Trabajo, sangre, mafia, familia

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Tania caminó tranquila todo el camino de vuelta a casa, nuevamente la oscuridad estaba apoderándose de la ciudad y eso significaba que le quedaba poco para que su trabajo diera comienzo. Cuando llegó se topó con su compañera charlando con una joven en la sala.

-Oh Tania.- Emma la saludó alegremente con una mano. -¿Dónde estabas? La maestra estaba preocupada por ti.-

Tania arrugó la nariz al escuchar la mención de Valeska.

-Pues haciendo nada de hecho, aunque... Conseguí un nuevo trabajo.-

-¿De verdad?- Emma había dejado de prestarle toda su atención.

-Sip.- Tania se metió a la cocina y buscó algo que comer antes de irse de nuevo. -En la UESI, soy guardaespaldas de una mocosa.-

-Ajá...- Emma definitivamente ya no estaba prestando atención.

-Bueno, en fin, mi turno comienza en unas horas, no me esperes ver en casa durante unos días.- Tania sacó un paquete de galletas y papitas, luego salió de la cocina con destino a su cuarto.

-Oye Tania.- Emma la llamó. -¿No quieres jugar con Ener y conmigo?-

Tania sonrió, de verdad su compañera la había ignorado por completo, al menos eso era bueno.

-Creo que paso.-Tania alzó la comida que llevaba. -Tengo cosas que hacer.-

-Bien.- Emma volvió a centrarse en la partida del juego de mesa.

-¿De verdad no quieres jugar?- Ener jugueteó con sus mechones de cabello rubio y miró a Tania con sus hermosos ojos azules de forma suplicante. -Será divertido...-

-No, este... Verás, yo, tengo que ir... Así que, nos vemos.- Tania subió rápidamente evitando las siguientes palabras que Ener dijo, desde que aquella chica se había "enamorado" de ella las cosas eran incómodas, Tania renegaba del amor, todo aquello que tuviera algo que ver era brutalmente tóxico para ella, o eso quería imaginar.

Una vez que llegó a su cuarto Tania hizo una pequeña maleta y se cambió para irse.

-Asegúrate de ponerle seguro a la puerta.- Minerva apareció en el marco de la ventana.

-Listo, ahora quítate que se me hace tarde.- Tania se acomodó la capucha de su sudadera.

-Eres terrible.- Minerva volvió a su forma de búho y se perdió en la noche.

Tania echó un último vistazo a su recámara antes de saltar y huir en la oscuridad.


[...]

Dahana estaba furiosa, furiosa, herida y terriblemente agotada, sus piernas apenas y podían sostenerla y sentía que cada vez su vista se nublaba más, cada paso que daba era más lento que el anterior y si seguía así no aguantaría mucho más.

Estaba por girar en una esquina cuando la tomaron del pelo derribándola.

La joven soltó un grito ahogado antes de que su cuerpo chocara contra el pavimento haciendo crujir algunos de sus huesos en señal de que habían sido rotos. Una ola de dolor le recorrió el cuerpo cuando intentó moverse, ya no podía, estaba acabada.

El sujeto que la había derribado se acercó a ella y le apuntó con una pistola, Dahana sentía un terrible dolor en la cabeza y estaba tan frustrada que incluso llegó a pensar en decirle a el hombre que se apurara a disparar.

-Pero que débil...- El hombre hizo una mueca divertido.

-Pero que idiota.-

Dahana sonrió justo cuando una bala cotaba el aire atravesando la cabeza del sujeto quien cayó muerto.

ND Una danza de asesinasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora