₀ ₁ ₄ : 𝐍𝐨𝐜𝐡𝐞 𝐝𝐞 𝐩𝐞𝐥í𝐜𝐮𝐥𝐚𝐬

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[ Este capítulo es para +16
contiene escenas un poco explícitas, leer bajo su responsabilidad ]


Faltaban seis días para la boda de Bella y Edward, Jacob había desaparecido y nadie sabía nada de él. Bree, ya lograba controlarse por completo, además de que se acostumbro a beber sangre de animal y no de humano. La casa Cullen era un caos, Alice corría de un lado al otro volviendo loco a todos con los preparativos de la boda y Alaia siempre que podía se escapaba para estar con Paul o caminaba con Bree por el bosque, ya que no le agradaba nada la idea de la boda, apoyaba a Edward, pero Bella no le agradaba ni en lo más mínimo.

Por el lado de Alaia y Paul, hace casi una semana no se veían pero siempre encontraban pequeños momentos para escribirse. El lobo estaba frustrado debido a las guardias que tenia que hacer, sumándole la búsqueda de Jacob por lo cual siempre quedaba agotado he inmediatamente se quedaba dormido.

En estos momento Alaia iba camino a la casa de su novio, ya que, esté tenía el día libre y la invitó a ver una película para compensar el tiempo perdido. La castaña encantada aceptó y pidió permiso a sus padres, en ese tiempo, Emmett comenzó a llevarse bien con Paul, no eran amigos pero al menos podían estar en una misma habitación sin insultarse o más bien, Emmett sin insultar a Paul.

—Hola Preciosa. — Paul beso a su novia y se hizo a un lado dejándola pasar. — ¿Qué traes ahí?—señaló una bolsa que la castaña traía en sus manos.

—Comida, lo prepare yo, espero te guste. — le entrego la bolsa y Paul rápidamente sacó el contenido. — Es lasaña, mi abuela me enseñó a hacerla.

—Oh, esto es genial, tenía hambre. Gracias mi amor. — dejo otro beso sobre sus labios y ambos se encaminaron hacia la cocina donde Paul sacó dos platos y cubiertos. — Comamos en la sala, así también vemos la película. — ella asintió y sirvió dos porciones.

—¿Qué vamos a ver?— preguntó sentándose a su lado y de repente sintió un deja vu de la primera vez que entró a la casa de Paul, al día siguiente del accidente con los neófitos ambos se sentaron a ver una película. Alaia sonrió recordando eso y apoyo su cabeza en el hombro de su novio.

—¿Rápidos y Furiosos?— Alaia asintió, amaba las películas de acción.

—¿Qué quieres hacer ahora? — acababan de terminar de ver una película y ya hacía dos horas que almorzaron

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—¿Qué quieres hacer ahora? — acababan de terminar de ver una película y ya hacía dos horas que almorzaron.

—No lo sé, estoy aburrida. — respondió.

—¿Soy aburrido?—pregunto fingiendo estar ofendido.

—Si, muy aburrido. — le siguió el juego y este la miró indignado lanzándose sobre ella haciéndole cosquillas.—¡Ya pa-para!... Pa-Paul..— la castaña apenas hablaba mientras se retorcía sin dejar de reír.

Paul se detuvo y la miró mientras ella controlaba su respiración aún con una sonrisa en su rostro.

—¿Qué ocurre? — Paul no respondió, actuó.

Corto la poca distancia que quedaba entre ellos y comenzó a besarla lenta y tiernamente pero ese dulce beso fue subiendo de intensidad cada vez más.

Paul mordió el labio de Alaia haciendo que ella abra su boca dando acceso a su lengua donde ambos tienen una batalla.

El lobo levantó a su chica sin separarse del beso, que cada vez era más y más intenso, la coloco sobre su regazo acariciando su muslo y bajando sus manos hacia el trasero de ella para apretarlo consiguiendo que Alaia suelte un leve gemido , esto sólo causó más excitación en el lobo. Esté la besó en el cuello dejando marcas que serían muy notorias al día siguiente, la pegó más hacia él rozando sus intimidades y volvieron a unir sus labios, besándose con deseo y lujuria.

—Lizzy, ¿estás segura?. —pregunto separándose un poco de ella.

—Si, muy segura. —respondió para volver a besarlo.

En un rápido movimiento Paul ya le había sacado la remera a Alaia y ella hizo lo mismo con el. Inconscientemente ella comenzó a mover su cadera en círculos haciendo que Paul suelte un gruñido. Perdiendo todo el control de su mismo, comenzó a besarla ferozmente y la alzó mientras subía las escaleras hacia la habitación.

La dejó delicadamente sobre la cama y en un rápido movimiento retiro el pantalón de la castaña dejándola solo en ropa interior con un conjunto blanco de encaje, por un momento Alaia se sintió nerviosa ante la mirada de Paul escaneando su cuerpo completo pero antes de que pudiera taparse, él volvió a lanzarse sobre ella atrapando sus labios.

Alaia no noto en que momento el se quito el pantalón pero ambos se encontraban solo en ropa interior.

Ella se subió sobre él sorprendiéndolo y rozando la erección ya dura de Paul. Este volvió a voltearla quedando sobre ella. Sus besos comenzaron a bajar hacia los pecho de ella donde con una mano desabrocho el sostén liberando sus senos que no tardó en meter a su boca. Alaia comenzó a soltar leves gemidos y Paul quito su braga lanzándola por alguna parte de la habitación. De uno de los cajones en la mesita de noche sacó un condón se lo coloco y miró a la castaña.

—¿Lista?— ella asintió y Paul acomodó su miembro en la entrada de ella para poder penetrarla, Alaia ahogo un grito al sentirlo dentro de ella, y Paul miraba todas sus caras mientras la castaña se acostumbraba a su tamaño.

Lentamente comenzó a entrar y salir mientras ella apoyó sus manos sobre el pecho y la espalda de Paul abrazándolo para que entrará con más fuerza.

—¡M-más f-fuerte Paul!. — gimió Alaia en su oído.

Paul gemía completamente cegado por el placer y aceleró sus movimientos cuando Alaia inconscientemente elevó su pelvis pidiéndole más.

Los gemidos inundaron la habitación al igual que los jadeos por sus respiraciones agitadas. Alaia escuchaba a Paul gemir de placer y se dejó llevar por ello.

El entraba y salía sintiendo su miembro caliente todo apretado y se acercó hasta el cuello de Alaia dejando besos. Ambos estaban por llegar al clímax cuando Paul clavo sus colmillo en el cuello de su chica haciendo que ella grite de placer a la misma vez que se venían.

Ese dolor pasó a ser de placer cuando Paul lamio su cuello y comenzó a dejar besos hasta llegar a su boca. Paul salió de ella colocándose a su lado tapándola con la sabana blanca. Al mismo tiempo, Alaia se había desmayado debido a la mordida.  

—¿Qué fue eso? —preguntó cuando volvió a abrir los ojos y se recostó sobre el torso desnudo de su lobo. —Habló de la mordida— se acomodo sin separarse aún de él para poder mirarlo.

—Es algo de lobos, esa marca demuestra que eres mía y solo mía. — sonrió dejando un beso sobre su frente. Ella le sonrió y ambos se quedaron dormidos en cuestión de segundos.

𝕸𝖞 𝖂𝖔𝖑𝖋| ᴘʟDonde viven las historias. Descúbrelo ahora