadie, al parecer la tormenta los había espantado a todos. Otra vez aquélla sensación de vacío volvió a mi, me sentía mal por haberlos lastimado, me sentía mal por no poder decirles con quién me iba a encontrar, pero sobre todo me sentía que era una mier*da, por haberle dado esperanzas a Toby un chico tan tierno cuando sabía que realmente no podría amar a nadie, porque estaba condenada a querer a lo imposible. Justin también me dolía, porque por más que él también fuera parte de este juego, sabia que él me quería y también lo había lastimado, esta vez no era una de esas simples peleas que luego de unos días quedaban en la nada, esta vez ellos no creían en mi.

Un barrio de mala muerte había sido el lugar donde me había conducido el GPS, fui mirando las calles verificando con cierta dificultad gracias a la lluvia, la dirección, era verdad allí era el lugar donde Jason me había citado, y parado allí estaba él. Estaba parado sobre el marco de la puerta de una casa, con la mirada perdida en la lluvia, llevaba puesto unos jeans desgastados, una remera negra y lo que yo supuse eran unas Supras. Salió del shock al ver el auto, pero había sido tarde, ya que yo ya me encontraba corriendo en su dirección. Me aferre a su cuello sin importarme la lluvia, sin importarme si me mojaba ni nada de eso, solamente lo abracé tomándolo desprevenido. Él había correspondido tiempo después a aquel abrazo confundido por mi reacción.

-¿Qué es lo que ha pasado? –preguntó Jason separándonos un poco para verme a los ojos, sus ojos miel se encontraron con los míos y simplemente la amargura volvió a mi- ¿Por qué estas así?

-Soy una mier*da –logré decir antes de volver a aferrarme a su cuello buscando protección en sus brazos. Parecía una niña pequeña que sabía que había roto algo y creía que llorando escaparía de los problemas,  pero esta vez no era una situación tan simple como esa.

-¿¡Que demonios ha sucedido!? –Preguntó exasperado- ¿¡Que demonios te ha hecho ese bastardo!?

Simplemente no le respondí solamente me aferre más a él buscando contención, sabía que la culpable de todo esto era yo y solamente yo. La realidad era algo pesado y esta vez lo estaba comprobando en carne propia, había lastimado a Toby y a Justin pero era muy cobarde como para asumir la culpa y decir la verdad, aunque el peso de aquella verdad recayera sobre mis hombros. Estuvimos varios minutos así bajo la lluvia abrazados, sin que ninguno de los dos dijera nada o si quiera se moviera. Por primera vez Jason solamente había guardado silencio y había respetado lo que yo quería solamente quería detener el tiempo en ese momento, me quería quedar atrapada en ese corto de tiempo, donde en sus brazos me sentía completamente a salvo. Nos separamos unos instantes lentamente, para vernos a los ojos, él parecía confundido no entendía que era lo que estaba pasando pero al parecer comprendía que yo no estaba bien del todo, aunque jamás lo había estado. Pasó su mano por mi mejilla haciéndome notar la poca distancia que nos separaba, ambos nos encontrábamos empapados pero realmente eso no importaba demasiado. Se acercó lentamente a mí tratando de besar mis labios, acortando aquella poca distancia que nos impedía estar juntos, primero fue un roce que moría por ser una fricción que nos uniera a ambos en un beso pero algo nos obligo a separarnos. Como siempre he de decir, los buenos momentos duran poco, muy poco.

Una luz se vio a lo lejos, el rechinido de las ruedas de un auto se dejaron oír. Aquél auto era inconfundible para mi, pero la persona que se bajo de aquel auto, los dos lo conocíamos.

Gemelos explosivos♡. {Cancelada}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora