10. 𝓓𝓮𝓼𝓬𝓸𝓷𝓸𝓬𝓲𝓭𝓸𝓼

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Can I Be Him - James Arthur

—AXEL—

Ya había pasado una semana desde que vi a Flor, debo admitir que ese último encuentro con la pelirroja me habia dejado pensativo, aún recuerdo el inmenso impulso de rosar sus pequeños labios con los míos, cosa que me reprocho hasta la fecha no entiendo como pude querer hacer eso. Aun siento lo cómodo que me sentí cuando ella tuvo el atrevimiento de abrazarme, debo admitir que hace mucho nadie me abrazaba... recuerdo tambien detallar su fino rostro tan cerca del mío, recuerdo el sentimiento de no querer soltarla, y el tonto y raro sentimiento cuando se separó de mi dejándome frio sin su tacto. Y me sigo reprochando todo eso, era muy bonita es todo. 

Mi cabeza le da vueltas al asunto, pero se me es difícil de creer o aceptar. Ella me salvo cuando no quería ser salvado. Y no era su intención... porque ella no sabía lo que quería. Pero lo hizo. Bajo dejando mis absurdos pensamientos a un lado encontrándome a mi madre en la cocina, está cantando una canción mientras se mueve delicadamente por la isla de la cocina sacándome una sonrisa.

—Hola mama. — digo haciendo que parara en seco y yo le dedico una pequeña sonrisa. Era un alivio a mi corazon verla sonreir.

—Hola hijo ¿Cómo te sientes? 

—Bien, iba a ir al parque, para fotografiar y eso — ella me quedo viendo detalladamente y yo suspire — tengo un trabajo de fin de año y yo...

Pero antes de terminar la oración ella se acercó a mi abrazándome tan fuerte como pudo, oí un sollozo de parte de ella, al instante me senti agustiado hacia mucho no tenia y evitaba estos afectos con ella, pero si aquella vez Flor pudo abrazarme... ¿Porque mi madre no? fue esa pregunta lo que me hizo abrasarla de la misma manera. Extrañaba sus abrazos... la separe de mí y limpie sus lágrimas dándole una pequeña sonrisa.

Desde lo ocurrido no le habia dicho  mas de dos palabras a mi mama. Y por eso entendia perfectamente su emocion y nostalgia.

—Yo... lo siento. — ella negó dándome una sonrisa.

—Juntos cariño... eres lo mas preciado que tengo, te amo.

Yo asentí tragando mis ganas de llorar abrasándola de nuevo, solo nos teníamos el uno al otro, cosa que no quería aceptar desde... desde todo lo que paso, era hora de dejar de pagar los platos rotos con la persona que más me ama y apoya en el mundo. Mi madre. Después de estar un rato abrazados me despedí de ella saliendo por la puerta principal dejando salir un largo suspiro, me sentía más liviano y mejor. Era un momento de tranquilidad el cual disfrutaba y como quería mantener ese momento de tranquilidad me dirigí a aquella colina donde hace ya un mes me encontraba al borde de la muerte, la cual no llego gracias a...

Dios ¿Puedes salir de mi cabeza un maldito minuto?

Subo hacia la colina y me siento en el verde prado mirando hacia el cielo, es de tarde, pero la luna se comenzaba a asomar en el cielo, el aire fresco topo mi rostro haciendo que me acostara completamente. Y justamente cuando iba a cerrar los ojos la misma voz sonó como si fuera el propio deja vu.

—¿Trataras de morir otra vez? — me senté rápidamente para voltear a ver la silueta de la pelirroja detrás de mí con una libreta y su pelo recogido.

¿Qué hace acá? Esto tenia que ser una broma de mal gusto en estos momentos.

—¿Esto es una especie de deja vu? — dije y ella sonrió tan despreocupada y se acerco para sentarse a mi lado viendo al horizonte. — ¿Por qué estas acá?

Dije viendo su perfil de ojos cerrados respirando el fresco aire. Y así con sus ojos cerrados me respondió.

—Desde que encontré este lugar vengo acá para mantener mi tranquilidad, es solitario y bueno... al parecer me ayuda a escribir — sonrió y abrió sus ojos para luego mirarme y sus ojos color esmeralda me miraron directamente haciendo contacto con los míos. Desvié mi vista al frente, inclinándome hacia a tras apoyándome sobre mis manos.

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⏰ Última actualización: Nov 12, 2023 ⏰

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Hasta que las estrellas dejen de brillar [PROCESO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora