(2) Ojala te ahogues en el estanque pecesito

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CAPÍTULO DOS

Macay

— Ese vestido te quedará de maravilla — Dice la modista, se ve bien pero no es lo que estoy buscando.

— Yo quiero ese vestido— Miriam me quita el vestido de un solo tirón, cuando entre estaba ella y mi abuela con la modista, desde entonces llevamos más de media hora en estas.

— Ese vestido lo tenía ella — espeta la modista con cierta molestia en su voz, la cual tiene un acento bastante extraño, ya había pasado tres vestidos y todos me los quitaba Miriam de las manos, no le tome importancia porque eran muy bonitos pero no había uno para decir “este es”.

— Pero es el que quiero.

— Llevas diciendo lo mismo con los otros dos anteriores. — Miriam la mira mal.

— Los vestidos eran hermosos pero no lo sentía como para decir, este es.  — la modista me regala una sonrisa llena de comprensión.

— Tal vez este te guste, es un estilo vintage, solo traje una talla la cual me específico tu abuela que era la tuya. — buscó entre todos los vestidos que tenía, hasta que sacó uno con un funda que lo protegía de cualquier daño interno, la funda era negra y no podía detallar más que eso. 

Al instante que ella sacó el vestido, era hermoso, sacado de cualquier lugar menos de este planeta, — Es de un color verde salvia, queda a la perfección con tu simetría, tu tono de piel, y el de tus ojos,  es la talla exacta que tu abuela me dió de tí, anda ve y pruébalo.

— Está bien — es lo único que logro articular, el vestido es hermoso, este si es con el que diré este es.

— Yo quiero probarme ese vestido. — Miriam intenta quitarlo de mis manos, pero la detengo.

— Este es mi vestido, tienes muchos más dónde elegir — le señalo a todos los demás vestidos.

— Primita, pero si tú y yo compartimos todo. — Había cierta molestia en su voz, estaba a punto de perder su cordura.

Era hora de ponerle un alto, — No te confundas, Miriam, tú y yo lo único que compartimos es el apellido. — La sorpresa es clara en el rostro de la modista, la rabia emanaba por cada extremo de Miriam. — Y este vestido es el que usaré esta noche, te guste o no, ¿Entendido? 

— Se lo diré a mamá y a la abuela. 

— Vamos a ver cuánto te dura el teatro de niña malcriada. 

— Volviste más odiosa que antes. 

— Ser madura no es ser odiosa como otras, si no supiera que eres mayor que Marina diría que pareces una cría de trece años. — y con eso se fue echando humo.

Suelto un suspiro.

— Pensé que no le dirías nada — susurró la modista. — digo, eh, disculpa, eso no es de mi incumbencia.

Le dedico una mirada comprensiva — No te preocupes, está enojada de que la abuela haga una fiesta de bienvenida para mí.

— Oh, pero si su madre le celebra una fiesta hasta cuándo sonríe. —Eso sí me sorprendió, ella parece haberlo notado — Cada vez que hay algún evento, tu familia contrata la empresa donde trabajo, y pide asesoría, mi jefa me manda a mí al no ser la primera vez que vengo y que dan buenas referencias de mí. — me explica.

— Mucho gusto Macay…

— Blaeck — Termina por mí — la hija del dueño de la editorial más grande de Estados Unidos, tus primas se la pasan hablando mucho de tí, parece que ni siquiera estando presente eres el centro de atención de ellas. 

Reto de novios ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora