Poco quedaba ya de aquel niño que alguna vez fue. El pasar de los años junto con la crudeza que implicaba convertirse en un caballero de Athena y, por sobretodo, en uno del más alto rango, había hecho mella en la inocencia que alguna vez tuvo.
Camus de Acuario ya no era aquel risueño, tímido e introvertido pequeño que el Patriarca había conocido en Francia. Aquel lleno de dulzura y curiosidad, ése que con alegría había tomado la mano del hombre, feliz de no tener que volver al orfanato del que éste lo había librado.
La inocencia de aquel Camus se había ido con los días, con los meses y los años. Pues si bien había resultado una alegría abandonar Francia, lo que le esperaba en Siberia no podía asegurar que hubiese sido mejor.
Como tantos otros niños, Camus fue acogido y enviado a su lugar de entrenamiento. Y como tantos otros también, fue considerado un niño prodigio, por lo que no se le asignó ningún maestro.
Obligado a entrenarse a sí mismo, desarrolló su fuerza y habilidad basándose en el instinto. Siempre al cuidado del Santuario, se le exigió muchísimo en cuanto a su formación. Pues no sólo se le demandó entrenamiento físico sino también académico.
Había pasado sus primeros años rodeado de libros y el destino eligió que su vida así continuara, pues el Patriarca le envió tutores de todo tipo hasta que fue lo suficientemente mayor para continuar solo con su educación.
Con una innata facilidad para aprender, no fue para él ningún misterio entender las ciencias que hacen funcionar al mundo, así como tampoco le fue difícil prepararse para una vida solitaria. Después de todo, su vida siempre lo había sido un poco.
Acostumbrado a la falta de compañía, de familia, de amor, no podía ser difícil hacerse una idea del futuro que le esperaba. Sabía por el mismísimo Patriarca que su lugar era allí y no junto al resto, y que así sería al menos por varios años.
Fueron éstos, justamente, los que le permitieron al joven francés enamorarse de aquellas tierras. Amaba Siberia como no amaba nada ni a nadie. Era su hogar, su lugar en el mundo y pese a ello no podía aún olvidar la fiereza con la que ésta lo recibió en su momento. Con un frío capaz de aniquilar hasta los huesos, Camus de Acuario había tenido que llevar hasta el límite su vida para ser capaz de hacerle frente a lo que sería su elemento.
El resultado estaba a la vista, lo que no lo estaba, sin embargo, era el camino que el pequeño niño había tenido que recorrer en completa soledad. El éxito había salido caro, pues fue este recorrido justamente quien transformó a aquel niño.
Obligarlo al contacto con la crudeza de la muerte, las injusticias de la vida, la ambición y la falta de empatía en el mundo, habían destruido al Camus del que ahora no quedaba nada. El brillo de sus ojos se había apagado, así como la alegría de su risa y la inocencia de su alma se habían extinto.
El joven francés, ahora plantado entre enormes y gélidas montañas, de largo y fino cabello, con ojos azules como el océano y una mirada más fría incluso que la mismísima Siberia, era ya un hombre que poco recordaba al niño que fue. La belleza se había apoderado de sus rasgos, así como la delicadeza y la elegancia lo habían hecho con su cuerpo.
Alto y esbelto, delgado y bien formado, el joven representante del signo Acuario era dueño de una finura y distinción extremadamente palpable. Esto no sólo se apreciaba en su carácter, sino que atravesaba lo más profundo de su ser, tanto que hasta a la hora de pelear él no perdía jamás los estribos.
Prudente, calculador y experto en el manejo del sistema nervioso, el joven francés no podría resultar transparente a los ojos de nadie. Y es que pocos podrían decir con exactitud qué cosas estuviese pensando, o qué plan su mente sería capaz de fraguar. El misterio lo envolvía, el silencio lo acompañaba.
Y así como el frío se había convertido en su elemento, Camus de Acuario también adoptó éste como su escudo. Pues cansado del dolor, fue el frío quien al fin de cuentas le proporcionó calor.
Su corazón era un lugar desconocido, tierra jamás habitada. Nadie había tenido oportunidad de descubrirla y él no creía que alguien pudiera hacerlo. Si esa persona existía pues bien..
Esta aún no se había cruzado en su camino.

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Maestro Camus
ФанфикAquí dejaré volar mi imaginación hacia el pasado. Pedacitos de historia de lo que pudo haber ocurrido. ¡Espero les guste! • Libro dedicado exclusivamente a nuestro Mago del Agua y el Hielo ♡ • No se descarta aparezca en algún momento el bichito ♡