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Bennett sabía de sobra que las palabras de Katheryne eran puras mentiras, pero en el fondo, en lo más profundo de su corazón le gustaba pensar que aquellas palabras eran verdad. Que sus compañeros de la brigada de aventuras de Benny realmente estaban de vacaciones y por eso hacia un mes y medio que no se presentaban listos para salir de aventuras.

Se alejó del puesto de Katheryne con un pequeño encargo para derrotar a unos cuantos slimes en la orilla del mar cerca de la Aldea Aguaclara.

Sabía de sobra que sus encargos siempre eran pequeñas cosas de las que cualquier aventurero podría encargarse en dos segundos, y sabía perfectamente que solo él recibía encargos de aquella categoría debido a su mala suerte.

Sin darle muchas más vueltas salió de Mondstadt listo para una nueva aventura, tal vez en el camino podría encontrarse con algún tesoro. Aquello era algo que siempre lograba entusiasmarlo, ya que la mayoría de las veces se le dificultaba bastante encontrar algún cofre del tesoro, y cuando los encontraba eran simples cofres comunes con moras, que no estaba mal tampoco, pero no era como los cofres que encontraban sus compañeros, grandes cofres llenos de artefactos lujosos, espadas, arcos y muchísimas moras.

Luego de una larga caminata por fin encontró la Aldea Aguaclara, observó atentamente el lugar cerca de la aldea donde le habían asegurado que estarían los slimes y se dirigió hasta aquel lugar, pero una vez que estuvo allí no vio nada. Solo unas cuantas flores doradas y unos jabalís que correteaban por el lugar. 

Suspiró pensando que su mala suerte le había ganado una vez más y los dichosos slimes habían desaparecido mágicamente.

Sacudió la cabeza borrando aquellos pensamientos, tal vez los slimes solo se habían escondido y debía buscarlos, se acomodó sus ropas y siguió su camino, a lo lejos podía observar una de las estatuas del arconte anemo. Mordió su labio inferior al notar que se estaba alejando demasiado, por lo que prefirió regresar, tal vez al día siguiente podría encontrar aquellos slimes. Pero a la hora de pegar la vuelta no estaba seguro de que camino debía tomar.

Observó a su alrededor y acabó por escalar una montaña, tal vez desde lo más alto lograría encontrar el camino de regreso y podría volver a Mondstadt. Para su desgracia Bennett no contaba con que pisaría una pequeña roca que lo haría caer de aquella gran montaña.

Su cuerpo caía mientras daba vueltas por el rocoso y sucio suelo, podría sentir el dolor en cada parte de su cuerpo, el cual probablemente terminaría con muchísimas heridas. Una vez su cuerpo aterrizó en el suelo su cabeza seguía dándole vueltas y con suerte podía mantener sus ojos abiertos.

...

Abrió los ojos poco a poco, le pesaban demasiado y podía sentir el ardor en cada musculo de su cuerpo, observó el lugar oscuro en el que se encontraba, definitivamente aquella no era su habitación. Refregó sus ojos con sus manos pero antes de hacerlo notó como estas se encontraban llenas de tierra y sangre. Se sentó en su lugar, sus rodillas estaban raspadas y su codo desprendía un liquido oscuro... Sangre.

Acabó por levantarse del suelo con bastante dificultad y comenzó a caminar, si antes estaba perdido ahora lo estaba aún más, la noche había caído y el hambre había hecho su aparición. Sus piernas dolían y a pesar de haber estado dormido por un largo tiempo se sentía cansado.

Encontró un camino, pero realmente no estaba seguro de si era el camino de vuelta a Mondstadt. Escuchaba sonidos extraños por todas partes y se decía así mismo que solo era el viento moviendo ramas y que no había ningún monstruo esperándolo.

Aunque si aquel fuera el caso solo debía invocar su espada y lanzar algún ataque pyro. 

