El camino se hacía cada vez más intricado, hacían horas desde que abandonaron Blair junto a los mercaderes. El vaivén del carruaje la adormecía pero volvía a despertar cada vez que chocaban con una piedra. Iba sola, Lukas se encontraba hablando con el jefe de la escolta. A través de la ventana observaba los árboles pasar y las puntas de las lanzas de los hombres que marchaban junto a ellos, escoltandolos.
-Hmm...- Suspiró. Se encontraba cansada y algo atormentada por todo lo ocurrido. Se miró las manos, el anillo había sido un gran detalle por parte de Lukas, nunca le habían regalado algo tan hermoso desde que su madre le obsequió aquel viejo vestido que se encontraba roto y lleno de manchas de sangre y cenizas.
Una mano se asoma por la ventana saludandola.
-¿Puedo entrar señorita?- Dijo el hombre del otro lado.
-Sí, pase.- Dijo ella empujando la puerta.
Era Samus que como de costumbre vestía con preciosas telas y joyas denotando su característico bigote.
-Espero que el viaje sea de su gusto, no es fácil todo lo que han tenido que pasar el chico y tú. ¿Son pareja?- Preguntó mientras sonreía de manera picarona.
-¡No, jajaja, como crees!- Exclamó Susan sonrojada dejando entrever una mentira piadosa.
-En cualquier caso me alegra haberlos salvado, nadie sabe lo que pudiera haberles pasado, estos lares son peligrosos.
-¿Queda poco para lleg...- De repente el carruaje se detiene.Samus asoma la cabez por la ventanilla
-¿Qué sucedió?- Pregunta
-Hay troncos tirados en medio del camino señor. Esto me da mala espina.- Exclamó Robert aguantando el mango de su espada.Una flecha aparece de la nada impactando al cochero en el cuello haciendo que muera ahogado con su propia sangre.
-¡No salgan de los carruajes!. Soldados, a sus puestos.- Exclamó Robert mientras sacaba un escudo de la parte trasera del coche.
Varias flechas llovieron sobre ellos, impactando en los escudos y ocasionando la muerte de varios caballos. Algunos salieron al galope asustados, estrellándose contra árboles. Luego un ejército de bandidos apareció. Eran unos veinte, armados con hachas, escudos y arcos.
-Les sugiero que se marchen si no quieren morir aquí.- Exclamó Robert, llamando a formación a los demás soldados. De los doce mercenarios solo quedaban unos nueve contando al párroco que se dispuso a ayudarlos.
-Dejadme quedarme, puedo ayudarlos.- Exclamó Lukas.Un feroz combate se desató entre ambos bandos. La sangre salpicaba y mojaba el suelo. Miembros y extremidades volaban.
Lograron aguantar varias rondas de ataques, pero eran superados en números.
Fueron acorralados, Susan y Samus son obligados a bajar del coche. Los bandidos registraron y saquearon sus pertenencias. Samus suplicaba que los dejaran marchar. El que parecía ser el jefe de los bandidos dio la orden de ejecutarlos. Pero cuando todo parecía perdido, algo despertó dentro de Susan.
Su anillo comenzó a brillar, sintió una energía recorriendo todo su brazo, inconscientemente apunto hacia los bandidos con el canto de la mano y como si de una espada se tratara, corto el aire en una tajada imaginaria que los cortó a la mitad, al segundo, la sangre brotaba en ríos mientras los cuerpos de los bandidos caían partidos en dos por la cintura. Sus cuerpos yacían inertes, las tripas estaban desparramadas por todo el suelo.
Susan cae inconsciente como si hubiera empleado todas sus energías en ese ataque. Lukas corre a socorrerla y la mete dentro del coche para que pudiera descansar.
Los demás estaban impactados, nunca habían visto algo así, era como si una espada invisible los hubieran cortado en dos.
-¡Qué ha sido eso!- Exclamó Robert mirando a Lukas.
-Eso ha sido un milagro.- Dijo Lukas lanzando una mirada al cielo.
Con trabajo lograron despejar el camino y seguir avanzando hacia el destino que les esperaba, mientras la elegida, descansaba profundamente.
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Apocalipsis: Guerra
FantasySAGA EN DESARROLLO Harran, un continente tan antiguo como el mundo mismo, el cual estaba poblado por una raza semejante a la humana, llamados Haerir. Los Haerir disponían de una serie de dotes mágicos y conocían los secretos de los dioses antiguos...