11~ Trabajo terminado...

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Eran alrededor de las cinco de la mañana cuando Chuuya despierta; su cabeza descansaba sobre un pecho firme y caliente que sube y baja con lentitud

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Eran alrededor de las cinco de la mañana cuando Chuuya despierta; su cabeza descansaba sobre un pecho firme y caliente que sube y baja con lentitud. Empieza a subir la mirada solo con el objeto de ver el rostro de Dazai.

El otro hombre sigue tan inmerso en el mundo de los sueños, que resulta tierno. Chuuya no había tenido muchas oportunidades para verlo dormir, porque siempre caía antes que su amante y ese castaño se levantaba más temprano que él. Ahora pareciera que ya no tenía nada que hacer, ya que estaba tardando en reaccionar.

Chuuya se reincorpora y se sienta en la orilla de la cama; las sábanas cubren parte de su cuerpo desnudo, pero él mantiene su mirada en las prendas del suelo; este final no era precisamente lo que esperaba.

Tan solo debió tomar su arma y dispararse él mismo; no hubiera tenido la necesidad de llamar a Dazai. Pero al menos se percata de que enviarle esa nota, solo fue una excusa para volver a verlo.

Tal vez sus pensamientos no iban tan en serio respecto al tema del suicidio, pero justo como sí en verdad lo pensará sin pesar, Osamu llega para sacarlo de ahí.

Sus brazos le rodean por la cintura y su rostro se entierra entre su hombro y su cuello; besando una que otra marca dejada en su piel durante la noche. Chuuya no lo aparta y de hecho disfruta de las caricias después de despertar.

Sin embargo, no logra sumergirse en su totalidad y se levanta pasados algunos segundos. Dazai hace un puchero que resulta infantil, pero que el pelirrojo ignora para poder buscar su ropa.

-Aún es muy temprano...- reclama el castaño. En verdad esperaba que Chuuya no se levantará, pero que grata sorpresa es ver a su pelirrojo moverse por la habitación, recojer la ropa del suelo y ponérsela rápidamente, justo como sí no hubieran tenido sexo durante la noche, como sí Dazai no se hubiera encargado de dejarle las caderas adoloridas.

-Es hora de que te vayas...- dice Chuuya con indiferencia y el castaño está seguro de que hacía mucho que no sentía un dolor tan profundo en su pecho. Pero qué importa, Chuuya arroja su ropa a su cara y él se viste lentamente.

No tiene prisa, ni animo para irse. Pero después recoge su arma que horas antes dejó bajo la cama.

-¿A dónde se supone que me vaya?- pregunta después de suspirar.

-A donde sea... Pero no puedes quedarte más tiempo aquí; Fyodor podría volver y en serio te va a matar.

Es que Chuuya no nota su molestia, o finge no verla.

-Aunque me vaya, él no es precisamente un idiota. ¿Qué harás cuando llegue y sepa lo que sucedió, a pesar de todas sus advertencias?

-Me las arreglaré.

-Entonces, ¿Piensas que todo lo que dije fue para acostarme contigo y luego dejarte?

Está vez es el turno de Chuuya para suspirar. Últimamente es difícil convencer a Dazai para que haga algo y en realidad no tiene mucha energía para discutir... Ni siquiera tiene tiempo para hacerlo y eso es obvio cuando escucha varios ruidos en el piso de abajo.

P E L I G R O. {Soukoku/ Fyoya}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora