Recién despertaba. No hacia mucho que el sol había asomado para un nuevo amanecer. Por lo que aún era temprano.
Chuuya abrió los ojos con un poco de dificultad al sentir una punzada en la cabeza. Era natural después de haber tomado tanto durante la noche.
Suspira y después se sienta en la cama, observando todo el panorama. Nada le sorprende, aún puede recordar todo lo que sucedió y no hay ni una pizca de arrepentimiento, de hecho se percata de que al estar consiente quiere más de lo que recibió. Desea enteramente a Dazai y tiene inmensas ganas de regresar en el tiempo para golpearse y después dejar a su compañero hacer lo que quisiera con su cuerpo.
Pero ya no puede hacer nada; debe dar vuelta a la página y recordarse que solo ha sido una aventura de una noche en la que aún se pudo controlar.
Lo único que lo deja pensando es la nula presencia de ese fastidioso castaño, el lugar a su lado está vacío y también frío por lo que cree se ha levantado varios minutos antes.
Toma su teléfono que por algún motivo estaba en la mesa de al lado. Supone que Dazai lo dejó ahí, porque recuerda haberlo arrojado lejos en algún momento de la borrachera
Lo encendió notando un centenar de llamadas perdidas y un millón de mensajes; todos solo de dos personas. Sigma y Fyodor. Ambos son insistentes al preguntar en dónde se encuentra y qué hace; uno estaba preocupado y el otro, probablemente molesto. Ignora la importancia que tiene y vuelve a dejar el celular en el mismo lugar después de apagarlo.
Bosteza y estira sus brazos en un intento de despejarse, para después levantarse. Solo cuando está de pie nota que aún lleva puesto la playera que Osamu le presto para dormir. De nuevo se quiere golpear.
¿Porqué demonios durmió en la cama de otra persona usando eso?; Encima de todo, fue abrazado por el castaño, la cercanía entre los dos cuerpos durante toda la noche y él casi desnudo cayendo presa del sueño y el licor. Era vergonzoso de recordar o pensar.
Aún así no hace nada por quitarse la prenda saliendo de la habitación con lo que lleva puesto. No está seguro de qué espera al seguir usándola, pero está seguro de que es una vista única que solo quiere dar a Dazai. Quizá para provocarlo.
Camina lentamente y sin hacer ruido hasta llegar a la sala, en la cual se logra percibir el aroma a café recién preparado. Aroma que hace gruñir su estómago, pues recuerda que no ha comido desde la tarde del día anterior.
Se dirige a la cosina y se detiene en la puerta al observar a Dazai colocando cubiertos sobre la mesa. Le da la espalda y Chuuya solo goza de ello porque quiere enterrar las uñas en el ancho de sus hombros, desgarrar la tela de su camiseta y aferrarse a su cintura y caderas cuando el pueda comenzar con un delirante movimiento. Imaginando, por supuesto, que Osamu está en medio de sus piernas.
De repente, el castaño detiene sus acciones y dirige su mirada al pelirrojo. Al parecer pudo percibirlo... No es que fuera tan complicado sentir una intensa mirada devorandolo.
—Despertaste— dice Dazai sonriendo al ver a Chuuya. No pasa por alto lo que lleva puesto, de hecho quiere golpearse con una sartén porque por el tiempo que lleva mirando las piernas y los muslos del pelirrojo, siente una erección crecer en su entrepierna.
—Pudiste levantarme— su respuesta sonó a un reproche, como sí se hubiera ofendido al ser abandonado en la cama.
—Tuviste un día agitado, así que pretendía dejarte dormir por más tiempo.
—En realidad no veo la necesidad
—Incluso pensaba en llevar tu desayuno a la cama...
—Basta por favor, estoy bien... No soy un adolescente con el corazón roto por su primer amor— la verdad era que se encontraba muy bien, ahora que lo pensaba no tenía la necesidad de llorar, aunque se sentía humillado.
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P E L I G R O. {Soukoku/ Fyoya}
Fiksi PenggemarNakahara Chuuya fue apartado de su familia desde que era un niño, por la mafia rusa, ahora está comprometido con el próximo jefe, sin embargo algo en su vida cambiará cuando conozca a un enigmático castaño. Dazai Osamu es un importante ejecutivo en...