XIII

679 73 61
                                    

"Últimamente no puedo dejar de pensar que nuestros caminos podrían llevarnos por diferentes fases. No quiero complicar el ritmo que estamos llevando, pero estoy sin palabras cuando todo es tan puro, ¿Puede ser algo sin algún rumbo?... ¿Sin algún rumbo? Si alguna vez me dejas, todas las canciones que nos gustan sonarán como canciones de cuna agridulces. Perdido en la tristeza, esas personas no me aman como tú, esos escalofríos que conocía; no eran nada sin ti. Y todos los demás, no me importan ahora; eres la única persona que no puedo perder. Nadie me ama como tú"

Joji-Like You Do

...

Habían terminado en el cementerio de la Villa, observando los mausoleos, las lapidas mohosas y percibiendo en su piel el crepitar del viento nocturno. Podían escuchar a la lejanía la algarabía del baile. Gadea iba prácticamente encima de Victoria, mientras Aldara se encontraba rastreando los residuos que quedaban del aroma de Félix. Seguir el aroma del Alfa se había hecho una tarea difícil, se dispersaba o se perdía en ocasiones.

Llegaron hasta lo que parecía el final del cementerio, una gran barda hecha de tabiques polvorientos y mohosos le impedía que siguieran por delante, cosa que molestó mucho más a Aldara. Ambas castañas se detuvieron, en algún punto del camino, Gadea se había tirado encima de la espalda de Victoria, como gatito asustado, ambas se encontraban temblando, el lugar daba muy mala vibra.

La de ojos azules miró a ambos lados, teniendo que adaptar su visión por la oscuridad de la luna menguante. Suspiró cerrando sus ojos, concentrándose en encontrar el aroma de su amigo. Abrió su iris, sintiendo la fuerte esencia de Félix.

Aldara, que hasta ese momento se había detenido, emprendió camino en dirección a la izquierda, ambas castañas se sorprendieron por verla caminar hacia rumbo de una oscuridad penitente.

—¡Aldara! —gritó Victoria, llevando a cuestas de su espalda a Gadea, que solo se limitaba a temblar—¿A dónde crees que vas? —le cuestionó.

Aldara se dio la vuelta, mirando a ambas morochas. Levantó su ceja al ver a Gadea fuertemente abrazada a la espalda de Victoria.

—Pues a dar un paseo no, ¿Qué no estás viendo? —preguntó con sarcasmo y sorna—¡Buscó a mi pelele amigo que se perdió! —exclamó eufórica, aunque por fuera se encontrara tranquila, por dentro corría con el temor de que algo malo le estuviera pasando a Félix.

—Pero... ¿Debemos ir hacia allá? —rebatió, señalando hacía el área donde Aldara se dirigía, oscuridad y más oscuridad era lo que les esperaba—No me da buena espina ir hacia allá—objetó, Gadea asomó sus ojitos grises, mirando fijamente los azules de Aldara, afirmando silenciosamente que opinaba lo mismo que Victoria, ambas no querían ir hacia allá.

—El olor de Félix va en esa dirección—refutó. Quitó de su cuerpo su chaleco, buscó a tientas algo, encontrando una rama vieja de algún abeto que se encontraba a los alrededores. Enredó su chaleco en la larga rama, buscó un poco de yesca seca y un par de rocas. Todo el proceso bajo la atenta mirada de las otras dos mujeres. —. Da miedo, lo sé—dejó salir aire, a la par que hacía fricción entre ambas piedras—. Aunque no lo parezca, yo igual lo siento—declaró. Siguió golpeando las piedras, hasta que una chispa cayó en la yesca que previamente había puesto encima del chaleco, sopló con ferviente deseo, hasta que poco a poco una llamarada nació y tomaba como alimento a no morir la tela del chaleco—. Pero no dejaré a mi amigo solo, si desean acompañarme o prefieren dar marcha atrás lo entenderé—se levantó con antorcha en mano.

Gadea y Victoria la miraron, Gadea dejó de aferrarse del cuerpo de Victoria, hasta que sus pies cayeron en el suelo. La Omega caminó hasta donde Aldara se encontraba, mirándola con determinación, dándole a entender a la Alfa que iría a donde ella fuere, como promesa penitente.

The Real Enmity (Omegaverse GL)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora