Capítulo 15

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— Tienes que irte de aquí lo antes posible— es la primera frase que consigue decir Aarón después de que Verónica le contase con sumo detalle todo lo que había visto y escuchado—. Corres peligro.

Ambos están sentados en la cama, uno frente al otro. No hay nadie más en la casa. Samuel no ha vuelto desde que se fue y la joven da gracias por eso, lo menos que quiere ahora es verlo.

— Sabes que no tengo a dónde ir— el silencio reina por unos segundos—. A no ser que... ¡Alba y Chloe!— exclaman los dos a la vez.

— Igual puedes quedarte en sus casas hasta que consigamos resolver todo.

De repente se escucha el rugido de unas tripas. Aarón mira a su amiga con una ceja levantada, esta solo sonríe inocentemente.

— ¿Tienes hambre?

— Un poco, jeje.

— ¿Almorzaste poco?

— Ehh... no he almorzado. Al llegar me metí en la habitación y fue cuando llegó él. No era plan de salir del ropero y decirles "ey, ¿quieren que les haga algo de comer?".

— Voy a prepararte algo de comer— se levanta y sale de la habitación—. El día que yo me vaya te mueres de hambre— grita desde la cocina. La chica se ríe.

Aprovecha que está sola para sacar su teléfono y llamar a sus amigas. Primero decide llamar a Chloe.

Primer tono.

Segundo tono.

— Dime Vero— la suave voz de su amiga se escucha a través del altavoz del móvil.

— Hola beiba— empiezan a hablar de cosas triviales por un buen rato hasta que se produce un largo silencio.

No se escucha ni el aleteo de una mosca. Verónica aprovecha para ir al grano.

— Chloe, querría hacerte una pregunta.

— Claro, dime— la voz de esta se pone más seria, más firme, al escuchar a su amiga llamarla por su nombre y no como ella la llama normalmente.

— Me preguntaba si podría quedarme un tiempo en tu casa— hay un silencio que Verónica intenta llenar lo antes posible—. No pasa nada si no quieres o no puedes. No quiero que te sien...— la otra chica la interrumpe.

— Claro que puedes quedarte. Hay espacio de sobra y mis padres te adoran, lo sabes. No creo que haya problema— asegura la joven.

— ¿Segura?

— Absolutamente. Si quieres, para que estés más tranquila, les pregunto ya.

Dicho eso, se levanta de donde fuese que estuviera sentada y empieza a caminar. Baja las escaleras. Pasos, pasos y más pasos. Se detiene en la cocina, apoyándose en el marco de la puerta.

— Mami, papi, ¿puede quedarse Verónica unos días en casa? Hace mucho que no nos vemos y queremos hacer maratón de series.

— Si los padres le dejan sí, claro— su padre asiente, apoyando lo que dice su esposa.

— Gracias mami— les da un sonoro beso en la mejilla y sale corriendo escaleras arriba. Cierra la puerta de la habitación detrás de ella—. ¿Escuchaste? Ven cuando quieras.

— Gracias, de verdad. Te debo una.

— Hazme crepes y estamos en paz— las dos jóvenes ríen.

Se quedan un rato más hablando hasta que la voz de Aarón rompe la tranquilidad que habitaba en la casa.

— ¡Verónica, a comer!— grita el joven desde la cocina.

— Beiba, me reclaman por el canal 2— Chloe se ríe.

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