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Okheld Rays.

Una fiesta.

Acaban de invitarme a una fiesta.

Iré? No, no quiero.

Pero mi mejor amiga es Summer, y no se va hasta conseguir un si.

Ella no te presiona nunca, bueno, solo a veces. Dice que es momento de divertirnos.

La fiesta es el sábado. Y hoy tengo terapia.

Solo quiero quedarme en casa, viendo televisión o más que seguro leyendo.
Yo creo que ese es un mejor plan que ir a una fiesta lleno de adolescentes sudorosos y ebrios de tanto bailar y beber.

O haciendo otras cosas que no deberian de hacerse en una fiesta llena de personas.

Pero bueno, somos adolescentes, somos rebeldes, hacemos lo que queremos y siempre buscamos estar en contra de los adultos y sus reglas.

Notese el sarcasmo.

Aunque, hay algunos que si son asi, pero porque sufren de falta de atención de parte de sus padres, o porque se sienten mal con ellos mismos.

Dejando la fiesta de un lado, me preparo y bajo a la cocina donde esta mi hermano.

-Hola brillito, ya estas lista? -preguntó-.

Recuerdan que no sé conducir?

-Si, falta un rato aún, podemos pasar por la cafetería?

-Claro, pero primero promete no solo tomar café negro y comer donnas -dijo estirando su meñique hacia mi-.

-Lo prometo, solo si prometes que me llevarás a la biblioteca cada vez que yo quiera -dije juntando mi dedo pequeño con el de él-.

-Oh vamos! Solo te estoy pidiendo esto por un día, no puedo prometer eso, qué tal si estoy ocupado?

-Soy tu hermanita, siempre tendrás tiempo para mi -dije yendo hacia la camioneta-.

-Esto es injusto, sabias? -se quejó-.

-La vida es injusta, marcianito.

-Ajá, si si, como digas -dice soltando otras palabras por lo bajo que no logro entender-.

•••

Cuando llegamos a la cafetería, pedimos para llevar para que no se hiciera tarde.

Adivinen que pidió.

Si, café negro y donnas.

Me lo trajo para que no me ponga de mal humor antes de ir a terapia. Según él.

-La próxima te sorprenderé, y te gustará tanto que te olvidarás que existe el café negro y aburrido -me dijo-.

-No creo que lo olvide, pero quiero ver tu intento.

-Oye eres mala -dijo arrugando sus cejas-.

-No soy mala, cállate.

-Si, si lo eres, al menos conmigo si.

-No soy mala con nadie, solo cierra la boca y vamonos.

Alsó una ceja.

-Qué? -pregunté-.

-Por... -cortó la palabra para que yo la siguiera-.

Baby, Let Me Distract YouDonde viven las historias. Descúbrelo ahora