Universidad Hogwarts

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•Harry•

Ahh San Valentín, el día del amor, un día hermoso para pasarlo con tu pareja y demostrarle tu gran aprecio.

Ese no era mi caso, claramente. Luego de almorzar, fui hacia mi florería favorita y luego de elegir unas cuantas flores, cuyos significados eran diferentes, me dirigí a la casa de mi novia.

Mientras caminaba me puse a pensar en las palabras del amable señor Ollivanders. "-Su pareja es muy afortunada jovencito, estás flores son verdaderamente hermosas, y sus significados también-" Yo sonreí y le agradecí.

Tal vez tenía razón, durante el viaje dejé de pensar en mí como "El hijo obeso de los modelos más famosos del mundo" y me imaginé como Harry, solo Harry.

Mi familia me había presentado a Cho en una cena, pero ella fue quién semanas después aceptó intentar algo conmigo. Y quería creer que era porque veía algo en mí. Así que decidí, empezar a empeñarme en nuestra... ¿Relación?

Llegué a la imponente casa perteneciente a los Chang, y toqué el timbre. Uno de los tantos sirvientes abrió la puerta y me miró con lástima. Tal vez él sabía que mi novia no me había mandado ni un mensaje por ser el día de los enamorados.

Le agradecí mientras subía las escaleras a la habitación de Cho. La puerta estaba entreabierta así que la empujé con mi pie sonriendo para darle la sorpresa.

Quedé estático al ver la escena, ahora entendía porque el sirviente me miraba con lástima. Frente a mí un chico que no reconocí, estaba dándole grandes y profundas estocadas a mi... a Cho.

Para no molestarles, pegué la vuelta y salí de allí enojado conmigo y con el mundo en general.

Al bajar las escaleras le di el ramo de flores a una mujer que pasaba por allí y luego le dije que le diera un mensaje a Cho, que yo había ido, que lo que teníamos había terminado y no quería volver a verla por tiempo indefinido.

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Hacía un buen rato que había huido de esa casa, la verdad no me dolía que la que se supone que era mi novia me engañará, lo que me molestaba era que yo me había ilusionado.

Idiota, claramente fui un idiota, ella había aceptado estar conmigo solo por la "fama", era claro, yo no le gustaba ni por asomó.

Miré el tulipán blanco que saqué del ramo. En el lenguaje de las flores regalar tulipanes es como decir "Te prometo un amor sincero" y los blancos, aparte significaban pureza y paz. Por eso había elegido un tulipán blanco, porque era una promesa que le hacía, que estuviera en paz, con el tiempo la iba a amar. O al menos lo iba a intentar.

Por eso lo quité del ramo, ya no necesitaba prometerle nada a nadie.

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Luego de caminar sin dirección durante mucho tiempo, me di cuenta de que no tenía idea de donde estaba, no tenía mi celular y el dinero no me alcanzaba para tomar un taxi.

A medida que seguía avanzando notaba que las casas no eran tan costosas y que los locales eran simples tiendas de segunda mano. Todo era muy cálido y hogareño por allí.

Una especie de cafetería llamó mi atención, no había tanta gente, en su mayoría eran parejas besándose, decidí entrar a pedir un jugo de naranja y preguntar donde me encontraba. O si me podían prestar un teléfono, lo que sea primero.

Cuando abrí la puerta una campanilla sonó y me hizo mucha gracia eso, pensaba que sólo en las películas antiguas sucedía tal cosa. Pero al mirar todo el lugar, tenía sentido, ya que estaba ambientado como una cafetería de los 80's o 90's.