El pasar de los días le sirvió a aquel niño para comprobar que exigente no era sinónimo de malvado. Camus de Acuario era sumamente estricto, inflexible y severo en su papel de mentor, eso era cierto, más sin importar cuánto énfasis pusiera en sus enseñanzas, ni una sola vez éste dejó de ayudar a su alumno en cuanto lo necesitó.
El primer desafío que Isaac debió afrontar fue entrenar su tolerancia al frío, tal y como su maestro se lo había adelantado. Así pues, semana a semana el acuariano fue eliminando cada una de las prendas de vestir que consideraba estaban de más en su discípulo, y no se detuvo sino hasta que el pequeño tan sólo quedó en camiseta y pantalón. Eso era todo lo que su cuerpo podía vestir, al menos, mientras estuviese entrenando. Pues si bien era una exigencia de su maestro, ésta acababa así como la clase también lo hacía.
- Concéntrate. - animó al pequeño que, temblando de pies a cabeza, soportaba el frío glacial sentado en la nieve.
A tan sólo un palmo de distancia y de pie, se encontraba el mentor de aquel niño. Y sin quitarle la vista de encima a su discípulo, éste medía su tolerancia y avance. Llevaban ya varias semanas practicando aquello y pese a que de forma lenta, Isaac iba mejorando con los días.
Sentadito en un alto montículo de nieve, el pequeño se concentraba en no perder el control sobre sus sensaciones. Podía sentir el frío en sus piernas quemándole, sus manitos y dedos totalmente entumecidos y sin embargo allí estaba. Pues nada quería más aquel pequeño que hacer sentir orgulloso a su maestro.
El acuariano, por su parte, siquiera pestañeaba para no perder detalle de su alumno. Cada semana aumentaba su exigencia, así como también el tiempo de exposición que Isaac debía soportar.
- Concéntrate.. - repitió al ver que su alumno comenzaba a flaquear - Busca dentro tuyo, Isaac. Controla tú al clima, no permitas que éste te domine.
Ante su voz, aquella perfecta voz que tanto admiraba, el peliverde pareció recuperar la fuerza que había comenzado a abandonarlo. Mas derechito que antes, cerró aún más sus ojos, aquel frío no le ganaría, ¡no hoy!
Su maestro estaba allí, confiaba ciegamente en él y si éste le exigía más es porque sabía que podía. Nunca habría arriesgado la vida de su alumno de saberla en peligro. Mucho antes de llegar al límite del pequeño, el mayor habría acabado con aquella tortura. Pues tortura es lo que era, y ambos lo sabían.
- Suficiente. - afirmó el francés tiempo después, cuando estuvo seguro que de dejar pasar un minuto más su discípulo perdería la consciencia.
Tan débil y endeble como una hoja al viento, el cuerpo del niño flaqueo al intentar ponerse en pie. Antes de que cayera, sin embargo, el acuariano ya estaba a su lado. Sosteniéndolo con suavidad, envolvió al niño con el abrigo de piel que tenía preparado a la espera de aquel momento, así como cubrió también sus manitos y su cabello.
- Lo siento, maestro.. - murmuró avergonzado el peliverde, mientras su maestro acababa de abrigarlo. Agachado a su altura, el francés tan sólo se dedicaba a cubrir su cuerpo tanto como pudiese - Debí esforzarme mucho más.. - agregó.
Al oír las palabras del niño, los zafiros del mayor se detuvieron en las esmeraldas del pequeño. Y si bien al principio lo miró con seriedad, una suave sonrisa se dibujó poco a poco en sus labios.
- ¿Pero qué estás diciendo, Isaac? - susurró al niño que, muerto de frío ya, no paraba de temblar - No podrías haberlo hecho mejor.. - agregó mientras acababa al fin de proteger a su discípulo.

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Maestro Camus
Fiksi PenggemarAquí dejaré volar mi imaginación hacia el pasado. Pedacitos de historia de lo que pudo haber ocurrido. ¡Espero les guste! • Libro dedicado exclusivamente a nuestro Mago del Agua y el Hielo ♡ • No se descarta aparezca en algún momento el bichito ♡