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Kirishima últimamente había estado evitando a Bakugou, no a tal punto de ya no verle ya que necesitaba entrenar y avanzar, pero ya no le hablaba y evitaba mirarlo a la cara; ahora su relación solo consistía en un sempai y su kohai entrenando para ser los mejores héroes a futuro, nada más. No es que el pelirrojo quisiera evitarlo, sin embargo al verlo se le venían recuerdos de aquel día en los baños y su cara enrojecía al punto de que sus sensei's siempre le preguntaban si estaba bien, ya que parecía un enfermo, sumado a esto la sensación punzante en su retaguardia que le recordaba a lo que se había atrevido a hacer con su sempai; y Bakugou respetando su distanciamiento -además de que su orgullo no lo dejaba- decidió seguir así en lugar de dar el primer paso.

Hasta que se hartó.

Era una tarde calurosa, los pájaros piando, las hojas de los arboles meciéndose, las cigarras rechinando en los pastizales de alrededor; en la que los pasos de dos personas caminando resonaban por los extensos pasillos de la academia. Y es que, el joven de característica dentadura perseguía a su mayor intentando alcanzarlo, hasta que este paro súbitamente ocasionando que el pequeño -que no había visto su detenimiento- chocara contra su fornida espalda.

— Ay — sobó su nariz la cual le empezó a arder

— No creas que no me he dado cuenta de que me sigues ya por un buen rato — enunció su mayor sin voltear la cara — Tus pisadas las escucharía hasta un sordo

— Es que hoy- — no lo dejó acabar, siguiendo con su habla

— Quisiera hablar contigo pelos de mierda, vamos

Sin esperar siquiera una confirmación del contrario caminó hasta el fondo del pasillo para después salir de este yendo atrás de los salones en un espacio desierto el cual conducía a una arboleda; confiando en que el chico viniera tras de él volteó para acorralar en una pared al ahora confundido y nervioso Eijiro -suerte de que si estaba acompañándolo, no quería quedar como un estúpido encerrando al aire-.

— Creo que aquí estaremos bien, a esta hora nadie está por aquí

Fijó la vista en Kirishima, su cara, cuanto extrañaba verla, ese sonrojo inevitable de observar; le parecía el ser más precioso que haya visto jamás en su puta vida, tanta era su belleza que con solo una mirada llego a enamorarlo. Claro, no lo diría en voz alta, su orgullo no se lo permitía, pero tenía otras maneras de demostrar su amor y devoción por tan hermosa persona.

— ¿Por qué siempre estas evitándome? Y cuando estamos entrenando nunca me miras o me hablas — no lo miró a la cara, seguramente ahora tenía una estúpida cara que mostraba sus debilidades, NUNCA se la mostraría a alguien, ni aunque fuera Eijiro, la persona de la cual se había enamorado — Eso puede afectar tu rendimiento, si no te comunicas conmigo ya no habrá avances y estoy seguro que tú quieres mejorar ese quirk de mierda que tienes ¿No es así? — preguntó con una sonrisa maliciosa, en realidad le molestaba tal rechazo por parte de su kohai después de aquella intimidad, ¿Acaso no lo había hecho bien? ¿En realidad nunca quiso eso? ¿Qué hizo mal? — Me está empezando a molestar tu comportamiento hacia mí, si te sientes incomodo solo dilo y pediremos a Aizawa-sensei que me cambie por otro sempai — no quería eso, rogaba a los cielos porque dijera que no quería cambiar de tutor y seguir igual — ¡¿Y bien?!

— Yo solo... — no sabía que decir, estaba avergonzado al recordar con cuanto atrevimiento le había hablado aquella vez en los baños, diciéndole que lo folle hasta el cansancio — Tu también me has estado evitando — soltó lo primero que se le vino a la cabeza, y claro, eso era atacar al contrario de igual manera en la que estaba siendo atacado, el instinto de defensa de Kirishima

— ¿Yo soy quien te evita? No me hagas reír con tus estupideces — soltó una risa socarrona — Claro que no he estado evitándote, tú eres quien me ha estado evitando todo este tiempo, yo simplemente reaccioné a eso

Pelos de Mierda [Bakushima]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora