Ingrese a mi oficina como un toro malo. Me había faltado el respeto ante toda la unidad.
-Todavía tienes pegado...- se acercó a mi y con una de sus manos quito lo que me había aventado a la cara.
-Has cometido una falta grandísima.- dije mientras me alejaba un poco de ella. Podía limpiarme solo, no necesitaba de su ayuda.-siéntate.- ordene.
-No era para ti, había apuntado a otro lado.
-Deja de responder Martinez.
-Lo siento, es que me pongo nerviosa.
-Deja de responder.
-Si, lo siento.- rodé los ojos.
-Tienes que tener claras dos cosas, la primera es que no soy tu amigo, ni seré tu amigo, ni nada y por lo tanto, aquí viene la segunda cosa, no puedes faltarme el respeto de esa manera.- me senté en mi sillón y la observé desde allí.- Debes respetar las jerarquías o te echarán de aquí.- se mantuvo en silencio.- ¿Por que has ingresado al ejército?
-¿Puedo responder?- pregunto y tuve que suspirar. Asentí con la cabeza y ella se acomodó en su lugar, como si le estuviese por contar un chisme a alguna de sus tías.- bien, no tenía hogar. Así que lo mejor que se me ha ocurrido fue ingresar al ejército.
-A hacer guerras de comida.
-Eso ha sido un desliz.
-Te pondré una sanción.- quite los papeles de dentro del escritorio y los puse sobre la mesa.
-¿Me echarán? Por favor, no dejes que me echen. He entendido que no somos amigos, pero no quiero volver a las calles, hazme el favor de ayudarme.- la mire, directo a los ojos. Pude entender entonces que en verdad no quería volver a donde sea que vivía.- aparte, yo no he comenzado ese lío y lo sabes bien, si me pones una sanción solo a mi, estarás siendo un sargento de mierda.- lo arruinó todo.
-Deja de hacer eso...
-¿Eso que?
-Deja de excusarte por todo Martinez, tienes un mal comportamiento, acéptalo sin culpar a nadie. Y no me digas sargento de mierda.
-Yo no me excuso.
-Claro que si, tu primer castigo ha sido porque supuestamente tú, la compañera de al lado no te ha llamado. Es tu responsabilidad levantarte a la hora correcta. Y todavía le has pedido que te despierte mañana, te escuche.
-Era la primera vez que no dormía en un refugio, lo siento si he disfrutado más de lo que podía.
-Otra excusa.- ella rodó los ojos.- Mira Martinez, no me interesa en absoluto de dónde has salido, lo único que me importa es que cumplas las reglas aquí dentro. Si no estás de acuerdo entonces te vas, es simple.
-Esta bien, ponme la sanción.- dijo convencida mientras se cruzaba de brazos cual niña pequeña.
-Es la primera, si tienes tres, te vas.- le aclare mientras escribía en uno de los formularios.- firma aquí.
-Que sepas que estás siendo muy injusto con esta sanción.- su voz por primera vez tembló.
Tomó el bolígrafo con su mano izquierda y firmó el papel luego de leerlo. Limpio dos o tres lagrimas que se acumularon en sus ojos y se quedó viéndome durante un buen rato.
-Puedes irte.- ordene pues me sentí un poco incómodo.
-Quiero el libro de quejas.
-¿Que dices?
-En todos lados hay un libro de quejas, aquí también debe haber algo de eso.- se quedó en silencio, como si lo necesitara para pensar.- Todos los superiores e instructores como tu tienen una calificación semestral de parte de sus reclutas.
-¿Y que vas a hacer? ¿Ponerme mala nota?
-Si.
-¿El primer día?
-Tu me has puesto una sanción en mi primer día.
-No me lo puedo creer.- Ella era audaz.
-Quiero el formulario de calificación por favor y que sea rápido, tengo clase de natación, no quiero perdérmela.
Quite el formulario de uno de los cajones de mi escritorio y lo puse delante de ella sobre la mesa.
-Aquí tienes.- le alcance el bolígrafo y comenzó escribir. Estaba enojada, aunque no la conocía lo suficiente, podía darme cuenta de eso.
-Firma aquí.- repitió las palabras que le dije mientras me alcanzaba la hoja.
Leí lo que decía allí: "Despiadado, duro, histérico, cruel, inhumano. Nota uno de diez."
-Yo no soy nada de lo que dice aquí, mucho menos inhumano.- reclame.
-Has querido que corra quinientas vueltas a la pista ¿Hay algo más inhumano que eso?
-Ambos sabíamos que eso era imposible y te he acompañado, no sé si lo recuerdas.
No entendía en qué momento la situación se había dado vuelta, ahora era ella quien me acusaba y yo me defendía.
-Se que no te ascenderán si ven esta queja.- me miro con malicia y pude sentir un frío recorrer mi espalda. No lo había pensado.
-¿Ahora vas a sobornar a un superior?- pregunte mientras quitaba otro formulario.
"Sanción número dos." Escribí.
-¿Que haces?- se enderezó seria.
-Te pongo otra sanción.
-Sargento Jones, disculpe si le he ofendido, no ha sido mi intención.- se disculpo aunque sabía que no era una disculpa verdadera, quería evitar otra sanción.- podemos llegar a un arreglo pero lamentablemente vamos a caer en un vil soborno.
-¿Un arreglo? ¿De que vas?
-Bueno, será fácil. Si tu me pones la segunda sanción yo te pondré otra queja. Solo que esta vez diré que te has caído en la pista de entrenamiento por mirarme los pechos y mi prueba serán tus rodillas lastimadas.- abrí los ojos de par en par.- No creas que eres el único que ve y escucha. No soy tonta sargento.
La mire mientras deliraba internamente. Si pudiera la pondría como capitana de unidad, era muy buena estratega.
-Nos quedamos con las sanciones que tenemos.- dije mientras rompía el formulario de la segunda sanción. Martinez sonrió victoriosa.- Tienes que saber que seré duro contigo, no dejare que me manipules tan fácilmente.
-Pues disimula si me vas a mirar, guapo.
Se podía sentir la tensión en el aire. Tenía el valor de plantar cara a un superior, esa chica de físico pequeño que estaba sentada frente a mi me acababa de dejar estupefacto.
-Puedes irte Martinez.- permití.
-Solo quiero que tengas claras dos cosas.- se levanto de su lugar después de repetir las palabras que yo había dicho.- No soy ni seré tu amiga, esa es una.
-¿Y la segunda?
-Yo también te miro, la diferencia está en que yo no me caigo como un tonto.- suspiró.-Lo siento sargento pero tengo que cuidar mi nuevo hogar, no le permitiré echarme de aquí.
Trague saliva mientras la veía irse. Vaya mujer.
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¡La amo, Martinez!
RomanceTheo Jones es un serio sargento militar que tiene como objetivo capacitar a los novatos para poder ascender de puesto. Observador, detallista y riguroso, narra como poco a poco se enamora de la recluta Luz Martínez, una chica de la calle que terminó...