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Habían pasado dos años desde aquella noche en la que un caótico amor se desbordó a la luz de la luna en el parque central. Dos años desde la petición de Kirishima por posponer la boda; tiempo suficiente, y muy bien aprovechado por Bakugou, para recuperar la confianza perdida. Aunque no era el único que se estaba esforzando por restaurar la relación, visto que Eijiro intentaba llegar temprano todos los días, aunque su trabajo no le diera tanta libertad.

El mes después del acontecimiento, toda actividad del rubio giraba en torno a Kirishima

–obviamente sin dejar de lado su trabajo–, pidiendo que le suspendiesen las misiones a larga distancia y plazo, tres horas menos en el horario laboral y la revocación de misiones clasificación A o B. Claro, llevándose una advertencia de Endeavor sobre un posible retraso en su camino a ser el héroe número uno, pues con lo que pedía, básicamente estaba renunciando al trono. Pero a Bakugou le importó un comino, algo sorprendente en él, pero era culpa de su corazón, por enamorarse con locura.

La boda tiene fecha oficial, será el 13 de noviembre –el cual se presentaba en una semana–, ya que la temporada otoñal era la favorita de Katsuki, por razones que ni el mismo Eijiro conocía, pero no sería capaz de quitarle la ilusión a su prometido de casarse en aquella estación por un simple capricho de contraer matrimonio en primavera para presenciar el florecimiento de los cerezos.

Era un lunes por la noche y de milagro ambos coincidieron en sus horarios, estando los dos solos en el departamento

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Era un lunes por la noche y de milagro ambos coincidieron en sus horarios, estando los dos solos en el departamento.

Bakugou estaba cocinando la cena de ese día, dos platos de Udon, mientras Kirishima, quien se encontraba apoyado en la encimera que dividía la cocina del comedor, visitaba páginas web con el fin de encontrar el lugar perfecto para pasar su luna de miel con su futuro esposo.

Ya todo estaba planificado por Mina y las chicas, el lugar, las invitaciones, la comida –la cual fue catada por la pareja–, el padre; los trajes fueron confeccionados por Mitsuki y Masaru, cosa que al principio no fue del agrado de Bakugou, pero los atuendos estaban casi finalizados, por lo que no se pudo retractar. El único pendiente que tenía la pareja de resolver, era reservar un sitio para la luna de miel, pues Mina creyó correcto que ellos decidieran donde pasarían la próxima semana después de la boda para comodidad de ambos.

— La cena está lista — avisó llevando los tazones a la mesa, teniendo cuidado de no derramar ni una gota en su perfecto suelo caoba — La cena está lista — repitió al darse cuenta que Kirishima no caminaba hacia el comedor, o siquiera se movía de su posición — ¡Pelos de mierda!

Gritó aventando una servilleta que tenía a la mano, con dirección de impacto en la cabeza del pelirrojo, que al sentir el suave golpe dejó el celular de lado, dando media vuelta y caminando a la mesa donde su tazón lo esperaba frente a la silla, humeando, seduciendo al paladar de Eijiro.

— Itadakimasu — pronunciaron juntando sus palmas y empezando a devorar el platillo

Comieron en silencio, pues ninguno de los dos se atrevía a iniciar una conversación. Kirishima jugaba con su tazón, haciendo uso de la cuchara para remover los fideos, simulando los tentáculos de un pulpo a punto de hundir los pedacitos de tofu que flotaban como naves en el naufragio. Y Bakugou, él solo se dedicaba a observar de lejos a su prometido, analizando sus movimientos y tratando de leer sus pensamientos.

Pelos de Mierda [Bakushima]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora