(7). La leyenda del pez Koi.

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Gray

En la distancia divisé a Jackson, estaba muy guapo, al estar cerca, él se acercó a darme un beso en la mejilla, en cuanto sus brazos me rodearon - Estás guapísima, Gray. ¿Estás segura que quieres continuar con esto? - pregunta dudoso.

- Completamente. - nos separamos para ver dónde se encontraba la persona que nos invitó.

El bar estaba de muerte, por fuera no se puede ver nada porque cada ventanal tiene vidrios polarizados, solo las luces neón de la entrada destellan alrededor, la gran fila que parece no tener fin, y el guardia de seguridad que solo pasa a personas que parecen estar en una especie de lista, trago grueso al no saber cómo entraremos.

Jackson toca mi hombro sacándome de mis pensamientos, - Están a unos cuantos metros de tí, y vienen hacia acá, actúa normal, preciosa.

Una leve risa apareció en mis labios mientras me giraba sobre mis pies, y allí estaba él, inalcanzable, su nombre le queda perfecto, parece un maldito dios griego, y su hermana, ni hablar, todo a su alrededor gritaba elegancia, como si hubieran nacido con ella. Me acerco para darle un beso en la mejilla pero él solo toma mi mano y se la lleva a los labios, una corriente eléctrica recorrió todo mi cuerpo, - Un placer volverla a ver, Gray.

Ese acento, dios mío, no negaré lo mucho que me gusta que hable, «cálmate Macay, cálmate». Le sonreí, dirigí mi mirada hacia su hermana, - Mucho gusto, Gray.

Me miró con un destello en sus ojos, que podía leer perfectamente, curiosidad, y miedo. - Encantada, soy Atenea.

Estreché mi mano con la de ella para luego darle un beso en la mejilla, un carraspeo me sacó de mis pensamientos: Jackson - Él es mi hermano Jackson. - le señalé.

Ella se deslumbró con mi chico. Eso me descolocó un poco.

«Mira al Dios griego que tienes por cita y se te pasará»

Por esta vez le hice caso a mí conciencia, y no estuve más de acuerdo con ella que está vez, en tan pronto crucé la mirada con semejante hombre se me olvidó hasta de que hacía allí.

Jackson es muy guapo, y por obvias razones la chica se deslumbró, pero no podía hacer nada, estábamos entrando a escena y no podía reclamarle nada cuando yo fui la que hizo el reto.

Dejé que ambos se acercarán, yo me dispuse a acercarme a Zeus, - Vamos adentro. - sugirió.

- Está bien - me extendió su brazo cosa que me pareció bastante extraño, pero lo tome y me dirigí con él hacía la entrada, dónde estaba la gran fila, dudaba en que nos dejarían entrar, pero esa duda desapareció cuando el seguridad nos abrió la entrada sin decir alguna palabra, pasamos entre toda la multitud, se veía que la gente la estaba pasando bien, las luces neón pasaban a todos los alrededores, seguimos nuestro camino hacia unas escaleras que daban a una segundo piso.

- Gray, él es el gerente de este club. Julio- escuché decir a Zeus sacándome de mis pensamientos.

Mire a mi alrededor y efectivamente había un hombre que aparentaba la misma edad que Zeus, estrechamos nuestras manos - Julio, ella es mi chica.

Espera... acaba de decir... «Lo dijo»

En otra situación me hubiera caído de maravilla su manera de referirse hacía mí, pero en esta y en las siguientes no lo hará, yo no soy la chica de nadie, yo soy mía, no de él ni de nadie.

Despegué mi brazo del suyo, claramente no le iba armar un alboroto aquí, pero tampoco iba a darle el gusto de que crea que está bien.

- Iré por un trago - no le di tiempo de refutar, y tampoco se lo daría, necesitaba con urgencia algo que calmara las ganas de quitarle las pelotas a Zeus.

Reto de novios ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora