LA VERDAD DUELE

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MICHELE

Andando por la orilla de la playa cogido de la mano de mi Cenicienta, mientras las nubes dejaban ver tímidamente una luna que nos daba un poco de luz dentro de la oscuridad, su cara todavía había reflejo del dolor de haberse enterado que el demonio que tiene como tío le arrebató a sus padres, aunque disimulada veía como secaba con su mano las lágrimas que resbalaban por sus mejillas y sus ojos esos ojos que cambian de color, y que me tienen locamente enamorado ahora lucen tristes y apagados. Me pare para rodearla entre mis brazos.

-Por favor Edda no disimules conmigo, mi vida se que estás rota, si quieres llorar, llora, si quieres gritar, grita, patalea, haz berrinches... Yo voy a estar a tu lado, contigo, para llorar, para gritar o hacer berrinches. Pero Cenicienta no me lo ocultes tus sentimientos.

Edda rompió a llorar sobre mi pecho, preguntándose Por qué? Por qué los mató? Por qué los odiaba tanto?

Me duele en el alma no tener respuesta a sus preguntas para poder aliviar su dolor aunque sea solo un poco. Nos sentamos en la arena y la cogí como un bebé. Se me rompe el alma y el corazón de ver sus hermosos ojos bañados en la lágrimas.

-Lo importante es que ahora sabes la verdad. Y que ese cabrón va a pagar por lo que hizo.

-Aún así no me quedo tranquila Michele. Creo que voy a decirle al detective que siga investigando haber que más puede averiguar.

-Estoy de acuerdo contigo. Solo quiero que lo tomes con calma, y te prepares mentalmente para lo que pueda averiguar.

Me senté en la arena y Edda se respaldaba en mí. Estábamos en silencio escuchando las olas del mar.

-Y cuando te vas a mudar? Se lo vas a decir a los abuelos?

-Michele! Amor! Respira!
Cuando lleguemos a Roma ya veremos cómo lo hacemos y claro que se lo voy a decir a mis abuelos. Espera, espera... Has dicho a los abuelos??

-Si. Ellos me dijeron que también son mis abuelos o como dice en valenciano "els iaios".

-Aprendes rápido Michele Morrone!

-Si, molt ràpid xiqueta! (Si, muy rápido niña)

Coincidimos con Vera y Lucca en la entrada de casa que venían del pueblo. Cada pareja se fue a su habitación. Una hora más tarde yo me quedé dormido. El ruido de alguien lanzándose al agua me despertó. Me di la vuelta y vi que Edda no estaba a mi lado en la cama. Salí a la terraza y vi en la piscina con todas las luces apagadas. Decidí cambiarme de ropa y bajar con ella. Cuando llegue ella estaba sentada en el sofá del jardín envuelta con una toalla con las piernas cruzadas como un indio sujetando en ellas el baúl que tenía las letras grabadas que tenía en su habitación con la única luz muy tenue de unas pequeñas luces que colgaban en el árbol.

-Mi vida que haces aquí sola?

-No podía dormir. Sigo muy nerviosa con todo lo que ha pasado.

-Y ese baúl?

-Es mi baúl de mis tesoros.

-Me los enseñas?

Abrió el cofre y dentro habían muchas objetos.

-Estos son los zapatitos con los que di mis primeros pasos, esta es la foto de ese día. _en la foto salía Edda con su madre en un jardín, con una casa muy grande detrás de ellas_

DESTINO O CASUALIDADDonde viven las historias. Descúbrelo ahora