(8). ¡Mierda, recontra mierda!

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Capítulo 8

Gray

La había regado.

Y en niveles mundiales.

— ¿Cómo sabe que soy adoptado? — preguntó dudoso, me miraba con cierto cautela que me preocupaba que se diera cuenta de que soy Macay.

—  Ehhh, yo… tu hermana me lo contó — me apresuro en decir. Me iré al infierno de tanto mentir.

No parecía muy convencido, claramente no, como su hermana que apenas y me conoce desde hace unas horas me cuenta algo tan privado, pero como siempre mi segundo nombre hace su aparición, Macay Estúpida Blaeck.

— Creo… que ya es muy tarde, debería volver a casa — me giré dispuesta a huir como la cobarde que nunca fui, pero que en ese momento se requería que fuera.

Antes de que pudiera seguir con mi huida una mano fuerte me tomó del brazo girando en el proceso, — Espere, vamos y yo la llevo a mi casa si así lo desea y no tiene ningún problema en ello, no puedo permitir que se vaya sola, además de que su hermano debe estar en mi casa. — Su tono de voz era bastante tranquilo, lo cual me sorprendió.

— Tienes razón, pero me iré en cuanto amanezca.

Caminamos en silencio, estaba haciendo bastante frío pero gracias a la chaqueta de Zeus su interior estaba completamente calentito, eso sí no había duda, Zeus era un caballero de primera, con lo que quería.

(...)

Era mi oportunidad para irme a la mansión pero sabía que era muy arriesgado con Zeus a mi lado, volver a su casa no era algo que fuera de mi agrado, y más porque se cual es la razón para ir a su casa, pero para ese caso me inventare que estoy vomitando o que algo me cayó mal en él estómago.

Entramos a la gran sala de estar, donde estaba otro piano, no me moví porque no sabía que venía ahora, no iba a tener sexo con él eso era mas que seguro, pero no recuerdo muy bien todo y con ello tampoco recuerdo esta casa.

— Venga, vamos a mi pieza — dice Zeus sacándome de mis pensamientos, con nerviosismo lo sigo.

Todo él camino fue silencioso él no dijo ni una palabra y yo tampoco, estaba bien con eso, no me sentía incómoda y por algún motivo estar aquí me daba una sensación extraña, un sentimiento negativo se embargo en mí, uno que conocía a la perfección y que trataba con todas mis fuerzas que no llegara.

— Puede dormir aquí, tomar una ducha, yo dormiré en la otra pieza — se gira para salir de la habitación.

— Zeus — llamo su atención, se gira de medio lado mirándome fijamente, me siento hipnotizada por esos orbes azules, ¿Qué fue lo que hicistes en mí?, Mis recuerdos dicen algo pero está sensación que me niego a aceptar en voz alta dice algo completamente diferente. — Gracias.

Me regala una sonrisa de medio lado para luego terminar de salir de la habitación, quito los tacones de mis pies, por fin siento que puedo respirar un poco, está noche se ha salido un poco de control con lo que tenía planeado pero no salió todo tan mal.

Sin darme cuenta caí en los brazos de Morfeo.

(...)

¿Saben lo molesto que es trasnochar para que un horrible ruido atormente tu dulce sueño?, Espera… ese ruido… mi alarma… día de semana, mierda, recontra mierda, me cago en mi cara, el instituto.

Quito rápidamente la sábana que me cubre de pies a cabeza, salgo de un salto de la cama cayendo en el camino, — ¡Mierda! — sobó mi cabeza levantándome, recojo mis cosas rápidamente, Zeus no debe tardar mucho en subir para “llevarme a mi supuesta casa”, en qué te metiste Macay, tu y tus malos planes.

— ¿Ahora que voy hacer? Piensa estúpida, tú te metiste en esto, ahora buscas la manera de salir. — digo en voz alta caminando de un lado a otro.

La mansión de Zeus tiene la misma estructura que la mansión de mi abuela, y si esta habitación tiene el balcón en la misma distancia y altura que la de mi habitación, es porque deben ser las mismas estructuras, estás mansiones son de hace bastantes décadas, si no estoy equivocada aún conservan puertas secretas que llevan a otros lugares de la mansión.

Camino buscando detrás de un cuadro, ¡Bingo! Si no estoy mal y mi memoria no me falla este pasillo era usado por la gente de servicio antes en las fiestas cuando la alta sociedad no quería tener que ligarse con ellos, ridículas costumbres, entro cerrando la puerta, todo está lleno de polvo y de telarañas se nota que nadie entra aquí.

Bajo rápidamente, llego al jardín trasero, cruzo las grandes fuentes a paso apresurado, llego a la cerca que divide la mansión, si todavía no lo han arreglado por aquí debe haber una parte de la cerca rota, como lo suponía nadie lo ha notado aún.

Llego a mi habitación sana y salva, por fin siento que respiro, esto de alguna manera es patético, quito mi ropa metiéndome en la ducha.

(...)

— Josué ya te está esperando, hoy se te pegaron las sábanas. — bromeó mi abuela.

— Si un poco, ayer salí con Jackson y regresé bastante tarde. — comento de manera desinteresada.

— Es bueno que te distraigas, pero evita que sea en días de semana, sabes que ese instituto es muy exigente y no has conseguido una beca para perderla a estas alturas ¿O si?

— Tienes razón abuela, la próxima regresaré más temprano o esperaré al fin de semana. — me regala una sonrisa llena de orgullo.

— Por la tarde quisiera que fuéramos al cementerio. — propone, se que ella es una de esas pocas personas que les lleva flores a mis padres, yo desde su entierro no he podido volver a visitarlos, me dolía tan siquiera pensar en la idea de ir a ese lugar. — Si aún no te sientes lista comprenderé.

Iba a responder justo en el momento que Josué entró a paso apresurado al comedor, — Ya están listos para salir, ¿Que debo hacer?

— Hazlos pasar.

Él asintió retirándose, rápidamente los pasos de zapatos se hicieron presentes, confundida gire mi rostro para observar de quienes se trataba.

— Bienvenidos a su casa de intercambio.
— dijo mi abuela levantándose.

— Por fin llegaron.





Reto de novios ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora