Capitulo 14

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-No puedo renunciar, me quedare nuevamente en la calle. Tengo que pagar la clínica de rehabilitación de mi hermano, necesito ese sueldo.

-Te quedarás aquí, quédate en mi casa, la pondré a tu nombre si es necesario pero quédate aquí.- dije desesperado.- lo mismo con mi sueldo, dejaré la orden de que lo cobres tú, quédate con todo, de todas formas yo también tengo que irme.- prefería que se quedara con todas mis cosas a que muriera.

-¿Tu también tienes que ir?- pregunto poniéndose nerviosa nuevamente. Asentí con la cabeza y me senté frente a ella.- ¿Cuando pensabas decírmelo?- No pude responderle, no iba a decírselo.- La puta madre Theo...

-Debes quedarte aquí, no puedo evitar que vayas, tienes que renunciar Luz.

-¿Hace cuanto sabias que tenías que irte?- dijo con la voz temblorosa. Me quede en silencio.- siempre lo supiste...

-No quería que sufrieras.- afirme.

-¿No has pensado que sufriría más al irte sin que lo supiera? ¿Que mierda hay en tu cabeza?

Seguí en silencio, tenía razón y no iba a llevarle la contra.

-No voy a renunciar.- sentenció y la mire.- No lo haré, me he anotado en el ejército sabiendo que algún día me llamarían para alguna cosa de estas.

-No estás preparada aún.

-¿Y eso que mierda importa? A nadie le ha importado, por eso me llamaron.

-A mi si y necesito que renuncies.

-No lo haré.

-Por favor.- ella volvió a negarse.- van a matarte Luz y no podré evitarlo. No se ni siquiera si estaremos juntos allí.- me estaba sintiendo mal.

-Me las arreglaré.

-¡No sabes a donde te están enviando! ¡Es peligroso!- alcé la voz.

-He vivido en la calle la mayor parte de mi vida, se como sobrevivir.

-No es lo mismo.- me sentía mareado.

-Toma.- me alcanzó su té y lo rechacé.- tenemos que mantenernos tranquilos.

-Es imposible.

-Debemos irnos al cuartel.- indicó.

-No saldré de aquí contigo. No permitiré que vayas.

-Pues me voy en taxi.

-Luz...

-Es nuestro trabajo Theo, estaré agradecida si me acompañas y si no, igual voy a ir.- unas enormes ganas de llorar me inundaron.

-Nos vamos mañana, de todas formas teníamos que volver el lunes.

-Me han llamado de urgencia, tengo que presentarme esta noche.- Cubrí mi rostro con ambas manos, la situación me superaba.

-No podremos seguir con esto, en cuanto lleguemos al cuartel debemos comportarnos profesionalmente. No se cuando te podré besar de nuevo, no sé si te volveré a ver. Cuando lleguemos nos van a separar.- hablé angustiado.

Luz se levanto de su lugar y camino hacia mi. Quitó las manos de mi rostro y le permití sentarse sobre mis piernas. La abrace, no quería separarme de ella.

-Estaremos bien.- dijo en un susurro.- quedémonos juntos lo más que podamos y luego, permanecerás aquí.- señaló su corazón- y aquí- señaló su cabeza.- para siempre. Te tendré presente en lo que me quede de vida, cariño.- solté algunas lágrimas, esto era muy fuerte.

Ya no era el mismo sargento de siempre, Luz había roto todos mis escudos de protección. Podía fácilmente entregar mi vida a cambio de la de ella y ni siquiera me lo pensaría dos veces.

Me sentía mal, nunca me había angustiado tanto en mi vida. Solo con pensar que podrían hacerle daño me dejaba sin ganas de nada.

Bese sus labios eufóricamente, la necesitaba conmigo. Ella me correspondió, probablemente sería la última vez que estuviésemos juntos.

Le quite la ropa y ella hizo lo mismo conmigo, sabía que este momento iba a ser especial pero ahora lo era aún más.

Era la primera vez que estaba con ella de esta forma y muy probablemente también era la última. Acaricié su cabello, era suave y brillante, no lo había notado mucho en el cuartel porque siempre debía estar peinada de determinada manera.

-Te quiero.- dije cuando finalmente nos unimos. Me beso de una forma que jamás olvidaría.

Estar junto a ella fue simplemente mágico, no había vivido esto con ninguna mujer. Luz era perfecta para mi.

La vi caminar hacia el baño y me dejó loco. Era preciosa, la mujer más bonita de la tierra.

Me levante de mi lugar y camine hacia el baño también. La vi ducharse, era alucinante verla de esa forma.

Ingrese a la ducha junto a ella, el agua caliente caía sobre nuestros cuerpos. La abrace fuerte, disfrutaría de este momento con ella. Era el único momento de tranquilidad que habíamos tenido en lo que nos conocíamos.

-Haré todo lo posible por quedarme a tu lado.- me sinceré en un susurro.

La protegería como fuera aún si tenía que entregar mi vida por ello. A Luz no le hacía daño nadie, no iba a permitirlo.

Sentí sus manos recorrer mi espalda, lo disfrutaba al igual que yo.

El timbre sonó y nos sacó de aquella burbuja tan perfecta. Maldije por dentro, no podía ser que nos molestasen aún estando aquí.

-Iré a ver quien es.- avise y la bese. Salí de la ducha, me seque y trate de vestirme rápidamente.

Al llegar a la puerta abrí y divisé a Jack, el sargento del cuartel cuarenta y dos. Tenía su uniforme formal puesto y llevaba su gorro en sus manos.

-Disculpa que te moleste a estas horas, me han enviado a por ti.

-¿Quien?

-El comando, te necesitan en el cuartel, es urgente. Gente de tu unidad tendrá que ir a combate y de la mía también, debemos planificar todo.

-¿Cuanto tiempo tenemos antes de viajar?

-Un día.- la indignación creció en mi interior.- vamos a tener que apoyarnos entre los dos, debemos enseñarles lo básico en el poco tiempo que tenemos, no permitiré que se vayan sin saber nada.- asentí, tenía razón.

-Dame un momento para prepararme. Enseguida vuelvo contigo.- avise y cerré la puerta.

Quería llorar, quería romper todo.

Camine hacia el baño nuevamente y observé a Luz mientras se vestía.

-Tengo que irme, han venido a por mi.- ella suspiro fuertemente.- ¿Sabes conducir?- asintió.- toma las llaves de mi coche y ve al cuartel. No podemos llegar juntos, tengo que irme con el sargento.

Mire al suelo, ya estaba resignándome totalmente. Luz camino hacia mi y levanto mi rostro con una de sus manos.

-Te quiero.- dijo suave para luego besarme.- Gracias por aparecer en mi vida, eres una buena persona Theo.

-No te despidas.- Rogué y la abracé.- escúchame bien, si vuelves antes que yo quiero que te quedes aquí. Estaré tranquilo si haces eso.

-Cariño...

-Nada, quédate aquí, por favor.

-Esta bien, me quedare aquí pero solo para esperarte, así que mas vale que vuelvas conmigo cuando todo esto pase.- sonreí levemente y volví a besarla.

Aún no podía creer que posiblemente este iba a ser nuestro último beso.

¡La amo, Martinez!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora