Capítulo 4

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Verónica empieza a mirar frenéticamente hacia todas partes buscando un mueble grande o alguna pared donde esconderse. Lo único que logra ver es una puerta de madera clara junto a las escaleras. Se acerca y mueve frenéticamente la manilla. La puerta se abre. Sin perder un segundo más, la chica entra en la habitación y cuidadosamente empuja la puerta hasta que la cierra sin hacer el más mínimo ruido. Se apoya en la puerta y trata de tranquilizarse, nerviosa no llegará a ningún lado.

Cuando lo consigue, pasa a examinar lo que tiene a su alrededor. Una gran pizarra blanca en la pared derecha repleta de fotos, flechas, nombres y anotaciones en color negro y rojo; una pequeña ventana enfrente a la puerta; en la pared izquierda hay muchos recortes de periódicos y de revistas pegados y un escritorio que apenas tiene una lámpara y un ordenador.

¡Un ordenador!

Inmediatamente se olvida de las voces que hay al otro lado de la puerta. La cara se le ilumina y podría jurar que en ese momento escucha un coro de ángeles cantar mientras se acerca al ordenador.

Mientras lo enciende le reza a Lamassu para que ponga la suerte de su lado y no tenga contraseña.

<<Jooodeeerrr>> la sonrisa se le borra cuando lo primero que sale en la pantalla es un panel blanco con una etiqueta roja: contraseña.

Resignada, deja de prestarle atención al ordenador y pasa a los papeles pegados en la pared. Todos tienen algo en común: son noticias de robos de bebés en hospitales. Una, dos, tres, siete, once, veinte... Logra contabilizar hasta cuarenta noticias distintas, todas producidas en hospitales diferentes. Le llama la atención un titular en específico: Los casos de bebés robados en Narterick aumentan considerablemente.

Despega el papel con cuidado y lo examina más de cerca. Hay una foto de plano medio corto en la que aparece un hombre alto con el pelo moreno bien peinado y una mujer de pelo oscuro y lacio que tiene recogido en una coleta alta. Ambos tienen los ojos claros, él verdes y ella azules. También se fija que van vestidos de manera elegante.

En la esquina izquierda de la foto aparece una pequeña nota: Valentina García, creadora de su propia marca de ropa "Hēārt fāshīōn" y Abraham Vega, director del segundo banco más importante del país.

Siguió leyendo el resto de la noticia:

Desde hace dos décadas, la ciudad de Narterick ha sufrido multitud de casos de bebés robados. La policía tiene decenas de casos abiertos y otros tantos sin resolver. Teorías apuntan hacia Di Rizzuto, una organización criminal que lleva siendo perseguida por los agentes durante más de veinticinco años, pero que nunca han logrado desmantelar. No obstante, no hay suficientes pruebas que corroboren estas especulaciones.

La joven se centra en el nombre de la organización criminal. Di Rizzuto. Ya ha visto ese nombre en alguna parte, pero no recuerda en dónde. Por más que busca en cada rincón de su memoria no logra dar con la explicación de por qué le resulta conocido ese nombre.

Un pequeño ruido la saca de sus pensamientos. Busca el origen del sonido y lo encuentra en un reloj que no se había percatado que estaba sobre la puerta. Son las dos.

Vuelve a centrar toda su atención en el ordenador. Escribe "Di Rizzuto" en el recuadro blanco. Bingo. Se sienta en un taburete que estaba debajo de la mesa y mira a la pantalla, expectante. Una vez se revela la pantalla principal logra ver que solo hay dos carpetas: Documentos e Imágenes. Entra primero en la que lleva por nombre Imágenes.

Dentro de la carpeta hay unas cien fotos. Cien fotos de distintas personas. Le llama la atención una foto en específico que lleva por nombre "Verónica". Hace doble click sobre esta y se abre otra pestaña donde aparece una foto de ella de bebé junto a su padre.

¿Por qué tendrían una foto de ella cuando era pequeña?

Decide ver las otras noventa y nueve fotos de manera rápida, en todas aparece su padre cogiendo a bebés distintos. Aún sin salir de su asombro, cierra esas pestañas y hace doble click sobre la otra carpeta. Ante ella se muestran cien documentos. Todos registrados con nombres de personas, igual que las fotografías. Se queda paralizada cuando ve un documento registrado con su nombre. Con algo de temor clickea sobre él y aparece un documento en PDF conformado por dos páginas.

En la primera hay un informe. Tiene una pequeña foto en la esquina derecha, hace zoom. Es... ¿ella?

Lee detenidamente todo lo que pone en esa primera página.

Información general

- Nombre de nacimiento: Alexa.
- Nombre actual: Verónica.
- Lugar de nacimiento: Hospital Brocados, Narterick.
- Fecha de nacimiento: 3 de agosto de 2002.
- Hora de nacimiento: 12:05.
- Peso: 3.350 gramos.
- Parto natural.
- Pelo oscuro y rizado.
- Ojos verdes.
- Tez blanca.
- Asistió en el parto el Dr. González.

Padres biológicos

- Padre: A. V.
- Madre: V. G.
- Hermanos: Tres, tiene un gemelo.

<<Wait a minute, darling.>> Cada palabra que lee sorprende más a la muchacha. Sin salir de su asombro, baja un poco para leer la siguiente página, que contiene información sobre el hospital donde nació e información sobre unos enfermeros.

Otro ruido la devuelve a la realidad. Otra vez el reloj. Las dos y media. Cierra todas las pestañas, apaga el ordenador y coloca todo en su sitio. Se acerca a la puerta y con muchísima suavidad mueve hacia abajo la manija y abre un poco la puerta hasta dejar una pequeña ranura que le permite ver qué está pasando en la sala. No hay nadie. Sale sin hacer el más mínimo ruido y se acerca hasta la puerta principal dispuesta a hacer cualquier cosa para conseguir abrirla y escapar.

Esta vez no tiene que hacer mucho esfuerzo porque se abre a la primera. Saca la cabeza para mirar que no haya nadie y, al comprobarlo, sale y cierra la puerta con una suavidad asombrosa.

Piernas, ¿para qué las quiero?

La joven empieza a correr de tal forma que su profesor de educación física estaría orgulloso si la viese. No mira hacia atrás en ningún momento. Corre y corre sin saber a dónde ir.

Cuando piensa que ya está lo suficientemente lejos, se para en una esquina para tomar aire. Su pecho sube y baja de manera violenta.

Algunas lágrimas le resbalan por las mejillas mientras sonríe.

Ha escapado. Lo ha logrado.

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Nota:

¡Hooolaaa! Aquí les traigo otro capítulo, jeje.

Espero que les guste.

Besos desconocidos,

A.

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