Día 3: En Peligro

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   Willy se encontraba como siempre paseándose por las oscuras calles de Karmaland, mientras esperaba que su amigo Fargan saliera de la estación de policías para cometer algunas ilegalidades.

   Era de costumbre que la Hermandad Oscura atacara de noche, les gustaba causar caos cuando la luna salía porque ahí era donde más energéticos se sentían.

   No contó con que mientras tarareaba una canción camino al trabajo de Fargan que alguien lo agarrase por detrás firmemente, inmovilizando sus extremidades superiores ante cualquier aleteo que intentara hacer. Rápidamente abrió su boca para gritar por ayuda, cuando sintió como lo amordazaban y posteriormente tapaban su campo visual con una especie de bolsa o saco para luego levantarlo y llevárselo a quién sabe dónde.

   Entre la rápida maniobra Willy había intentado zafarse todo el tiempo, fallando miserablemente. Incluso trató de sacar su celular para poder llamar a emergencias o a Fargan, que se encontraba más cerca, pero al hacer esto su celular cayó al suelo, el secuestrador sin percatarse de ello.

   El albino se movía como pez fuera del agua mientras lo llevaban cargado, pero no podía soltarse del fuerte agarre del criminal. Terminó agotándose y esperando a que alguien pudiese encontrarlo donde sea que estaba siendo transportado.

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   En la estación se podían oír las fuertes risas de los últimos policías que estaban saliendo de su turno por las puertas principales. Fargan se despidió de Alexby esa noche para luego ir a por Willy que seguro lo estaría esperando impaciente por la tardanza.

   Caminó por el sendero que solían tomar juntos y no encontraba señales del albino, así que hizo lo más sensato que se le ocurrió y lo llamó por su teléfono. Era raro que a estas horas de la noche no le contestara, ya que debería estar con él, no tenía planes hoy y habían quedado para despejar su mente a base de minas en algunos de los huertos de sus amigos. Nada grave, sólo unas pequeñas bromas que la Hermandad solía gastarles a sus amigos y vecinos, ya todos sabían que existían pero nadie podía descifrar aún quiénes estaban detrás de esas máscaras, lo que les causaba más emoción y más adrenalina corriendo por sus venas cada vez que cometían una ilegalidad y eran casi atrapados.

   Esa noche no podrían seguir con lo planeado porque faltaba uno de los miembros. «¿Dónde se había metido el travieso de Willy?» Fargan siguió caminando y siguió marcando el número de su amigo esperando respuesta alguna que nunca llegó. De repente, a lo lejos podía oír el característico sonido proviniendo del móvil al que justamente llamaba. Apresuró su paso en busca de éste y logró encontrarlo tirado en el suelo.

   Algo estaba mal. El albino jamás dejaría algo tan personal como su teléfono en cualquier parte, nunca se despegaba de él. El único que a veces podía interactuar con el aparato era Fargan, quien conocía todos sus secretos y no los usaría en su contra. Así que para que el celular esté tirado y abandonado en medio de la ciudad en la noche algo tenía que haber salido muy mal y se le erizó la piel por pensar que Willy podía estar en peligro.

   Recogió el teléfono del suelo, protegiéndolo a pesar de que podía usarse como evidencia en caso de que se tratase de una desaparición. Era policía y sabía lo importante que era preservar la evidencia tal y como estaba, pero tampoco podía arriesgarse a dejar una bomba de información sobre la Hermandad tirada en el suelo. Además, necesitaba encontrar a Willy sano y salvo para poder devolvérselo. Cogió prisa corriendo entre el frondoso bosque al que se había adentrado tras seguir los límites del sendero y esperó que pudiese alcanzar a su amigo sin atreverse a pensar en lo peor.

Willgan Month 2021 《Corazones Explosivos》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora