Capítulo 41: ¿Esa es la verdad?

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_¿Eso es sangre? Ven vamos a limpiarte. Le agarró de la muñeca y fueron al armario donde había un botiquín de primero auxilios.

La joven estaba helada, no quería decir ni delatarse sola; prefería que el pregunté y luego respondería.

El la limpió con un algodón con un remedio la sangre de su mentón y debajo de la nariz. Pero no había heridas algo que lo extraño.

Y luego se dio cuenta.

_¿Kakashi?

_No me digas que es normal toser sangre. Habló irónicamente.

_No iba a decir eso.

_¿Cuantas veces paso? Dímelo con sinceridad.

_Un par de veces, no te preocupes por eso. Yo soy médico y ya me estoy tratando.

_¿A si? ¿Quieres decir que desde hace tiempo? ¿y que te estas tratando? ¿y que no me dijiste nada?

La peli-rosa fue acorralada por las preguntas del hombre, no sabía que decir pero tampoco quería decir la verdad porque la verdad solo le traería amargura.

Y es eso justamente lo que ella evita.

_Tranquilo Kakashi, yo me puedo curar sola. Y le agarró las mejillas.- No te preocupes ¿si?

_Se que lo que tratas de hacer y eso no me está gustando, lo estás minimizando al máximo. Dijo con seriedad.- Es algo serio, se que lo es.

_¿Sabes que? Me dio hambre, vamos a comer. Sonrió ampliamente.

Una vez en la mesa, se sentía la incomodidad en el ambiente. Kakashi le miraba con cierto resentimiento, ¿por que no le decía? ¿por qué lo oculta? Pero cuando la veía parecía que ella estaba totalmente saludable.

_Debió ser duro. Soltó la kunoichi.

_¿Podrías ser más específica? Preguntó mientras usaba los palillos.

_Perder el sharingan. Le miró con cierta melancolía.

_Fue horrible perderlo, no mentire que me siento de alguna forma...perdido e insignificante sin ello. Podría decirse que soy un blanco fácil. Su ojo negro como la noche reflejaba preocupación y terror al recordar.

Esta le tomo de las manos y le sonrió.

_No te sientas así, se que talves te sientas inservible. Pero todo mejorará y además debes derrotarlo aún ¡esfuerzate! Exclamó sonriendo.

El se acercó y sus labios se rozaron, pero de un beso dulce se convirtió en un beso profundo y lleno de deseo.

Compartían sus ideas y emociones en aquel beso. Dulce pero a la vez amargó. Este se levanto y le acorralo en la pared, el se encorvo un poco para poder seguir besandola y estar a su altura.

_Ka...Kashi...

Dijo entre los besos, el seguía bajando hasta su cuello.

_¿Quieres continuar? Preguntó coqueto.

La kunoichi quedo estática, sus mejillas rojas y su respiración agitadamente. Pero ella no le tenía miedo al éxito y acepto su invitación.

_Se que soy ardiente. Río el hombre de cabellos plateados.- Vamos arriba.

_Deja de alardear, ¡por qué yo soy la ardiente! Exclamó sonriendo.- Tu no te puedes resistir a mi.

Al decir eso corrió a las escaleras, el Hatake no pudo más que quedar en silencio y subió arriba.

...

...

...

El ambiente en la habitación podía encender un bosque, se que escuchaba más que gemidos y jadeos. La ropa tirada en el suelo.

Una vida contigoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora