P E L I G R O. {Soukoku/ Fyoya}

9~ Ataduras

Las horas transcurrieron; el sol emergió del horizonte y la luna se desvaneció en el amanecer.

Aunque regresó cuando aún era de noche, no pudo dormir ni un poco. Estaba pensando y esperando, pero al final no pasó nada.

Ahora que era de día se encontraba en la habitación, con Sigma a su lado y quien había encendido el televisor solo para que el lugar no pareciera tan deprimente gracias al ánimo de Chuuya.

Su conversación no iba más allá de la confirmación de sus sospechas y decisiones.

—¿Se quedará en la organización a pesar de todo lo que sucedió?— preguntó Sigma. Estaba preocupado y con dudas.

—La mafia Rusa ha sido mi hogar la mayor parte de mi vida. Pero también me han llenado de mentiras y aunque tengo el derecho de discutir por ello, no tengo con quien hacerlo... El culpable está muerto.

Chuuya estaba sentado en la cama intercalando su mirada entre la pared y el suelo. Aún pensando, tal vez aún esperando.

—¿Sabes algo de Fyodor?— cambia el tema con el fin de distraer su atención. Aunque tal vez no era del todo correcto hablar sobre su anterior pareja a la que le fue infiel con el traidor de la organización y quién no se había presentado ante él desde hace dos días.

—Creo que ha ido a la Port Mafia... Tiene asuntos con Mori Ōgai.

Aunque la respuesta era incierta, Chuuya creyó en ella. Solo esperaba que Fyodor no fuera un imprudente que causará una guerra entre ambas organizaciones... No en este momento.

Quería seguir hablando pero sus labios se contrajeron y sus ojos que en un principio parecían desorbitados, ahora estaban centrados en un punto de la habitación.

Sorpresa en todo su rostro. Y el color desapareció por completo; de un momento a otro se volvió tan pálido como una hoja en blanco. Fácilmente se podría confundir con un fantasma sí no fuera por su respiración errática.

—¿Chuuya-san?— con el llamado de Sigma, reaccionó un poco para levantarse, pero sin hablar. Solo camino y se acercó al televisor al que no le había prestado atención, pero que tras ver algo de reojo. ¿Cómo podría ignorarlo?
—¿Qué sucede?— Sigma insiste pero a los pocos segundos el aparato muestra una respuesta rápida del shock en el pelirrojo.

Esto era una extraña coincidencia. Él pretendía dejar el aparato prendido para crear un ambiente más relajado, sin embargo no se percató de que el contenido a esta hora era un noticiero y que un evento inesperado ocuparía gran parte de la información relevante del día.

Chuuya subió el volumen.

Los últimos días habían sido horribles pero esto era el colmo. Una cruel broma del destino, o quizá un castigo por sus decisiones tomadas.

"En la madrugada del día de hoy se encontró al joven empresario Dazai Osamu gravemente herido en el abdomen.

Aún no se sabe quién fue su agresor y las cámaras de seguridad no lograron enfocar los rostros de los culpables, sin embargo se puede captar el momento en que un hombre vestido de negro y una altura aproximada de 1.70, apuñala al empresario con un arma blanca en posesión.

El joven fue encontrado por uno de los vecinos del edificio, pues nadie del personal se había percatado del incidente... Lo que es más sorprendente es que ni siquiera el personal de seguridad noto alguna irregularidad, así que no fue hasta que el hombre que encontró a Osamu, informó, se hizo algo al respecto.