—¡¡Enfréntalo!! No puedes dejar que te destruya, debes acabar con esto de una vez.
—Lo dices como si fuese fácil, siempre mi mejor elección será huir de mis miedos, que más da, ya no me queda nada, todos murieron, estoy sola.
—Me tienes a mí, nunca has estado sola.
—No puedo con todo esto, me rindo, ha sido suficiente.
—No te dejaré, no esta vez, te estás haciendo daño.
—Nunca has sido tú quien decide que hacer con mi mente y esta no será la excepción ¡¡VETE!!
—Hapril ¡¡se acerca!! Si no me quieres escuchar, por lo menos no permitas que tus miedos te destruyan, huye, ¡¡corre!!
Y así lo hice, corrí, y antes de dar el primer paso ya estaba hiperventilando. Sabía que ella tenía razón yo podía enfrentarlo, pero no lo quise reconocer, el cansancio me consumía, me sentía demasiado débil, no estaba lista y quizás nunca lo estaré.
Corrí como si mi vida dependiera de ello, bueno, quizás sí dependía, hasta que me refugié en el mismo escondite de siempre con la esperanza de que esta vez todo sucediera de una manera distinta. Frío, tenía mucho frío, aunque el sol del verano resplandecía en el cielo, sudoración y temblores se apoderaron de mi cuerpo, y la sensación de peligro que me acechaba aceleró mi ritmo cardíaco, no podía pensar con claridad, por mi mente solo pasaban los errores que había cometido, los mismos que me llevaron justo a donde me encontraba, todo era mi culpa, me sentía indefensa y me encontraba tan sumergida en mis pensamientos que no había notado que ya había oscurecido, ya era de noche, justo la hora que los monstruos eligen para salir a cazar, llevaba escondida mucho tiempo ya sin tener señales, sin saber que hacer, teniendo como única compañía mi desesperanza y fue entonces cuando le escuché a él...
—¡Despierta Hapril! Tranquila fue solo una pesadilla, ya pasó—acurrucándome en sus brazos mi abuela intentó calmar mi llanto y mi respiración, aunque yo estaba convencida que esto no había sido solo un sueño y que esta realidad no había hecho más que empezar...
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Inefable
Mystery / ThrillerUn alma disidente puede llegar a amar y el corazón más inocente sería capaz de dañar, porque hasta las rosas más hermosas se marchitan en la obscuridad...