BUSCANDO SOLUCIONES EN POSITANO

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EDDA

-Quieres que te ayude a vestirte amor.

-Tranquilo Michele me encuentro mejor. _me rodeó con sus brazos y me acercó a él_ Edda me he asustado mucho cuando te has desmayado, no quiero perderte por nada del mundo, te amo muñeca.

-Te amo, te amo. _le di un pequeño beso_ Pero no quiero involucrarte en esta historia mi amor.

-Eres mi novia y tus historias como tú dices son mis historias.

-Pero Michele...

-Pero nada Edda. Ven vamos a vestirte, y nos vamos a Positano. Vera se encargado de preparar ropa para tí, ella y Lucca también van a venir.

No pude negarme, y mucho menos resistirme a que Michele me vistiera como a una muñeca de juguete. La verdad fue divertido.

-Pero está ropa nones mía!

-Lo se la he pedido para tí.

-Me encanta, tienes muy buen gusto. Hasta la ropa interior?? _le dije sonriendo y cogiéndole por el cuello_

- Obvio muñeca en eso es lo que más me costó decidirme, por eso escogí unos cuantos conjuntos. Todavía quedan un par de cosas más.

Me dió una caja, la abrí, y dentro habían unas Convers y una mochila de Guess. Me encanto y el outfit al completo quedaba espectacular.

Michele termino de vestirse y le ayudé a preparar su maleta para esta semana. Cuando estábamos listos cogimos el coche recogimos a Vera y Lucca y nos pusimos en marcha a Positano. Unas cuatro horas después y 280 kilómetros recorridos llegamos.

POSITANO

Un pueblo pequeño pero sumamente encantador, está situado en un acantilado, Michele dijo que sólo vivían unas 3.500 personas. Todo el lugar tiene vistas al golfo de Palermo, en la costa Amalfitana. Sus calles son empinadas y estrechas, repletas de tiendas, cafetería y restaurantes.

La villa de la familia de Michele estaba un poco apartada del centro del pueblo. Pero llegabas en 10 minutos andando. Rodeada de naturaleza, con vistas al mar y una gran piscina. La decoración era muy extrema, la casa era rústica de piedra pero toda la decoración era moderna. Michele y yo nos instalamos en su habitación, y nuestros amigos en la habitación de invitados, era posible que si las hermanas de Michele se enteraban que que estábamos allí vinieran de visita.

LA VILLA

-Que hambre! _dijo Vera_

-Si yo también tengo hambre. Creo que mis tripas rugen. _nos reímos las dos_

-Vamos al pueblo comemos en algún restaurante y luego hacemos algunas compras para casa.

-Buena idea! Pero vámonos ya o me moriré.

DESTINO O CASUALIDADDonde viven las historias. Descúbrelo ahora