-Sabía que esto era mala idea...- Dijo Tania mientras corría junto a Dahana buscando un lugar para refugiarse de la lluvia de balas que las perseguía.
-Soy una persona normal...- Dahana jaló a su compañera para que se metiera en una tienda de ropa, la cual tenía los vidrios rotos. -No veo el porque no debería de salir a comprar un maldito café al centro comercial.-
-Eres de todo menos normal.- Tania sacó dos pistolas y se la entregó a Dahana mientras ella preparaba su bate.
El día había empezado bien y se había mantenido tranquila para ambas hasta ahora.
Dahana había tenido la brillante idea de ir a comprar un café en el centro comercial que se encontraba cerca de la oficina central de la UESI y esa había sido una pésima decisión ya que, no contaban con que un escuadrón de la empresa rival las estaba siguiendo y comenzaría a atacarlas justo allí sin importarles armar un escándalo que involucrara civiles.
Los disparos habían alertado y asustado a la mayoría de personas que se encontraban disfrutando del lugar y gracias a la policía y su rápido actuar habían evacuado a todos brindándole a los asesinos y a las chicas un escenario perfecto para arreglar sus asuntos sin preocuparse por nada más.
Una nueva lluvia de balas se extendió por donde se encontraban las chicas hiriendo a Dahana.
-Mierda.- Dahana se arrancó la bala incrustada en su brazo. -Este día no podía ir peor.-
Tania sonrió de medio lado y alzó su bate.
-Es hora de divertirse.-
-Eso mismo digo.-Agregó Dahana mientras se hacía un vendaje improvisado para detener el sangrado de su herida.
Ambas jóvenes se sonrieron antes de salir cada una por una lado dispuestas a acabar con aquel grupo que había arruinado no solo su día, sino el de varias personas que no tenían nada que ver con todo el asunto.
-¡Por la izquierda!- Gritó un miembro del grupo.
-¡Hay otra por la derecha!-
-Hola...- Tania apareció frente al último hombre que había gritado y con un movimiento rápido le reventó el cráneo manchando las prendas de ropa que se encontraban a su lado. -Ups... Creo que debí de decir "adiós".-
-¡Imbécil muere!-
El compañero del joven que Tania acaba de asesinar comenzó a dispararle.
-Pero que estúpido.- Tania giró dando una patada que derribó a su atacante. -Las balas no pueden dañarme.-
-Pero a tú amiga sí...- El hombre apuntó por detrás de Tania pero esta no lo dejó presionar el gatillo ya que acabó matándolo con la misma facilidad que el anterior.
Por su lado, Dahana había logrado terminar con tres, pero a diferencia que su compañera ella había obtenido un segundo rasguño de bala en la mejilla.
-Esto es horrible.- Dahana giró apartándose del cuchillo que iba en su dirección con intención de acabar con su vida. -Odio estar tan vulnerable.- Sin esperar que su atacante volviera a hacer un movimiento apuntó con su pistola y disparó una sola vez, consiente de que daría en el blanco.
-¿Sigues viva?- Tania apareció junto a Dahana e hizo una mueca divertida. -Ya veo que sí.-
-Soy la líder de la UESI.- Protestó Dahana de mal humor. -Un patético escuadrón no puede acabar conmigo.-
-Sin embargo lograron herirte.- Tania tomó el brazo de su compañera y luego de unos segundos lo dejó como nuevo.
-No era necesario.- Dahana apartó su brazo bruscamente y volvió a alistarse, sabía que aún no terminaban.
-Y sigo diciendo que un "gracias" es más que suficiente.-
-Gracias.- Dijo Dahana secamente. -¿Contenta?-
-Sí, pero vaya...- Tania le revolvió el cabello a Dahana. -Alguien anda de un humor de perros.-
-Primero me atacan de la nada, luego me disparan en un brazo y en la mejilla, y lo peor es que aún no he tomado mi café... Estoy furiosa, necesito mi cafeína diaria joder, ¿es mucho pedir?-
-Al parecer sí.- Tania olfateó el aire y luego pegó a Dahana contra la pared sirviéndole de escudo para que las balas que venían en su dirección no le dieran. -Prepárate para disparar.-
-No me digas que hacer.- Dahana alistó sus armas y por los costados de su compañera disparó tal y como esta había indicado.
