Volví...

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Cuando Dahana recuperó la visión por segunda vez lo primero que sintió fue miedo, miedo a seguir en aquel lugar terrible y haber sido sometida a los abusos por parte de aquellos hombres, lo segundo fue confusión.

La luz que iluminaba todo a su alrededor daba a entender que ya no estaba en el mismo lugar, con sumo cuidado echó un rápido vistazo a su alrededor y casi soltó un grito de alegría al notar que se encontraba en un lugar conocido, estaba bien, estaba a salvo.

Ese techo lo conocía perfectamente, esas cortinas, los muebles, la decoración, incluso la manta con la que estaba abrigada, era su cuarto... ¿Cómo había llegado allí? No tenía ni idea, pero en esos momentos y pese a no creer en ningún dios se puso a dar gracias a todos los seres supremos y poderosos que conocía.

-Oh vaya...- R apareció en su campo de visión, iba vestida como siempre, gabardina gris larga, pantalones oscuros, botas negras altas, guantes del mismo color, una gargantilla plateada y el cabello suelto sujetado detrás por dos palillos con punta afilada. -Despertaste.-

Dahana no pudo más, se echó a llorar mientras se levantaba y se abalanzaba a los brazos de R como una niña pequeña que buscaba la protección de su mamá.

-¡R! Eres tú... Realmente eres tú.-

R parpadeó confundida antes de corresponder el abrazo y darle unas suaves palmadas en la espalda a su líder.

-Sí, soy yo... Al menos eso creo.-

-R cariño, ¿no viste dónde dejaron la medicina de...?- Charlotte se cortó al ver a su novia y a Dahana. -Está despierta...-

-Lo está.- R se separó de la joven dejándole espacio a Charlotte quién no dudó en correr a ver a Dahana y comprobar que estaba bien, tal y como haría una mamá preocupada.

-¿Te sientes bien? ¿No tienes fiebre?- Charlotte tocó la frente de Dahana y luego negó con la cabeza. -Debes descansar, no tienes heridas críticas pero...-

-Lotty...-Advirtió R intentando controlar a Charlotte.

-Tranquila.- Dahana también abrazó a su secretaria quien soltó un suspiro sorprendida. -Estoy bien, gracias a ustedes.-

Charlotte sonrió y al igual que R no dudó en corresponder el abrazo estrujando a Dahana.

-Estaba muy preocupada, cuando R me llamó fui lo más rápido posible pero luego...- Charlotte cerró sus ojos y se aferró más a Dahana como si temiera que esta fuese a desaparecer. -No te encontramos, y...-

-Ya pasó.- Dahana sonrió un poco, era lindo ver que varias personas se preocupaban por ella.

-Esto es extraño.- Charlotte acarició con suavidad los mechones de cabello de Dahana. -Se supone que nosotras seamos quienes te reconfortemos y no viceversa.-

-No hay problema con eso.- Dahana se separó de Charlotte poniendo fin al abrazo. -Pero... ¿Qué pasó? Digo, ¿todos están bien? ¿Cuántas bajas tuvimos? ¿Cómo me encontraron?-

-Despacio, despacio.- R se levantó de la cama y se sentó en un sofá frente a las chicas. -Una cosa a la vez.-

-¿Dónde está Tania?- Soltó de pronto Dahana, quien notaba extraño que su compañera no estuviese allí... Junto a ella.

Charlotte y R intercambiaron miradas cómplices que activaron las alarmas en Dahana.

-Ella... ¿Está bien?-

-Como dije...- R se sacó los guantes y los guardó en uno de sus bolsillos. -Una cosa a la vez.-

-Ella...- Charlotte tomó las manos de Dahana e intentó sonreír más no lo logró. -Está bien físicamente pero... Emocionalmente es un desastre.-

ND Una danza de asesinasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora