10~ Pasión desenfrenada y anhelada

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Ya no sabía cómo sentirse respecto a sus propios deseos, sus pensamientos y su cuerpo. Por algunas semanas fue utilizado por Dazai, se dejó tocar y llevar por las dulces caricias, esperando que hubiera algo más debajo del simple deseo por tomarlo. Ahora era lo mismo con Fyodor, el hombre estaba obsesionado y no le permitía salir por ninguna circunstancia; no le encomendaba misiones o reuniones e incluso le prohibió las conversaciones privadas con Sigma.

Fyodor estaba fuera de la mansión la mayor parte del día, y regresaba por la noche para reclamar lo que era suyo. Así que de nuevo, Chuuya se dejaría llevar a pesar del asco que le produjera. Su prometido era un hombre atractivo y poderoso, no lo negaba, pero actualmente no era suficiente para el pelirrojo.

En los últimos días, Chuuya adoptó un nuevo hábito; sin importar que tan rudo, rápido o profundo fuera Fyodor, él no gritaría, súplica, o emitiría gemido alguno. Se volvió un ser sin vida y sin voz. Tal vez era por su inquebrantable orgullo y voluntad, pero se prometió no ser sometido con tanta facilidad y ese hombre tendría que aceptar y aguantar lo que tenía entre sus brazos... Debajo de él...

Era de noche. Una noche peculiar y significativa. Fyodor no volvería por esta ocasión, pues estaba organizando todo para el regreso a Rusia. Llegando el amanecer ambos se irían finalmente de Yokohama, evitando conflictos, guerras y muertes... Por donde se viera, claramente era lo correcto.

Chuuya se estaba duchando en el baño de su habitación. No había realizado ningún trabajo, pero se sentía tan cansado, que decidió tomarse su tiempo bajo el agua caliente, relajando los músculos y las tensiones.

Terminando su ducha se colocó una bata que lo cubría del frío mientras se secaba y colocaba algo de ropa. Salió del baño conectado directamente a su cuarto. Chuuya se quedó parado en la puerta con una expresión ilegible. Además del baño no había luz encendida y su cuarto estaba en su mayoría obscuro.

Pero esto no era lo que detuvo a Chuuya... La ventana que daba al balcón estaba abierta de par en par, dejando entrar el gélido aire de la noche... Además, había otra persona en el lugar, sentada en la cama tan tranquilo y silencioso que por un momento tuvo el impulso por preguntar de quién se trataba...

Pero esa silueta... ¿Cómo no reconocerla?

Chuuya frunció el seño ignorando al hombre sentado que lo observaba en silencio. Él solo camino hasta la ventana para cerrarla, pues sus piernas descubiertas comenzaban a sentir el frío del ambiente exterior.

Finalizada está acción, se decidió a hablar.

-Entrar a mi habitación de esta forma...- su voz sonaba cansada y un poco ronca. Y a pesar de estar hablando, no se giró para observar a la otra persona. -Realmente estás loco, Dazai.

No podría ser nadie más...

-Creí que sería una agradable sorpresa- respondió el castaño con indiferencia. Cómo sí subir a una ventana en un segundo piso no fuera nada importante.

Chuuya se giró finalmente. La verdad, esto no le causaba gracia.

-Eres un imprudente...

-No parecía ser más prudente llegar y tocar a la puerta para solicitar una reunión contigo...

El pelirrojo rechino los dientes, porque aunque la luz en la habitación era casi nula, podía jurar ver esa maldita sonrisa arrogante y juguetona de Osamu.

-Entonces, ¿Cómo estás?- preguntó Dazai realmente atento. Era perspicaz y tenía una vista aguda, así que no separó los ojos del esbelto cuerpo de Chuuya. De hecho, se estaba conteniendo, quería acercarse y arrebatarle esa bata de baño que llevaba encima, solo para contemplar mejor la piel al descubierto. -Te escuchas enfermo...

P E L I G R O. {Soukoku/ Fyoya}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora