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"Pero me sigo moviendo, queriendo algo nuevo; porque hay más a donde ir. Trato de no ser egoísta, como si no fuera algo malo. Yo tomo el control, porque hoy es un nuevo día y estoy intentando sentirlo como un milagro. Dame una nueva vida. Dame nuevas alturas. Bebé, estoy bien ahora, es mi momento"

Breathe Again-Alisa (Carole & Tuesday; Angela)

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Seguía quitándose ramas de sus risos castaños, refunfuñando y tirándole los palitos de madera que sacaba de su cabeza a la Alfa que seguía descojonándose de risa en el suelo. Sin importarle que se estuviera ensuciando y que tuviera uno que otro golpe en el rostro.

Sí se encontraran en una situación que difiera a la que estaba aconteciendo, seguramente Gadea estaría maravillada de ver a Aldara riendo a todo pulmón, pero la causa de la risa era ella, así que no, no le daría el placer de suspirar enamorada.

—¡Debiste ver tu expresión! —volvió a reír. Tomando aire y riéndose a más no poder—Princesita—canturreó—, podré ser una "taruga", como te gusta decirme—dirigió su mirada azulina a la figura de la Omega, que aún seguía mirándola con ganas de degollarla. Era adorable—. Pero, nunca haría algo tan detestable como vender a un Omega como si no tuviera valor alguno—los iris azules dejaron aquel brillo juguetón para tomar un aire más serio.

Gadea dejó de rebuscar en su cabellera, por fin sintiendo que no tenía más nada en su melena. Se paró del tronco en el que se encontraba, sacudió los pantalones viejos de Bastean que seguía utilizando. La mirada gris se posó directamente a la Alfa que seguía en el suelo recostada, mirando que el pómulo izquierdo tomaba un color rojizo y un pequeño rastro de sangre que salía de una de sus fosas nasales. Suspiró y sonrió.

Empezó a caminar por todo el lugar en el que estaban, lejos del campamento. Merodeó el sitio, hasta que encontró una rama gruesa, dura a simple vista. Satisfecha con su hallazgo se acercó nuevamente a Aldara que la miraba curiosa. Tomó aire.

—¡No vuelvas a hacerlo! —arremetió contra la azabache. Golpeando con todo lo que sus debiluchos brazos podían ofrecer de fuerza— ¡Alfa bufona! —le riñó mientras seguía golpeando a diestra y siniestra el cuerpo que seguía en el suelo y que ahora tapaba su cara con ambos brazos.

—¡Que sí, mujer! —intentó, vagamente, quitarle el palo. Pero ella sabía que se había pasado, dejó que la Omega se desquitara—¡Auch, eso sí me dolió!

Gadea al ver que su rama terminó por romperse en la dura y hueca cabeza de Aldara decidió utilizar su último recurso.

—Me rindo, ya para... ¡¿Pero qué haces?! —Gadea había tomado la ingeniosa idea de subirse al regazo de Aldara y golpearle con sus pequeños puñitos—¡Bájate, loca!

—¡No, hasta que te disculpes apropiadamente! —le ordenó. Mientras que seguía golpeando la masa de músculos con ahínco. Sus nudillos empezaron a doler, tenía que aceptarlo, Aldara era musculo puro, seguramente causa de su anatomía como Alfa y por el trabajo duro.

Ambas se empezaron a manotear, una más fuerte que la otra, una con ganas de desmembrarla por tal broma de mal gusto y la otra con miedo a herirla con su fuerza. Siguieron en su riña sin percatarse que dos pares de ojos la miraban divertidos, sin querer llamar la atención por estar presenciando algo único en todos los sentidos.

—¿Interrumpimos algo? —la voz de Félix disipó la riña entre Omega y Alfa. Ambos jóvenes las miraban curiosos y con sonrisas burlonas. Pero no era para más, si lo que encontraron fue a Gadea tomando mechones negros entre sus manos y Aldara levantando con sus dos piernas el cuerpo entero de la Omega, como si fuera lo más normal del día.

The Real Enmity (Omegaverse GL)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora