¡La amo, Martinez!

Capitulo 7

La vi cruzar primero la meta y sonreí, aunque cuidándome de que nadie me viera. No iba a arriesgarme más. 

Ella había podido ganar aun teniendo el tobillo hecho mierda. Teníamos los diez puntos, la unidad estaba contenta, bueno, casi toda la unidad. Johnson miraba a Luz como si quisiera apuñalarla y eso no me gustaba absolutamente nada.

Se acercó a mi rengueando pero con una enorme sonrisa en el rostro. Comencé a sentir como cosquillas en la tripa, tal vez era hambre.

-Gracias por dejarme correr.- se detuvo justo frente a mi.- ha sido muy importante para mi.

-¿Como va el tobillo?

-El tobillo ha empeorado, pero la satisfacción de ganar me quita el dolor.- mire la zona afectada y estaba más hinchado que al principio.

-¿Necesitas ir a la enfermería?- asintió con la cabeza.- ¿Puedes caminar?- No iba a cargarla si eso era lo que esperaba.

-Puedo hacerlo si me ayudas.- esta vez fui yo quien asintió.

Volvió a apoyarse en mi y comenzamos a caminar despacio.

-Sargento, ¿puede venir un momento?- pregunto Mario.

-Ahora vuelvo, la llevaré a la enfermería.- avise concentrado en la chica que tenía a un lado.

Ella se mantuvo en silencio mientras avanzábamos. Nos detuvimos en la puerta y la mire.

-¿Necesitas que te acompañe adentro?- Negó con su cabeza y miró a nuestro alrededor. Se comportaba extraño.- ¿Estas bien?

-Si... yo... estoy bien.- me dedico una pequeña sonrisa y la mire confundido.

-¿Que te pasa,  Martinez?

-Quiero...-dejo de hablar cuando una enfermera pasó por nuestro lado y entonces trate de prestarle más atención.- Yo...

-¿Tu, que?- estaba poniéndome impaciente.

Se acercó peligrosamente a mi y beso una de mis mejillas. Me quede congelado, mi cerebro se había reseteado.

-Quería agradecerte por todo.- habló rápido y de la misma manera ingresó al lugar.

No era la primera vez que me dejaba parado en un lugar y todavía vacilando. Parecía un tonto. No iba a mentir, quería ir detrás de ella y devolverle el beso. Pero recordé que debía poner límites así que decidí marcharme.

Camine torpemente hacia donde estaban todos, mi cerebro seguía nublado y no podía hablar.

-¿Puedo decirte algo? - dijo Mario a mi lado. Asentí con la cabeza ya que las palabras no salían de mi boca.- Theo, ¿que está pasando con Martinez?

Al escuchar su apellido volví a tierra.

-Nada.- respondí seco.

-Están cerca constantemente y no sólo yo me he dado cuenta de eso, Johnson me ha dicho algo parecido.

-No pasa nada con Martinez, dejen de sacar conjeturas que no son.- me puse a la defensiva.

-Esta bien, si tu dices que no pasa nada entonces te creo. Pero debo recordarte que es peligroso, lo sabes.

-Si, lo se.

-Aparte te irás y no sabes si vuelves.

-También lo se.

-No la ilusiones si no estás seguro de regresar.- me aleje de él, creo que lo dejé hablando solo. No necesitaba escucharlo ahora mismo, estaba perdido en pensamientos.

Sin darme cuenta llegue a la oficina del general y golpee la puerta. Había recordado que tenía una tarea pendiente.

-Pasa.- indicó e ingrese. Me detuve en el medio de la habitación, solo venía a averiguar una cosa.-¿Que necesitas hijo?

-¿En que puesto van?- pregunte refiriéndome a la lista de reclutamiento. Fijó su mirada en mi.

-Cuarenta.

-¿Todos están muertos?

-No, la mayoría han regresado, lamentablemente todos mal heridos.

-¿Tan mal estamos?

-Así es, ¿has estado entrenando?

-Aun no.

-Quedan noventa y cinco lugares para alcanzarte Theo, han regresado cuarenta personas en cuatro días, prepárate, es en serio.

-Lo se. Solo necesitaba saber cuánto me queda.

-No puedo borrarte de la lista, lo haría pero me meterían preso.

-Tranquilo, no quiero que me borres. Gracias por el dato.- camine hacia la puerta y mientras lo hacía él me habló.

-¿Quien es Martinez?- me detuve en seco.

-¿Por que?- No me volteé.

-Hay rumores, si es eso por lo que estás aplazando tu entrenamiento entonces tiene que terminar. Recuerda que todos te observan, eres hijo del general y no puedes fallarle al cuartel.

-Tengo muy claro que soy tu hijo, lo he tenido claro desde siempre.- suspire y me retire del lugar.

Todo mi entorno decía que debía terminar lo que sea que había comenzado con Martinez, pero había algo dentro de mi que no me lo permitía.

De todos modos, iba a morir en combate porque no dejaría que me dejen mal herido, lucharía hasta el último respiro, para eso me habían entrenado. Así que por eso quería disfrutar de lo que tenía ahora.

Era un extraño impulso el que tenía por dentro, nunca había sentido algo igual, tal vez porque antes no tenía a la muerte tan cerca.

Camine hacia la enfermería decidido, quería verla para descubrir que era lo que estaba sintiendo por ella.

Ingrese y pregunte en donde estaba. La enfermera me indicó la habitación y fui hasta allí. Golpee un par de veces y luego de un minuto o dos, me dejo pasar.

-¿Que pasa, señor?- todo el valor que había obtenido se me fue de repente. Me quede allí parado y tonto, como siempre hacía últimamente.- ¿Theo?

-Estoy mirándote.- dije mientras trataba de descubrir que sucedía en mi.

-Lo se y es raro, ¿qué ha pasado?

-Solo... déjame mirarte un momento.- ella me observo confundida. Estaba sentada en una silla de ruedas y tenía un vendaje en el pie.- ¿Por que me has besado la mejilla?- pregunte.

-Ah, eso.- desvió la mirada.

-Si, eso. 

-¿Te molestó?- negué con la cabeza.- ¿En serio?

-¿Por que lo has hecho?- insistí.

-No lo sé, fue un impulso.- Analice sus palabras tratando de entenderla. Luego de eso di unos pasos hacia adelante para acercarme.- si te ha molestado, discúlpame.

-¿Puedo?- pregunte con precaución. Ella no entendía lo que hacía y yo tampoco, pero quería probar que sucedía. Asintió insegura y acorte distancias.

Bese su mejilla izquierda delicadamente y entonces entendí lo que realmente sucedía, Martínez había comenzado a gustarme. 

Me separé de ella y trate de controlarme, el corazón me iba a mil.

Camine hacia la salida en absoluto silencio y me marche. Ahora que había descubierto lo que pasaba debía encontrarle una solución.