7~ Deseos que queman

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Era frustrante; realmente frustrante que para una persona como Dazai Osamu que siempre tiene todo planificado y nada logra sorprenderlo; ahora no pueda controlar su impulsividad.

El ser sereno y pensar con claridad se pueden ir al carajo, porque un enano, pelirrojo y gruñón ha logrado derrumbar sus esquemas.

Sus deseos eran asesinar a Chuuya y sin dudas tuvo demasiadas oportunidades que simplemente no aprovecho y tampoco se detuvo en pensar el porqué no hacía nada.

Tenía información; sabía que el hombre era un punto clave para la organización que tanto odia, pero preferiría tomarlo de las caderas y embestirlo con fuerza, antes de acabar con su belleza.

Era una experiencia exitante poseer lo que se considera de otra persona. Sobretodo sí el dueño es un Dostoievski.

Así que aquí estaban, dejándose llevar por los deseos carnales que les exigían entregarse al contrario. Poco se conocían y ninguno sabía del pasado del contrario, pero la sincronía que tenían al besarse era alucinante; y las caricias certeras, justo como sí supieran en que puntos tocar y qué le gusta a su compañero para continuar haciéndolo; los dejaba aturdidos, tal vez expuestos.

Tenían unas ansias que nadie más podría saciar, pues Chuuya no salía de la mente de Dazai; y Dazai de la mente de Chuuya. Pasaron días comiéndose la cabeza para al final atreverse a cruzar esa línea de lo permitido.

-R-Rápido...- dice el pelirrojo en un suspiro pesado. Ambos estaban completamente desnudos sobre la cama del castaño. Chuuya ya había terminado de devorarlo con la mirada; ahora le daba la espalda, tras observar con claridad el pecho y abdomen del castaño. No estaba nada mal y ahora necesitaba más para calmar la tensión en su entrepierna.

Dazai le había pedido que se volteara, pues no se creía capaz de poder ver el rostro de Chuuya mientras lo metía. Sentía que la pose en la que puede verlo con claridad al estar entre sus piernas, es un poco íntima para lo que en verdad quiere. No aferrarse.

Tenía curiosidad por ver su rostro formando muecas y gimiendo sin parar, pero seguía siendo demasiado. Lo dejaría de lado porque la vista del trasero del pelirrojo alzado solo para su deleite, tampoco era un problema; obviamente disfrutaba ver lo sumiso que Chuuya se volvió en tan solo segundos de caricias y besos.

La petición del pelirrojo hace un rato sucedió justo porque el imbécil de Dazai no dejaba de jugar con su paciencia. A penas tocaba con la punta de su miembro la entrada dilatada, del contrario y éste en realidad no contaba con ganas de soportar semejante tortura. La desesperación le ganó y tiro a la mierda su orgullo y vergüenza.

Dazai lo toma con fuerza de las caderas, procurando dejar marcas de sus dedos en la piel blanca del hombre, que perdido en la exitacion, no se percata y por lo tanto no le reclama. El castaño dirige su miembro viril que exige atención, hacia la entrada del más bajo. Entra con lentitud suspirando con placer al sentirse apretado, en un abrazo caliente del que no se quiere alejar.

Joder, lo aprieta de una forma exquisita que es embriagante y sus delirios solo le hacen pensar que el cuerpo de Chuuya se ha creado para él.

Chuuya se queja y lloriquea por la intromisión dolorosa que realmente fue poco cuidadosa a pesar de que no entro con rapidez. Se recuerda que él fue quien pidió que se apurara y dejará de jugar, para dejar de lagrimear, pero la realidad es que espera que Dazai no se mueva por un buen rato.

El castaño, que no tiene vista de su rostro, no logra atinar a los pensamientos del de abajo y tan solo empieza a mover sus caderas hacia el frente, para después retroceder y volver a empujar.

Está sonrojado disfrutando del choque de pieles, sonriendo con soberbia y satisfacción cada que golpea con más fuerza la próstata de su compañero.

-¡Osamu!- gime Chuuya perdido entre el dolor y el placer, sin saber que es lo qué quiere, hasta que queda incapacitado del habla por culpa del castaño que ha aumentado la velocidad tras escuchar su nombre. -¡Ahh!, E-espera...

P E L I G R O. {Soukoku/ Fyoya}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora