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Jason


Me quedé mirando fijamente a los dos gusanos que están a centímetros de mí. Me pareció irreal la escena. Siempre supe que existía la posibilidad de que Asher regresara cuando se enterara de todas mis recuperaciones, pero ¿Caleb? ¿Cuál es el objetivo con que ése cobarde esté aquí? Sin dudas ellos no me dan miedo, lo que sí me da pavor es que algo pueda ocurrirle a las pocas personas que me importan que están en este lugar.

Miré a Atena e hice un movimiento con mi mano indicándole que se mantenga en su sitio. No puedo permitirme que nada le suceda, ella no pagará la culpa de mis problemas, no otra vez.

—Guao, —ironicé— ¿Desde cuándo son amigos? Creí que el "gran Asher" solamente se reunía con gente de su nivel, no con niñitos cobardes.

—Es cínico que lo digas. —responde Caleb riendo—. Digo, al fin de cuentas, el que ha estado huyendo de muchas cosas eres tú.

Dylan se rió antes de que yo pudiera contestar y habló—. ¿Huyendo Jason? Sabes que no. Si él tiene que enfrentarse a alguien lo hace sin ayuda porque no teme, en cambio tú buscaste a este porque no eres capáz de hacer nada solo. Eso debe joder.

—Y mucho —finalicé yo.

—Quizás no puede solo —dice Asher—. O tal vez quiere que esta vez sea una multitud la que te destroce, para ahora sí no puedas salir de esta.

—¿Y tu gran multitud, dónde está? No la veo.

Asher rió.

Y silvó.

Por la puerta entraron aproximadamente cinco hombres, pero fuera habían muchísimos más.

Él y Caleb comenzaron a acercarse a mí.

—No se acerque a mi hijo. —habló mi madre en un hilo de voz.

—Mamá, por favor... —no quiero que nada le pase. Si alguien intenta simplemente ponerle un dedo encima, me dará igual matarlo con mis propias manos.

—Señora, le recomiedo que se calle —dice Asher—. No quiero que hayan daños colaterales en esto. El problema es con el excremento de su hijo.

—Lo que quieran hacer no pasará delante de mi familia. —pausé algunos segundos— Vayamos a otro lugar.

—Me temo que no estás en condiciones de elegir nada. —contesta Caleb y me dan ganas de reventarle la cara.

Ambos avanzan hacia mí y yo hacia ellos. Me percato que Dylan va a mi lado sin miedo, con la mirada firme y dispuesta. Quedé justo de frente a Asher, observándolo fijamente sin siquiera pestañear. Mi amigo está cara a cara con Caleb, amenazándolo con su vista feróz.

—¿Hasta cuándo? —escuché una voz que conozco perfectamente y de inmediato me giré. Atenea había dado dos pasos al frente junto a Kim tomadas de la mano. Ambas tienen sus mejillas ligeramente mojadas por las lágrimas que derramaron—. Esto no es una maldita guerra, ya le hicieron suficiente daño ¡Ya es hora de que dejen su obsesión y nos dejen tranquilos de una buena vez!

—Atenea, ¡Siéntate y haz silencio! —exclamé. No quiero que le hagan nada ella, no puedo permitirlo.

—No... no... ya basta de tragedias, por favor...

—Hija mía, ven... —su madre tomó su mano pero Atenea se soltó. William se levantó y la agarró por la cintura llevándosela a ella y a Kim al asiento con él.

PERMITIDO ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora