ᴍʏ ᴡᴏʟғ |
Otra Cullen llegó a Forks, más bien, Hale.
Alaia Elizabeth Hale, es hija adoptiva de Rosalie y Emmet Cullen.
Debido a los problemas que cierta humana trajo a su familia, Alaia decide regresar a Forks para ayudarlos con la cacería de una...
Dos días desde el cumpleaños de Alaia. En la residencia Cullen se encontraban la familia de vampiros y la manada Quileute. Aunque no todos los Cullen, ya que ese es el motivo de su reunión. La desaparición de Alaia. Todos estaban muy preocupados, ya que ella nunca sale sin avisar o sin algún acompañante.
Cada que Alaia y Emmett tenían una discusión,— las cuales siempre son tontas y por el mismo motivo—, "El chucho de Paul" como Emmett decía, dándole inició así la discusión, en donde terminaba con la pequeña Hale, yéndose a casa de su novio hasta que se calmaba y casi siempre se quedaba a dormir con él.
Esa noche, Paul sintió un fuerte dolor en su pecho mientras cenaba con la manada, he inmediatamente una imagen de Alaia invadió sus pensamientos y ante la atenta mirada de la manada, le marco a su novia. Su sorpresa fue grande, cuando la que atendió no fue la castaña que le robaba los suspiros, si no la madre. El lobo, preocupado pregunto si estaba todo bien con Alaia pero al escuchar que ella debía de estar con él, su mundo se cayo. Un nuevo pinchazo llego, pero este fue en su costilla donde comenzó a ponerse roja.
Segundos después el celular del moreno volvió a sonar. La rubia volvió a marcar, pero esta vez se escuchaba mucho más preocupada y desesperada. Le pedía al lobo que fuera hacía la residencia Cullen, porque algo había pasado con Alaia.
Esas ultimas cuatro palabras bastaron para que tanto Paul, como la manada corrieran hacia el territorio de los vampiros.
Así es como llegamos hasta aquí.
—¿Pero que es lo que viste?— pregunto un Paul preocupado hacia Alice.
— Es borroso debido a su vinculo.— explico mirando al lobo de su sobrina.— Pero vi sangre, arboles y una figura negra.
— Nos dividiremos, recorreremos todo el bosque.— hablo Carlisle.
— Buscaremos por la Push, por si acaso.— informo Sam.
Se trataba de una Impronta desaparecida, que además se gano el corazón de toda la manada y del consejo.
—Debemos encontrarla antes del amanecer.— agrego Rosalie.
Dicho eso todos salieron corriendo de la casa hacia diferentes direcciones.
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En una parte del bosque, una chica castaña tenia una herida no tan profunda en su costilla y frente a ella una persona encapuchada sonreía maliciosamente.
—¿Dónde esta tu familia feliz, ahora? — se escucho la voz de un hombre.— Desde que te vi, quise que fueras mía.— se acerco a la castaña y toco un mechón de su pelo.— Lastimosamente, eras solo una nena de 10 años. Pero ahora, eres toda una mujer.— sonrió tomando sin una pisca de delicadeza su rostro y la obligo a verlo a los ojos.
