Capítulo 6: Quimera

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—Hapril—

Cumplir los quince años era mi ilusión más esperada. Me encantaban las viejas tradiciones: los bailes, la ceremonia y el brindis. Por lo que hice a mi mamá comprarle un traje elegante a mi hermano.

Mi tía Allison no podría venir, había conseguido un muy buen trabajo y no quería ausentarse. A pesar de la distancia ella se encargó de organizarme una fiesta de ensueño. Mi hada madrina siempre se encargaba de hacer realidad mis deseos.

Faltaba solo una semana y comencé a recibir obsequios de conocidos y familiares, pero en esos días tuve la mejor sorpresa de todas...

Desde pequeña mi meta en la vida fue graduarme con honores. Quería obtener una carrera que me proporcionara la estabilidad suficiente para poder viajar por el mundo. Anhelaba conocer a mis hermanas, pero ellas vivían en países distintos y no sabían de mi existencia. Mi tía hizo realidad mi sueño, contrató a un investigador privado para localizarlas. Allison les contó que tenían a una hermanita que estaba a punto de cumplir sus quince años y que deseaba conocerlas. Ninguna sabía que Mayrin había fallecido, la noticia las tomó por sorpresa. Fue increíble que decidieran venir en esa fecha tan importante para mí. Las tres eran mujeres muy elegantes y realizadas. Aunque yo era una chica tímida no me resultó incómodo relacionarme con ellas. Cuando pensaba que mi felicidad estaba completa, recibí una llamada inesperada, era Mayrin. Quedé perpleja cuando me dijo su nombre, pero lo que más me impactó fue la verdadera historia de lo que realmente sucedió...

Su infancia había sido aún peor que la mía. Su madre había muerto de un infarto en una discusión con Cameron, por lo que él quedó a cargo de su custodia. Nuestro padre le prohibió continuar con sus estudios porque necesitaba una mujer que atendiera la casa. Pasó su niñez bajo un régimen insoportable. Me confesó que vivía en una depresión constante y que en varias ocasiones había intentado quitarse la vida. Por suerte tuvo una muy buena amiga que le ayudó a crear un plan. Mayrin quería huir del país, pero Cameron nunca aceptaría la rebeldía de una hija, así que solo había una opción: fingir su muerte. Su amiga incendió su propio apartamento, el mismo en el que mi hermana se alojaba. Así todos pensarían que había fallecido y ella podría escapar.

—Bueno, espero poder viajar pronto para conocerte. Por cierto, feliz cumpleaños —me dijo.

—Gracias, este ha sido el mejor regalo de todos. Mayrin, una pregunta: ¿Si nadie sabía que estabas viva cómo supiste de mí?

—Esto te parecerá algo loco pero te juro que así sucedió. Me llegó un mensaje anónimo con tu número de teléfono. Decía que conocía mi secreto y que su intención no era desenmascararme. No sé quién habrá sido pero me dijo que tenía una hermana y me dio la información necesaria para corroborar que era cierto lo que decía. Después de comprobarlo decidí llamarte.

—Es bastante raro todo esto.

—Sí, lo sé. Hapril tengo que colgar. Estaremos en contacto. Un beso.

Decidí guardar su secreto, no me correspondía decirlo. Cada día de esa semana fue sensacional. Pasé momentos muy especiales con mis hermanas y mis sobrinas. Ellas también vinieron para conocer a su pequeña tía.

Recientemente había cumplido un año de relación con Noah y nuestro noviazgo era cada vez mejor. Era un chico muy extrovertido y simpático, así que se adaptó con facilidad a mi familia. Todos le querían a excepción de Cameron. Por mucho que mi novio lo intentara no lograba impresionar a mi padre.

Faltando solo un día para la tan esperada fecha, Noah pidió el permiso de mi madre para que autorizara quedarme por primera vez en su casa. Después de que mi mamá accedió comencé a arreglarme nerviosa, sabía que mi novio tenía un plan para hacer de la noche una velada perfecta.

