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Capítulo treinta y uno: Estrellas y deseos.

Un día más sin ________, sonaba tan extraño aquello pues solo se había ido de intercambio ya cuatro meses atrás.

Después de escribirle la primera carta en donde me disculpaba por lo gran idiota que fui la última vez que la vi, me propuse a escribirle una carta una vez a la semana, cartas que no entregaría hasta que ella llegará.

Llevaba al menos más de quince cartas.

Se preguntarán, ¿por qué no le envió mensajes? Pues la respuesta es sencilla, me bloqueó de todo, y no la culpaba, realmente me lo merecía. Aparte los mensajes son una forma muy cobarde de expresarle tus sentimientos a una persona, claro, cuando tienes la oportunidad de decírselo en la cara.

Ese día me alegre tanto al ver un mensaje de ella, por fin me había desbloqueado, y aunque solo me hubiera enviado un puntito para que yo me diera cuenta de ello me hizo la persona más feliz del mundo. De todas formas, no iba a comenzar a enviarle un montón de mensajes ahora, prefería esperar un poco y mejor preguntarle a Yeji sobre ella como había estado haciendo los últimos días.


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Nos habían dado un fin de semana extendido, no iríamos a la escuela desde el viernes y volveríamos hasta el miércoles. Iría a la casa de mis padres tenía un poco de tiempo que no los veía, la escuela me traía tan atareado tenía tantos proyectos que en los días de descanso simplemente me quedaba realizándolos hasta altas horas de las noches.

—Minnie, ya te extrañábamos —dijo mi madre apenas bajé del auto, seguro me estaba esperando desde que le dije que estaba a unos quince minutos de llegar.

—También yo mamá —la saludé con un beso en la mejilla, luego tomé mi mochila para empezar a caminar dentro de la casa.

Una vez dentro de casa fui a saludar a mi papá y mi hermano menor, cenamos y luego me fui directo a mi habitación. Tenía que escribir la carta de la semana antes de que terminara el día, no tendría tiempo los demás días, seguro mi madre iba a querer salir a todos los lugares que se le ocurrieran.

Cuatro meses se sienten como el infierno, pero faltan aún más para que vuelvas. Ahora me encuentro viendo tu habitación, recuerdo que cuando éramos pequeños, tú siempre salías a tu balcón para admirar las estrellas y pedir un deseo. La mayoría de esos deseos yo los escuchaba, hablabas muy fuerte, tan fuerte que varias veces tu voz se metía a mis sueños o lograba despertar. Recuerdo que siempre pedías dejar de ser una tonta, te oías demasiado tierna diciendo aquello, aunque me siento tan culpable por jamás haberte dejado de decir tonta después de escuchar eso.

Después en la secundaria solo salías a ver las estrellas sin hablar. Y así hasta llegar a la universidad, extraño ver tu rostro lleno de felicidad pidiendo tus deseos en silencio.

En fin, tengo demasiadas cosas que decirte.

Espero que vuelvas pronto, le pediré a las estrellas que este tiempo pase rápido. 

Te quiero.


Una de esas veces en las que ella salió a ver el cielo se quedó dormida en el barandal de su balcón, se iba a caer y si no fuera por mí se le hubiera muerto su última neurona desde hace mucho.


Flashback...

Me encontraba haciendo mi tarea, era para dentro de unos días más pero quería adelantar lo posible para tener horas libres. _________ estaba en su balcón. Traté de no prestarle mucha atención pero era inevitable, cada vez bostezaba más y más, hasta que por fin se quedó dormida.

Era un poco peligroso que estuviera así, entonces puse toda mi atención en ella esperando a que se despertara, pero al contrario de eso, parecía que se le estaba haciendo el sueño mas pesado.

Me preocupé cuando vi que estaba por caer y sin dudarlo un segundo salí corriendo a mi balcón para despertarla.

—¡________! ¡Tonta, despierta! —me estiré para tocar su hombro.

—¡La puta mierda! —gritó y levanto el rostro, estaba demasiado molesta.

—Todavía de que te salvó la vida. Te hubiera dejado caer... —la miré esperando una respuesta—. Se dice gracias.

—Si, si, claro, gracias, idiota.

—Nada de que gracias, tendrás que darme algo por salvar tu vida.

—Acabas de decir que te dijera "gracias"... Olvídalo, está bien —sacó algo de su bolsa—. Solo tengo estos chocolatitos... ¿Quieres?

—Ya que.

Lanzó los chocolates y yo los atrapé, aunque uno me cayó en la nariz, pero todo bien. Por último, ella me sonrió y se metió a su habitación.

Fin del flashback...


Al día siguiente en el desayuno Yugyeom estaba bastante preguntón, sabía que era normal en los menores, pero de verdad quería ponerle una cintita para que guardara silencio por lo menos cinco minutos.

—¿No has visto a ______ noona?

—No, ella se fue de intercambio, vuelve hasta dentro de un año —expliqué brevemente para seguir desayunando.

—¿Qué? ¿Por qué? —miró a mis padres y después a mí.

—Porque ella es una buena estudiante —le respondió mi madre con una sonrisa.

—Mi hermano también.

—Es diferente, Yug, Seungmin se quiso quedar aquí.

—¿Por qué? ¿Por qué no quisiste ir?

—Me siento cómodo en esta universidad —hablé esperando que eso diera fin a sus interminables preguntas.

—Sisis, te sientes cómodo, pero igual quieres estar con noona. —dijo bajito creyendo que no lo había escuchado.

—¿Qué dijiste?

Negó con la cabeza y siguió comiendo, por fin se había callado.



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Seungmin mando audios a bubble bien tiernos, estoy chillando

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Seungmin mando audios a bubble bien tiernos, estoy chillando.





Solo una tonta | 𝐤𝐢𝐦 𝐬𝐞𝐮𝐧𝐠𝐦𝐢𝐧Donde viven las historias. Descúbrelo ahora