Alan llegó al aeropuerto con las manos vacías, metidas en los bolsillos, presumiblemente ebrio. Acababa de tener una discusión con su arrendador, y no tenía donde pasar la noche. Si no hubiera sido despedido por coquetear con el hijo del dueño de ese horrible restaurante, puede que no estaría en esa situación, pero lo hecho estaba hecho.
─No, no me importa lo que digas, no pienso cancelar mi vuelo─ Y mientras un sujeto no mucho mayor que él gritaba a través del móvil, por error todo su papeleo importante cayó al suelo─. ¡Mierda!
Alan se acercó, junto con otras dos personas, a darle una mano al desamparado tipo, que apenas agradeció la ayuda brindada por los demás con un gesto con la cabeza, mientras seguía discutiendo asuntos por teléfono. Alan alzó el pasaporte, tocando el hombro del tipo para entregárselo, pero le dio la espalda, debía estar demasiado ocupado, tanto como para no notar que sin su pasaporte no podría viajar.
Sin pasaporte, ni boleto, pues el mismo estaba dentro del pasaporte.
Él se encogió de hombros, dándose la vuelta y mirando la hora en el boleto, ya casi era momento de abordar, y el sujeto se alejaba cargando un portafolio, así que Alan se encaminó tranquilamente hasta la plataforma asignada, colocándose unos lentes de sol para que no se notasen tanto las bolsas en sus ojos.
Si no podía conseguir dormir en un hotel, dormiría en un avión.
Esta historia es 100 por ciento ficción, por lo que muchas de las acciones del protagonista podrían no funcionar en la vida real, no intenten nada de esto si quieren estafar a alguien porque van a ser la burla.
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Fugado.
TienerfictieComenzar una vida desde cero siempre es complicado, aunque con las capacidades correctas, cualquier mentira blanca puede llevarte al éxito indiscutido, o a un fracaso estrepitoso. Alan Krauser tiene la mala suerte de ser demasiado hábil con las me...