VI. Cuenta la leyenda, que la soga pudo aflojarse un poco

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Esto no estaba funcionando.

—¿Quieres que vayamos a mi cuarto?

—Creo que no.

—Estamos solos, todo irá bien.

—Oye, escucha. ¿Crees que podr...

—¿Qué pasa, Luck? Vamos a...

—¡Detente! —exclamo, con el corazón en la garganta—. Por favor, me estás poniendo más nervioso de lo que estoy y no es bueno que tenga estos pensamientos tan impuros a esta hora de la tarde. Así que te pido que por favor, Wayta, te detengas

Le escucho carcajearse a través de la videollamada, y no puedo evitar secar el sudor de mi mano libre sobre la tela de mis pantalones. Procedo después a olerme a mí mismo.

Tenía que ser precavido.

—Es que puedes llegar a ser tan tierno y tan tonto al mismo tiempo —se burla.

—Si claro, tan tierno que te estoy dedicando mi hermoso dedo de enmedio solo para ti. Mira, mira —sonrío falsamente. 

—Lucky —pausa y sé lo que viene a continuación—. ¡Que aún no me lo creo! —romper mis tímpanos—. ¡Tienes una cita! ¡¡UNA CITA!! ¡¡Vas a follar!!

—Wattys, quieta. Silencio y sentada —vuelve a reírse—. Hablo en serio. No puedes pretender que me acueste con una chica en la primera cita y que la conozco de hace solo un par de días. La voy a espantar.

—Si no lo hiciste antes, no lo harás ahora—contestó y con su mano hizo el gesto de restarle importancia. Vaya, que ánimos—. Además, ella es mayor me dijiste, ¿o no? Seguro tiene experiencia.

—Si, pero...

—Tu Honey seguro se tira encima de ti y tú que lo has estado deseando siempre de seguro sales huyendo de la impresión —comenta mientras le veo peinarse sus mechones—. Además, es gamer. Posiblemente es este tipo de chica que se ve muy inocente al principio pero luego resulta ser toda una tigresa. En ese caso, te tocó una de las buenas.

—¿Eso crees?

—O fácilmente te tocó una psicópata de doble personalidad.

Pongo cara de póker y ella solo se encoge de hombros. Sus burlas hacia mi persona disminuyen el poco ego que me quedaba.

Y es que ahhh... cómo olvidar el como llegué a esta situación.

Efectivamente, mis señoras y calamares. Tenía una cita con Miel, la chica que conocí hace más o menos una semana.

¿Dónde, cómo y cuándo? ¿Palomitas porque no se lo creen?

Yo tampoco, vale.

Resulta que el día en que todos los chihuahuas se revelaron y Lusho los lideró hacia mí para quitarme su juguetito predilecto, pues la vida misma se descontroló.

Cassie tuvo que auxiliarme y dar por concluida la clase. Me hubiese avergonzado profundamente siendo la primera vez que iba, pero...

¿Qué demonios?

¡Ahí estaba yo desangrándome y necesitaba de atención urgentemente!

Okey, los chihuahuas solo se lanzaron a por mí pero solo recibí un par de rasguños por sus uñas y demasiada baba en mi rostro.

Oki doki, que exageré pero igual.

¡Quería ir al cementerio! Digo al hospital...

Y al cementerio también de paso.

El Lusho es de mi madre Donde viven las historias. Descúbrelo ahora