¿Es real lo que está escuchando? ¿Realmente acaba de escuchar a Samuel decir eso?
No, no puede ser. ¿Qué probabilidad hay de que trabaje con o para Pedro?
Muchísimas preguntas se agolpan en su cabeza, todas sin respuesta.
En un primer momento considera la idea de irse cuanto antes de allí, pero su lado cotilla sale a la luz y se queda pegada lo máximo posible a la puerta de la habitación, como una pegatina.
— No, no sé cómo es físicamente la que estamos buscando. Te recuerdo que nunca llegué a verla porque alguien no fue bueno vigilándola y se escapó... No, creo que están fuera. Sentí que abrían la puerta hace un rato... Mejor nos vemos en los balnearios abandonados de la otra vez... Sí, donde nos reunió Pedro hace un mes— dicho esto, la chica escucha pasos y rápidamente se despega de la puerta y corre por el pasillo.
Llega algo agitada a la cocina. Aarón está de espaldas a la puerta, terminando de hacer la ensalada de arroz. Cuando siente la presencia de su amiga, se gira y la ve respirando rápido mientras agarra el portátil como si la vida le fuera en ello y tiene cara de haber visto un fantasma. Se acerca hasta ella.
— ¿Qué pasó? Parece que hayas visto un fantasma— Verónica solo la mira, intentando decirle todo a través de la mirada—. Algo relacionado con Pedro, Jane y demás, ¿verdad?— la chica asiente. Escuchan pasos en el pasillo—. Cuando estemos los dos solos me cuentas, ¿te parece?— la chica vuelve a asentir y pone el portátil sobre la barra.
No pasan más que un par de segundos cuando una tercera aparece en la cocina.
— Ay, hola. ¿Llegaron hace mucho?— pregunta Samuel con cara de sorpresa.
— No. Fuimos a dar una vuelta por la ciudad y llegamos hace nada— contesta el chico moreno.
— No les escuché llegar— se encoge de hombros—. Bueno, yo me tengo que ir. Nos vemos luego.
Sin esperar más tiempo, Samuel sale de la cocina y, cuando la chica escucha la puerta cerrarse, decide contarle a su mejor amigo.
— Samuel no me da buena espina.
— ¿Por qué?
Verónica le explica con sumo detalle todo lo que escuchó de la conversación entre Samuel y la persona al otro lado del teléfono.
— Pero... llevo dos años viviendo con él y nunca ha hecho ni dicho nada que me hiciera sospechar— el muchacho no termina de procesar la información.
— Esta gente sabe disimular a la perfección. He estado dieciocho años viviendo con mis padres y me acabo de enterar de que lo más probable es que sea adoptada y por si eso no fuese poco, hay una gran posibilidad de que me secuestraran en el hospital al poco de nacer. No todo es perfecto y maravilloso por mucho que lo estemos viendo así. Siempre puede haber algo demasiado oscuro y retorcido dentro de alguien y ni cuenta te darías a no ser que esa persona te lo contase o, como acaba de pasar, lo descubrieras— el joven se ha quedado enmudecido, mirando fijamente a su amiga. La chica aprovecha para preguntar—. Por cierto, Samuel tiene un tatuaje en su muñeca derecha, ¿no?
— Sí, ¿por?— levanta una ceja en su dirección.
— Porque no lo alcancé a ver y si de verdad está relacionado con mi pa... digo, con Pedro, podremos saberlo si tiene el tatuaje de los triángulos entrelazados.
— La verdad, nunca me he parado a ver qué tiene tatuado, pero puede que tenga alguna foto en instagram en el que se le vea— la chica asiente y rápidamente Aarón coge su móvil.
Lo desbloquea y empieza a buscar el logo de la aplicación. Eso desespera a la chica, pero se contiene. Cuando al fin la encuentran, buscan en ella el perfil de Samuel y entran para empezar a analizar sus fotos.
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Secuestrada
Teen FictionVerónica, una chica normal , vive su vida como cualquier universitaria hasta que esta cambia por completo. ¿Por qué estaba allí? ¿Qué significaban todos esos papeles? ¿Por qué estaba él allí y no hacía nada para sacarla? Algo muy grande se esconde d...