VII

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"Ella dijo: ¿A dónde quieres ir? ¿Cuánto quieres arriesgar? No estoy buscando a nadie con dones superhumanos, algún superhéroe, felicidad de cuento de hadas. Solo a alguien a quien pueda recurrir, alguien a quien pueda besar, quiero algo justo como esto"

The Chainsmokers ft Coldplay-Something Just Like This.

...

Aldara respiraba de forma pesada, mientras intentaba drenar toda la adrenalina que sulfuraba desde lo más profundo de sus entrañas.

Gruñó, siguiendo molesta. El establecimiento era un desastre de sillas rotas, mesas desordenadas y hombres desmayados.

Pasó una de sus manos por sus hebras ébano, agitada y aun molesta; estaba decidida a golpear a Félix cuando lo viera de nuevo. Pero, ahora debía huir y hacerse la desentendida con la deuda que seguramente debía ser dueña y los hombres que yacían en el suelo retorciéndose de dolor.

—¡Oye, tú. Págame por los daños! —un rechoncho hombre de mediana edad, —Beta por la falta olor—, pasaba entre los hombres tirados como si nada, seguramente lo recientemente acontecido era algo habitual en su establecimiento. Aldara no pensaba quedarse, claro que no.

Emprendió huida al ver que el hombre se acercaba a ella. Salió como alma que lleva el diablo de la posada.

Al salir miró a todos lados para observar a sus dos amigos haciendo poses extrañas y causándole gracia al par de hermanos que los acompañaban. Félix tenía una rama en su labio superior mientras que sus brazos estaban en una posición de ataque de grulla y una de sus piernas estaba levantada para hacer más complicado el equilibrio, Victoria imitaba su postura con la diferencia de que no tenía una rama en su labio superior y los brazos los tenía alzados al aire.

Por su lado los hermanos se reían a carcajada suelta de las acciones de ambos Alfas. Aldara negó con su cabeza, ya golpearía a ese par de ineptos, pero antes debía huir del alboroto que había causado por gracia de Félix.

—¡Dejen de hacer el tonto! —gritó en dirección de sus amigos y los hermanos. Los cuatro voltearon rápidamente hacia su dirección, los ojos grises que cayeron rápidamente en su figura se iluminaron solo al verla— Si seguimos aquí tal vez terminemos de nuevo en las celdas— expresó al estar junto al grupo.

—¿De nuevo? —inquirió curioso el Beta.

—Tal vez, solo tal vez nos metemos seguido en problemas que siempre resuelve Aldara— dijo muy quitado de la pena Félix ganándose un ceño y gruñido de disgusto de la de ojos azules.

—La próxima dejo que te cuelguen de las pelotas, mequetrefe— le advirtió Aldara—. Pero eso lo haré yo, ahora si no es mucha molestia debemos irnos.

Todos asintieron de acuerdo a la petición de la Alfa. Aldara se detuvo, mirando a Gadea.

—Te llevaré— le ordenó, con tacto y delicadeza, la Omega se sonrojó. La castaña negó con la sien roja—. No te haré daño, Omega— le aseguró con parsimonia Aldara, se agachó quedando a una altura en la que Gadea pudiera subirse con facilidad a su espalda.

La castaña desconfiada y sobre todo avergonzada, subió a la ancha espalda. Pasó sus brazos alrededor del cuello de Aldara. Su corazón se aceleró y su olfato se cautivó por el embriagante aroma que la Alfa desprendía.

Los músculos de la espalda de Aldara se tensaron mientras se erguía con el peso de la Omega que ahora llevaba a cuestas, Gadea lo notó y se maravilló con los efectos naturales que el cuerpo fornido y bien trabajado de Aldara realizaba.

The Real Enmity (Omegaverse GL)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora