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Harry•

Alguien tocó timbre, me resultó extraño, era pasada la medianoche, bueno, también es sábado, la gente normal sale de fiesta un sábado, no se queda en su casa a mirar una maratón de Tom y Jerry.

Riendo por mis propios pensamientos me dirigí a la puerta, dudé un segundo antes de abrir, estaba sólo en casa...

Miré por la ventana, me sentía un espía, uno de los estupidos, ya que la ventana queda junto a la puerta y la persona que estaba fuera podía verme.

Pero sólo era Draco, y vaya... que bien se ve, el traje hecho a la medida que lleva puesto resalta su cuerpo en los lugares apropiados...

Abrí sonriendo, pero borré mi sonrisa al sentir el golpe en mi mandíbula, aunque no fue doloroso, sino que... me sorprendió.

—¡Ja!— Exclamó el chico desde el suelo, se había caído por el impulso de golpearme.— Te dije... que... te la debolverrriaa....

Nah, se cayó por lo ebrio que estaba, demasiado ebrio, mucho más que demasiado... ¿Me explico no?

Sin saber que hacer, sólo lo observé unos minutos, analizandolo, el traje se ve muy costoso, está peinado con gel, y tiene una botella de cerveza vacía en una mano...

El rubio me había contado que no bebía, si está fue su primera vez, dudo que vuelva a hacerlo en un buen tiempo.

Además de su aspecto terriblemente raro, se ve en su rostro la tristeza, no es la misma de siempre, es una tristeza más profunda, es el rostro de alguien que descubrió que ya no hay vuelta atrás, y que lo único que falta por hacer es terminar de caer, en seco, contra el piso de material, y que se rompan todos los sueños que tanto cuidaba.

Se levantó, no sé de dónde junto fuerzas, pero lo hizo, y comenzó a reír, con sus ojos nublados.

Dijo: ¿Sabes? Vengo de mi despedida de soltero.

Mientras se quitaba el saco azul, torpemente, y comenzaba a desgarrarlo, lo rompía, lo tiraba, le hacía nudos, rabioso, se descargaba contra él.

Dijo: Mi querida abuela es la dueña de una empresa petrolera, y como tiene la plata, arregló mi matrimonio con Nott.

Arrastraba las palabras, algunas letras no las pronunciaba bien, pero le entendí, cada oración, y sentí, lo que él estaba sintiendo. Dolor.

Arrancó su camisa, no le importó romperla, aún así lo hizo, y luego la rompió, en partes más pequeñas.

Y gritó, con la fuerza de un trueno, en sus ojos nublados comenzaba a formarse una tormenta.

En sus gritos me dijo todo, absolutamente todo, no le faltó ni un detalle.

Cuando él tenía siete años, su madre se peleó con su abuela y se fue lejos de ella, ya que la mujer quería criar a Draco enseñándole todo sobre la empresa, su madre quería que estuviera una vida normal.

Y vivieron felices, con lo justo para cada día, pero felices de tenerse el uno al otro, eso hasta que su madre enfermó, culpa del cáncer.

Eso fue cuando Draco tenía dieciocho años, pero la mujer le ocultó la verdad, ya que ella no quería que su hijo gaste todos los ahorros para su universidad, sabía que ya era demasiado tarde.

Pero un día Draco la encuentra a su madre, estaba desmayada, la lleva al hospital, le dicen el diagnóstico y que para salvarla ya es muy tarde, pero le comentan de un tratamiento que puede darle unos meses. El tratamiento es muy caro, el chico va a visitar a su abuela.

Universidad HogwartsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora