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Ochako estaba un poco molesta.

No estaba enojada, ni furiosa, estaba molesta.

Ya estaban saliendo hace ocho meses, su familia ya se había enterado de la relación que ella tenía, realmente fue por un desliz al hablar por teléfono con su madre, ella se puso contenta y en menos de 24 hs ya toda su familia la había felicitado, bueno casi toda, su padre la había llamado llorando y montando drama para después amenazar con matarlos si la lastimaban, al menos los aprobó.

Volviendo al punto, su familia sabía de su relación, pero las familias de sus novios no.

Katsuki había dicho que a él no le importaba eso y que sus padres iban a estar bien con lo que sea, Eijiro le dijo que aún no les decía ya que la mitad de su familia era cristiana y apenas aprobaban su relación con el cenizo en un inicio. Lo cuál en su momento había aceptado, pero ahora, que ellos dos salieran y vayan a sus casas e interactúen con la familia del otro, la molestaba. Y lo hacía porque sabía que sus familias no tenían ni idea de su existencia, y si la conocían interpretaban que ella era "una amiga", hasta una vez contesto el celular de Eijiro porque él se lo dijo y una de sus hermanas le pregunto si era su amiga Ashido.

La castaña mientras refunfuñaba por lo bajo fue hasta una cafetería, hacía tiempo la había encontrado, era un lugar muy cálido, acogedor, tranquilo y barato , había conocido a los dueños, los cuales resultaron ser una pareja mayor muy linda y siempre que podía iba a visitar la tienda.

Llegó y se pidió solamente un café negro, se lo entregaron rápido y fue a sentarse a una de las mesas, debía terminar un plano para mandárselos a sus padres y en los dormitorios no se concentraba.

Luego de quince minutos los dueños la fueron a ver y estuvo charlando un rato con ellos, le invitaron una rebanada de torta y le intentaron dar ideas para aquel proyecto, lo cuál ella les agradeció.

No sabía cuánto había pasado, pero el lugar se terminó por llenar y dos hombres de trajes se aclararon la garganta en la punta de su mesa, inmediatamente la chica los miro.

– Disculpe señorita, ¿le molesta si nos sentamos?

Uraraka negó mientras recogía un poco sus cosas, suerte que la mesa era lo suficientemente grande para todos.

– No, por favor siéntese.

Los hombres asintieron y se sentaron.

Ochako les dió una mirada rápida, uno tenía el cabello castaño, parecido al de Katsuki, usaba lentes y tenía una ligera barba, el otro tenía el cabello negro y corto, tenía arrugas en las esquinas de sus ojos de iris rojo opaco, ambos sujetos se notaban buenas personas.

– Es un gusto conocerla, lamento la interrupción pero ya no quedan mesas libres.

El pelinegro le habló suavemente, la castaña negó con la cabeza.

– No se preocupen, estoy sola, no es ninguna molestia. 

Les sonrió y le devolvieron la sonrisa, el hombre castaño extendió una mano.

– Masaru Bakugo, un placer, él es mi socio Kenji Kirishima.

La castaña abrió los ojos y torpemente le devolvió el saludo con la mano.

– Ochako Uraraka, el placer el mío señores Bakugo-san y Kirishima-san.

Internamente la castaña no sabía si maldecir o no a su suerte.

– Tu nombre me suena familiar sabes...

La castaña miro al pelinegro y sonrió.

– Es posible, soy compañera de sus hijos.

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⏰ Última actualización: Jul 25 ⏰

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