VII. Hay cambios malos, pero hay otros mucho peores

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Tres años antes...

Así que ahí estaba yo, mirándole fijamente al otro lado de la mesa.

Su expresión era neutra, como si no le importunara para nada mi presencia. Pero yo sabía que lograba ser bastante convincente cuando me lo proponía.

O eso pensaba luego de ver al Inspector Gadget y aprender sus técnicas de intimidación.

Llevé mi mano hacia mi barbilla lampiña. Todavía tenía la piel de un bebé y no necesitaba de cuchillas que me lastimarían tanto como en el futuro

Intenté hacerme el pensativo, deseaba crear alguna reacción en él, pero ni caso. Ni siquiera le importaba que me estuviese muriendo de la curiosidad.

Mala persona.

Quise hablar pero supo interpretar lo que pretendía porque me atraganté con mi propia saliva y comencé a toser.

Eso no había estado en mis planes.

—No.

—Pero...

—Dije que no —negó con simpleza—. No tengo ni la más remota idea.

—¡Venga! —resoplé frustrado y elevé los brazos, para luego cruzarlos—. Un adelantito no más.

—Luck Dicha... que no tengo ni idea de lo que tu madre está planeando hacer —volvió a hablar y fijó su atención nuevamente en el periódico—. Pregúntale cuando llegue.

—Pero es que... ¡Ah, me mueroooooo! —Toqué mi pecho, poniendo cara de intenso dolor—. Creo que es el páncreas, o el intestino. Me estoy muriendo lentamente y te acechará la culpa en las noches cuando pienses que tu hijo se fue de este mundo sin conocer su regalo de cumpleaños.

Papá solo murmuró.

—Sobreviviré.

—¿Cómo?

—Sobrevivirás, tranquilo —Su mano agarró la taza de café y se la llevó a los labios, todavía leyendo las noticias—. Además, de curiosidad no se muere nadie.

Me incorporé indignadísimo.

—Un gato si.

—No seas paranoico —me miró por encima de las hojas—. Fíjate en esto por ejemplo. Tú falleciendo por algo estúpido y en el mundo real se están muriendo personas por cosas más graves.

—¿Cuando te volviste un ser tan moralista o altruista o independentista o como se llame ese sentimiento de impotencia por los demás? —entrecerré los ojos—. ¿No serás un OVNI, o si? ¿Me llevas en tu nave espacial?

Papá chasqueó la lengua.

—Solo digo que aquí, hay una columna dedicada a la extraña muerte de tres jóvenes multimillonarios —comentó mientras leía—. Luego sus padres también murieron. Ahora sólo quedaron sus hermanos mayores.

—Me huele a plan macabro para eliminarlos —deducí pero en ese momento solo pensaba en el hambre que tenía—. ¿Qué más dice?

—A ver: Artículo escrito por un tal @TonyVask.

—¿Arroba Tonie Vaskgh? —le di un mordisco a mi pan imaginario.

¿Qué?

Tenía hambre.

—Ah, no. Toño Vaskitos, el comentarista ese de Marvel que adoras seguir —dijo y yo a sentí para que prosiguiera—. Aquí están los nombres, mira. Lyla Hawk, Lance Gally y Lark Newt.

El Lusho es de mi madre Donde viven las historias. Descúbrelo ahora