-Voy a quitarme a la cuenta de tres, cuando lo haga agáchate, yo me encargaré de molerlos bien.-
-Ya te dije que no me digas que hacer.- Protestó Dahana consiente de que obedecería lo que Tania le acaba de decir solo porque era la mejor opción.
-Uno...- Tania hizo una mueca, era verdad que las balas no la herían pero eso no quitaba el hecho de que al momento de que se impactaban contra su cuerpo le causaban dolor.
-Dos...- Dahana se limpió el sudor que le escurría.
-Dije a mi cuenta.-
-Bien.- Dahana se contuvo para no soltar una leve risa ante la actitud infantil de Tania.
-Dos...- Tania se apartó un poco y bajó su mano para tomar su bate. -Tres...-
Dahana se agachó y observó como las balas pasaban sobre su cabeza mientras Tania saltaba sobre los francotiradores que seguían disparando.
Pasaron unos cuantos minutos ates de que todo estuviera sumido por un silencio sepulcral que indicaba que ya no había amenaza por la cual preocuparse ya que, acaba de ser erradicada.
-Tenemos que arreglar este desastre.- Tania observó la catástrofe a su alrededor, montones de maniquíes destrozados, vidrios y tiendas hechas pedazos, mercancía arruinada por la sangre, lamparas titilantes a causa de las balas, azulejos rotos...
-Mandaré un escuadrón de reparo, y también uno para que se encargue de los cuerpos.- Dahana se levantó y se sacudió el polvo de su ropa. -Por ahora ya hemos terminado aquí.-
La joven comenzó a caminar hacia la salida del establecimiento y Tania no tuvo más remedio que seguirla.
-¿A dónde vamos?-
Dhana arrugó la nariz.
-Volvemos al trabajo, no quiero tener que afrontar nuevamente un circo como este solo por un maldito café.-
-Harías mil locuras y volverías a pasar por un circo así solo por un café.- Se burló Tania. -Ahora vamos, hay un lugar mejor al que podemos ir antes de volver a la base.-
-¿Enserio?- Dahana estaba verdaderamente enfunfurruñada. -¿Dónde es?-
-Tú solo ven...- Tania tomó una de las manos de Dahana y comenzó a guiarla por un mar de callejones hasta que finalmente se detuvieron frente a un pequeño local rústico del cual florecía un delicioso aroma.
Era una pequeña casa, más parecida a una bodega, las paredes eran de piedra con algunas flores y enredaderas mezclándose entre ellas, la puerta y el marco de las ventanas eran de madera de pino y los vidrios tenían un ligero rose de polvo que les daba ese aura de misterio, sobre el techo de tejas colgaban flores y ramas de los árboles sembrados junto al lugar, miles de pétalos caían sobre el suelo llenándolo de vida, sin embargo lo más llamativo era el interior, lleno de mesas, sillones, almohadas, libros y comida. Sin duda era un rincón acogedor, especial y único para todos aquellos que lograban encontrarlo.
-Eso es...- Los ojos de Dahana se iluminaron e incluso su rostro recuperó algo de la felicidad y alegría que había perdido durante el combate.
-Así es.- Tania dio un pequeño salto para pararse frente a la entrada del lugar. -Bienvenida a la hoja en blanco, una de las mejores cafeterías del mundo, según yo, además de mi segundo lugar favorito en todo Melien.-
Dahana parpadeó.
-¿Por qué estamos aquí?-
-¿No es obvio?- Tania volvió a jalarla para introducirla en el local. -Vinimos por un café, tú café.-
ESTÁS LEYENDO
ND Una danza de asesinas
Teen Fiction"-Ella solo te está ocupando, así que, déjame ofrecerte un trato... Trabaja para mí y todos tus crímenes serán perdonados, no solo tendrás la protección de la UESI sino también la mía.- -Ajá... ¿Yo para qué mierda quiero trabajar para una mocosa mim...