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Bronto ya tenía quince años.

Ochako estaba en medio de la noche acariciando al animal en un cuarto aparte solamente para él. La chica no hablaba, pero silenciosas lágrimas le caían libremente por lo ojos.

El perro estaba enfermo de gravedad, lo habían intentado curar pero la edad y la depresión que había tomado desde hace ya un año lo complicaron todo.

Y si, Bronto estaba en depresión desde que Linda falleció hace casi un año, nadie en la casa culpaba al perro, habían sido catorce años juntos como para que un día simplemente uno de ellos no despierte.

Desde entonces el perro había estado mal, hasta el punto que lo habían tenido que internar durante un tiempo. Ahora Bronto estaba en casa, con una enfermedad viral mortal, desde hace dos meses que la tenía y le había agarrado muy fuerte, por lo que decidieron dormir al perro.

El animal apenas reaccionaba a los olores y los sonidos, la enfermedad era extraña, lo había dejado ciego y apenas se podía levantar sin hacerse mal o hacer sobreesfuerzo.

Ochako no sabía cómo decirles a sus hijas por la mañana que cuando vuelvan de la casa de su abuela el perro ya no estaría más en la casa.

Ella se había tomado el resto de la semana libre de sus trabajos y ahora mismo se encontraba acostada sobre el lomo del perro acariciándole suavemente detrás de las orejas.

-sabes... Aún recuerdo la primera vez que te ví... No eras ni una sexta parte de lo que eres ahora...- el perro levantó las orejas y giró su cabeza hacia su dirección.

-te acuerdas cuando me comías los cables? O cuando te enseñamos con Osa a bailar la Macarena? Eso sí fueron buenos tiempos...

También me acuerdo la cantidad de veces que paseamos, jugamos, estuvimos juntos. Recuerdo tantas cosas contigo Bron...

Sabes, en la cena mientras miraba a los chicos me acordé la primera vez que los conocieron con Linda, primero me saltaron encima juntos y luego los viste, inmediatamente les gruñiste y te pusiste a la defensiva, Linda también lo hizo, cuando se dieron cuenta que no eran malos se les tiraron encima...

También me acuerdo la primera vez que me bese con ellos delante tuyo, llorabas y protestabas porque no te daba besos y atención...

No entiendo porque, si siempre fuiste tú y siempre lo serás...

Eres mi mejor amigo y a quien más amo en esta vida... no le cuentes a nadie pero creo que te amo más a ti que a mis hijas- el perro hizo un sonido desde la garganta y con poca fuerza meneó la cabeza. 

-te amo Bron... mucho.

Gracias por todos estos años juntos, eres quien más amo en esta vida...- Ochako tuvo que parar de hablar para soltar un audible sollozo.

En ese momento lentamente se abrió milímetros la puerta y dos hombres del otro lado la comenzaron a escuchar.

-te puedo confesar algo?... cuando tuve el aborto espontáneo y me dieron de alta, corrí y corrí hasta la casa del árbol, me sentí tan mal, idiota e inútil por no poder ni siquiera fecundar un bebé...

estuve tan mal y tenía tanto miedo de decirles a Eijiro y Katsuki... cuando volví a casa solamente tú y Linda me estaban esperando... era como si lo hubiesen sabido todo el tiempo, ustedes dos simplemente me lamieron las manos y se acostaron conmigo en la cama... cuando Eijiro me llamo a mitad de la noche tú me despertaste para que conteste la videollamada, cosa que me dió miedo...

todavía me acuerdo cómo los ví por la pantalla en medio de su armuerzo y como se preocuparon al verme llorar y sin decir nada, en ese momento colgué, apague el celular y volví a llorar...

One-shots Star ✯Donde viven las historias. Descúbrelo ahora