Si tuviese que describir la embriaguez me basaría en el brillo que tenían mis ojos esa noche. Nunca nadie me había regalado la palabra sorpresa. Quise poner mis escudos pero... ahí estaba él, tomándome de la mano y besándome la frente. En ese punto es imposible no darle una oportunidad a la vida. Yo solo seguí a pasos apresurados sus amplias zancadas. Llegamos a su casa, para mi sorpresa no había nadie y para mi alivio me dijo —tranquila, todo estará bien— borrando cada pedazo de recuerdo amargo que pasó por mi mente. Me tapó los ojos con sus manos y guiándome entre risas por mis tropiezos y mi miedo a caerme, me llevó a un lugar mientras tarareaba una canción que había de fondo...¿cómo olvidarla? Love me like you do de Ellie Goulding adornaba la noche.

—¿Lista para el flechazo de cupido? —Dijo soltando una de esas risas que adoro.

Fue retirando sus manos de mis ojos y alejándose sin apartar la vista de mi rostro. Lo admito, era hermoso. Tenía delante una enorme piscina cubierta de pétalos rojos, unas pequeñas velas alrededor daban la luz suficiente para dejarme enamorada de aquel detalle. Estaba anonadada, no sabía como reaccionar. La música de fondo, las luces reflejadas en el agua, el hermoso cielo estrellado sobre nosotros, aquellas rosas haciendo un camino hacia el agua... él, con su sonrisa un poco nerviosa pero llena de picardía... solo pude llorar, llorar de felicidad. Me dio en una noche más de lo que recibí en toda mi vida. Corrí a abrazarlo y por primera vez me sentí segura, mientras estuviese en sus brazos nada me pasaría.

—¿Por qué lloras? ¿Hice algo malo? —me dijo exaltado.

—Es... perfecto —contesté.

Nos besamos, fue un beso diferente a los de antes, lo sentí, sentí su calor. Solo pude devolverle con más fuego sin saber exactamente qué era lo que estaba experimentando. No sé por cuánto tiempo estuvimos saboreándonos los labios pero la ropa me estorbaba. Sabía que estaba a punto de revivir mis pesadillas, pero el deseo inexplicable que recorría mi piel hizo que se esfumara mi miedo. Quise ver que pasaba, quería sentir algo distinto, quería con todas mis fuerzas suplantar con esa noche los recuerdos de mi primera vez. Y solo me dejé llevar. Me llené de seguridad y me quité lentamente la ropa. Noah solo tenía ojos para mirarme entre los suspiros que daba. Yo ya estaba desnuda para sorpresa de ambos. Él me siguió el juego y se quedó en calzones. Entramos al agua y me llené de éxtasis, era excitante ver el reflejo de nuestros cuerpos rozándose en la transparencia. Quizás estaba malinterpretando mis pesadillas y esto es lo que siempre soñé. Noah me pegó a su pecho y me tocó con dulzura, sus manos fueron bajando desde mi cuello hasta mis senos y con delicadeza los rodearon. Sus caricias me estaban enloqueciendo, era tan fácil ser feliz en los brazos adecuados. Salimos al borde de la piscina completamente desnudos, enérgicos, llenos de deseo y nos devoramos los labios... fue bajando y me besó hasta la entrepierna. Imposible no recordar el pasado, pero todas las imágenes se borraron cuando puso su boca en juego. Grité, gemí, pero esta vez no era de dolor, era de placer. Me dijo: —¿Segura qué quieres continuar?— y solo pude asentir con la cabeza. Se colocó un condón, me tocó mi vagina y tuvo que haber notado como me enrojecí. Me penetró una vez, otra vez, otra vez y otra vez y... lo siento, no puedo recordar cuantas veces, pero podría jurar que mientras más me embestía, más me gustaba. Nos quedamos ahí, envueltos en una toalla, mirando el cielo. Estoy segura que la luna jamás había brillado tanto o por lo menos nunca la había visto brillar así. Justo a las doce me tomó en sus brazos con dulzura.

—Felicidades mi amor —susurró en mi oído.

No recuerdo cuando, pero me quedé dormida en sus brazos.

InefableDonde viven las historias. Descúbrelo ahora