Poco a poco y mientras más se adentraba en aquel camino podía notar como aquel lugar se ponía cada vez más tenebroso, notaba huellas en el suelo, y rasguños en las rocas y se preguntaba donde diablos se había metido. Tal vez lo mejor era detenerse y buscar algún lugar en el que recostarse a descansar y esperar a que el día siguiente llegara, tal vez con un poco más de luz podría ubicarse y volver a Mondstadt.

Avanzó unos cuantos pasos más y...

¿Slimes?

Alzó las cejas sorprendido, al fin y al cabo había encontrado unos slimes para pelear, y quiso reír de solo pensarlo.

Invocó su espada y de inmediato se puso a pelear contra aquellos tres pequeños slimes anemo, se deshizo fácilmente de los primeros dos pero el tercero parecía rehusarse a dar aquella batalla por perdida y en un abrir y cerrar de ojos aquel slime comenzó a tomar aire volviéndose cada vez más y más grande.

La boca de Bennett formó una gran O al mirarlo y por un segundo su mano le tembló. Tragó duro listo para lanzarse al ataque, pero un sonido extraño, algo así como un aullido resonó en aquel lugar y de un segundo al otro una figura salió volando por los aires con un ataque electro que acabó por espantar a slime volviéndolo uno pequeño.

Aquel muchacho de cabellos grises lanzó un gran golpe con su espada pesada y el slime se esfumó.

Bennett permanecía en su lugar boquiabierto al ver lo poderoso que parecía aquel chico frente suyo.

El niño que había aullado se volteó hacía el niño pyro, su respiración era agitada.

-¿Tu estar bien?-Preguntó el más grande.

El peliblanco asintió aún sorprendido, ni siquiera le puso atención a la forma de hablar el muchacho frente suyo, quien ante su respuesta asintió, pero de inmediato comenzó a olfatear y acercarse a Bennett.

Aquella acción llamó la atención del líder de la brigada Benny y se sorprendió aún más al ver como el joven con visión electro comenzaba a olfatearlo.

-Oler sangre, tu estar herido.-Avisó. Bennett lo miró sorprendido.

¿A caso ese chico había olido su sangre?

De repente peligris se reincorporó y salió corriendo.

-¡Espera!-Quiso detenerlo Bennett pero al parecer aquel muchacho era muy rápido y en un abrir y cerrar de ojos lo había perdido de vista.

-¡Bennett!-Comenzó a escuchar a lo lejos.

Alguien lo estaba buscando.

-Ayuda, al fin.-Susurró contento.-¡Por aquí!-Devolvió el grito. Segundos después se encontró con Aether junto a Paimon y Barbara.-¡Chicos! Es un alivio verlos.-

-Eso mismo digo.-Soltó Aether mientras se acercaba a abrazarlo.-Katheryne nos avisó que no te vio volver y se preocupó, así que salí a buscarte.-Explicó el rubio.

-Si, y yo lo oí e intuí que probablemente te habías lastimado así que decidí acompañarlo.-Aclaró la idol.

Bennett soltó una pequeña risita.-Gracias por venir a buscarme chicos. Me perdí en el camino de regreso y luego me caí y ya no pude encontrar la salida.-

-No te preocupes, yo sé como salir del Reino de los lobos, vamos.-Alentó Aether.

¿Reino de los lobos?

¿Tan lejos había llegado?

-¿Podes caminar verdad?-Preguntó Barbara preocupada, el de ojos esmeralda asintió.-Genial, en cuanto lleguemos a la catedral te curaré tus heridas.-

Los tres juntos emprendieron camino fuera del Reino de los lobos, pero antes de irse Bennett le dio una última mirada aquel lugar, se preguntaba quien sería aquel niño con el que se había cruzado.

¿Sería un aventurero?

A decir verdad no estaba seguro de nada, con suerte había notado el color de su cabello y su visión electro, la oscuridad parecía reinar en aquel lugar.

Se preguntaba si algún día volvería a encontrarse con aquel muchacho, por lo que decidió prestar atención al camino de regreso, si algún día decidía acercarse de nuevo y buscarlo necesitaba saber como volver.






Rannett | wolf friendDonde viven las historias. Descúbrelo ahora