Cuentos de Oluwa 2

13. 10 Años En El Futuro

Nota de la Autora:

¡Gente!

Hemos llegado al final!!!!

Bueno, no del todo

Se viene la sesión de preguntas y también tendremos una pequeña sorpresa.

Ahora para cerrar con broche de oro, tendremos un especial de nuestra querida Anelis y de Josei, así que disfruten de nuestra adorable pareja.

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—Marcos...Quiero hacerlo

—¿En serio vamos a seguir con esta rutina luego de diez años casados, amor?

—Bueno, no puedes poner a los niños de excusa.

—¡Tony no te comas la tarea!

Ambos adultos miraron la puerta de su habitación y suspiraron antes de levantarse, vestirse e ir a buscar el origen de los gritos.

—¡No lo sueltes, hermana!

—¡Tony! ¡Ya te dije que no debes comer papel!

El tigre se rindió y soltó el cuaderno mirando molesto al niño de diez años con cabello color chocolate ondulado, ojos negros y piel bronceada que también lo miraba molesto haciendo un puchero muy típico de su madre. 

En eso, con una fuerza casi sobrehumana, la joven con una larga cabellera castaña casi rubia ondulada levantó al tigre y lo hizo mirarla a sus ojos marrones,

—Tony, eso no se hace—le dijo seriamente—. Alex tiene que entregar su tarea a tiempo, sé que quieres jugar con él pero hay cosas que no se deben tocar, si no haces caso, te voy a castigar ¿entendido?—el tigre movió la cola pero tenía las orejas bajas—. Te quiero, mi gatito.

El tigre le dio una lamida y ella lo abrazó divertida.

—Anelis, ya te dije que no debes agarrar a los tigres así—le dijo Marcos, aunque ya estaba resignado—. Lo que me sorprende es que tengas la fuerza para levantar un tigre de más de cien kilos.

—Lo siento papá—sonrió ella divertida antes de bajar a Tony—. No sé, para mí no pesa tanto.

Ambos padres se miraron resignados, ya estaban acostumbrados al talento especial de su hija con los tigres, incluso el difunto Sumo Sacerdote decía que Anelis claramente era la reencarnación de la Diosa Tigre y esa fuerza que tenía con los tigres era la prueba.

—Oye Anelis ¿No se te hace tarde para las clases?—le preguntó Aras.

La chica miró el reloj de pared y casi grita antes de entrar a su cuarto a arreglarse.

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(Pv Anelis)

—¡Se me hizo muy tarde!

Me metí a bañar casi a la velocidad del rayo, me sequé y me arreglé lo mejor que pude, me puse la camisa y el pantalón del uniforme antes de salir corriendo.

—¡Ya me voy!—exclamé cuando vi a mi familia comiendo en la mesa.

—¡Un momento, jovencita!—me llamó papá Aras—. No te vas a ir sin comer algo, así que ven a comer.

—Pero...—traté de decir, pero papá Aras me miró seriamente así que tuve que sentarme a comer algo rápido—. Listo ¡Ya me voy! ¡Los quiero, familia!

—¡Ve con cuidado!

Salí corriendo sin decir nada más.

—Tu almuerzo, Anelis—me dijo Lilina dándome una lonchera de tela que me ajusté en la mochila antes de salir corriendo por la puerta.