UN CUMPLEAÑOS PARA UNA PICCOLA PRINCIPESSA

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MICHELE

En unos días es el cumpleaños de Bella. Mi pequeña cumple 3 años.

Me siento realmente mal por no haber compartido tantas cosas con ella y Edda. Pero pienso cumplir cada deseo de mi pequeña para que este cumpleaños sea especial para ella.

Durante todo el tiempo que llevo aquí en el hotel y en el centro de rehabilitación, he avanzado mucho; incluso ya he podido ponerme de pie, aunque todavía me cuesta y me duele mucho al hacerlo.

Estaba sentado en la terraza del hotel con Lucca. Él hablaba sobre algo de Vera, pero la verdad no le prestaba atención; mis pensamientos estaban en el cumpleaños de mi hija.

Mi hija. Qué bonito suena eso.

—¡Michele! ¡Eeeooo! ¡Michele! Joder, tío, ¿me escuchas?

—¿Qué? ¿Decías algo? —le pregunté, aún con mis pensamientos en otra parte.

—Sí. Te hablaba sobre la propuesta de matrimonio que le quiero hacer a Vera.

—¡Vaya! No sabía que tuvieras los huevos para hacerlo, pero ya era hora, amigo.

—¿Crees que ella me dirá que sí? —me preguntó, un poco preocupado o más bien acojonado.

—Eso espero, si no, será insoportable aguantarte —dije riendo.

—Ja ja. Capullo.

—¡MikiMik! ¡MikiMik!

Escuché la voz de mi pequeña gritar. Vino corriendo hacia mí, se subió a mis piernas, se enganchó a mi cuello y me dio un tierno beso.

—¡Hola, princesa! ¿Cómo te ha ido en el cole?

—¡Ya sé sumar! Mira: 2 + 2 igual a 4 —me dijo gesticulando con sus pequeñas manitas.

—¡Muy bien! Eres una niña muy lista. ¿Dónde está mamá?

—Mamá está con mi tía Vera. Me ha dicho que puedo comer un gelato —me enamora cómo habla, trabándose con las palabras.

—Está bien. Vamos a pedir un helado.

Un camarero se acercó a nosotros, y Bella le pidió un helado como si fuera ya una mujer adulta. Lucca y yo nos reímos por la carita de seriedad que ponía mientras hacía su pedido. Cuando le quedaba algo menos de la mitad de su helado de stracciatella, llegaron Vera y Edda.

—Bella, ¿por qué estás comiendo helado? —le preguntó con un tono que yo diría de enfado.

—Mami, MikiMik me ha dejado pedir el helado, ¿a que sí? —me dijo mirándome y haciendo carita de niña buena.

—Yoo... Ehhh... —no sabía qué decir—. Ella me dijo que tú le habías dejado.

—Chivato —dijo acercándose a mí.

Todos empezamos a reír a carcajadas. Lo que no se le ocurra a esta niña...

Más tarde, Lucca y Vera se llevaron a la pequeña a cenar a un restaurante de comida rápida. A Edda no le hacía gracia que la niña comiera ese tipo de comida, pero sus tíos insistieron tanto que al final cedió. Y yo, bueno, después de la metedura de pata que hice con el tema del helado, calladito me veía más guapo y no iba a hablar más del tema.

—Este sábado es el cumpleaños de Bella, y había pensado en hacerle una pequeña fiesta con sus amiguitos del cole.

Mis ojos se apartaron de ella; las lágrimas picaban en mis ojos, y yo luchaba por no derramarlas.

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⏰ Última actualización: Sep 08 ⏰

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