El miércoles se lo pasa buscando más y más información. Ahora lo hace desde su habitación ya que encontraron el portátil de Aarón.
Llamó a Alba y a Chloe desde el teléfono de su amigo. La conversación que tuvo con ellas aparece en su mente.
Después de venir del cine, vuelven al apartamento. Vuelve a pedirle el teléfono a su amigo y busca en la agenda el contacto de Chloe. Cuando lo encuentra lo pulsa casi sin pensar y se pega el móvil a la oreja.
Primer tono.
Segundo tono.
Tercer tono.
Cuarto tono.
Quinto tono.
Salta el contestador.
Cuelga y rápidamente busca el de Alba. Está siempre pegada a su iPhone, no cree que tarde en contestar. Lo coge al segundo tono.
— ¿Sí?— al escuchar la voz de su amiga sonríe.
— Hola beiba.
— ¿Verónica?— escucha un golpe de fondo y un quejido. Reconoce la segunda voz al instante.
— Tía, ¿dónde te habías metido?— escucha a Chloe de fondo.
— Te hemos mandado cientos de whatsapps y te hemos llamado otras mil veces cada una. Le preguntamos a tu madre y nos dijo que estabas de viaje— agrega Alba.
Verónica se toma el tiempo de explicarle lo sucedido con todo lujo de detalles. Al terminar no escucha ningún ruido al otro lado de la línea. Extrañada se despega el teléfono de la oreja, asegurándose de que no se haya cortado la llamada. Cuando confirma que no, vuelve a pegarlo en su oreja.
— ¿Beibas? ¿Alba, Chloe? ¿Siguen ahí?
— Que hijos de puta— suelta Alba—. ¿Cómo van a hacer eso? Están... están...— intenta buscar la palabra correcta, pero no le sale.
— Enfermos— termina Chloe.
— Exacto. Secuestraron a su propia hija y nos mintieron a la puta cara.
— Alba— le advierte Chloe.
— Es la verdad. Nos vieron preocupadas por ella y nos mintieron.
Empiezan a discutir entre ellas hasta que Verónica decide entrometerse para que paren.
— Chicas, ya. No discutan— sus amigas se disculpan—. Y Alba tiene razón, son unos hijos de puta.
— ¿LA ESCUCHASTE?— le grita Alba a la otra chica. Verónica se ríe.
— ¿Y dónde te estás quedando?— Chloe cambia de tema.
— En el apartamento de Aarón.
Están un largo rato poniéndose al día y cotilleando hasta que se hace de madrugada y el padre de Alba regaña a su hija y a Chloe por estar haciendo escándalo tan tarde. Se disculpan y bajan el tono de voz.
— Promete que vas a mantenernos al día de todo lo que pase— dice Alba.
— ¡Eso!— la apoya Chloe.
— Se los prometo— concluye Verónica.
Se le dibuja una sonrisa en la cara. Extrañó mucho hablar con ellas y cotillear un rato. Le sentó de maravilla esas dos horas y media que se la pasaron hablando.
Llegó el tan esperado día. Verónica está en su habitación. Mira el reloj digital del portátil. Marca las 8:58. Apenas ha podido dormir. Se pasó toda la noche dando vueltas en la cama, nerviosa.
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Secuestrada
Roman pour AdolescentsVerónica, una chica normal , vive su vida como cualquier universitaria hasta que esta cambia por completo. ¿Por qué estaba allí? ¿Qué significaban todos esos papeles? ¿Por qué estaba él allí y no hacía nada para sacarla? Algo muy grande se esconde d...