Se despierta repentinamente por un golpe seco seguido de un quejido.
— ¡AY! ¡Mierda! ¡¿Desde cuándo está ese maldito tocador ahí?!
Mira en la dirección de la que viene la voz y logra ver a Alba encorvada, agarrándose el pie con ambas manos. Se fija en su cara y está contraída, muerde su labio inferior con fuerza en un intento fallido de compensar con el dolor del pie.
— A ver, déjame adivinar. Dora la exploradora no ha visto el mueble y se ha golpeado el dedo pequeño contra la pata de este, ¿cierto?— el tono sarcástico no pasa desapercibido.
— Ja ja, muy graciosa. En mi defensa diré que el tocador es nuevo.
— El tocador ese lleva aquí desde que Chloe se comía los mocos e iba gateando por toda la casa.
— Ay, cállate— Verónica no puede evitar reírse, Alba se mete un mechón de su corta y castaña cabellera detrás de la oreja.
La chica de pelo largo se levanta al fin y ayuda a su amiga a recoger todas sus cosas, en nada pasarán a recogerla.
— Oye, ¿has visto a Chloe?— pregunta la chica de pelo rizado.
Ambas bajan las escaleras mirando hacia el jardín trasero, esperando ver a su amiga allí haciendo su sesión de ejercicio matutino. No hubo suerte. Al acercarse a la mesa del comedor se percatan de un pequeño trozo de papel rosa fosforescente sobre esta.
— "Tengo que hacerle unos recados a mi padre y no llegaré hasta el almuerzo, siéntanse como en su casa. Luego las veo, Chloe"— lee la chica de pelo corto. Una pita se escucha a lo lejos—. Mira que le dije que me llamase en vez de tocar la pita.
— ¿Adam?— Alba asiente.
Al abrir la puerta que da a la calle lo primero que ven es el Mini negro de Adam aparcado justo delante y a este fuera del coche. Al percatarse de su presencia, el chico las mira, fijándose en su novia. La cara se le ilumina y una preciosa sonrisa de anuncio se me dibuja en la cara. Alba, por su parte, le sonríe con la boca cerrada y se dirige a su amiga.
— El día que alguien me mire como Adam te está mirando en estos momentos me moriré— dice mientras se abrazan.
— Exagerada— ambas se ríen.
Al separarse, la chica de pelo corto se aproxima al coche, encontrándose con su novio a mitad de camino.
— Buenos días preciosa— le dice el chico nada más tenerla enfrente.
— Hola gordi— le da un largo beso en los labios. Al terminar se quedan un rato mirándose medio abrazados hasta que un carraspeo los interrumpe.
— Demasiada dosis de ternura por hoy. Tú, más te vale conducir con cuidado— Adam levanta las manos en señal de rendición mientras ríe.
Cuando ya se han ido, Verónica entra de nuevo a la casa camino a la cocina. Se prepara unos crepes con dulce de leche y, mientras se los está comiendo plácidamente en el comedor, con vistas al hermoso jardín trasero cuando a su mente vienen las imágenes de la puerta del sótano.
Se gira sobre el asiento y la vuelve a ver. La puerta negra metálica. Una idea no para de parpadear en su cabeza una y otra vez.
<<Y si...>>.
No hay nadie más en la casa, solo está ella. Chloe no vuelve hasta la hora del almuerzo y los padres llegan a la casa sobre las cinco de la tarde.
Le da vueltas a la cabeza. No cree que pueda tener otra oportunidad como esta.
Engulle los trozos de crepe que le quedan, se bebe el zumo a toda velocidad y lo deja todo en el lavaplatos. Se acerca a las escaleras de bajada y mira fijamente la puerta desde el primer escalón. Hay un candado en la puerta y una cámara de seguridad apuntando hacia la entrada.
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Secuestrada
Teen FictionVerónica, una chica normal , vive su vida como cualquier universitaria hasta que esta cambia por completo. ¿Por qué estaba allí? ¿Qué significaban todos esos papeles? ¿Por qué estaba él allí y no hacía nada para sacarla? Algo muy grande se esconde d...